La presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen.EFE
Es probable que a la Fed le preocupe que los mercados reciban una señal equivocada si no sube los tipos de interés este año.
Tampoco puede hacer mucho al respecto. Tras su última reunión, las autoridades de la Fed decidieron dejar los tipos en un nivel cercano al cero, aunque también dejaron claro que no descartan decidir una subida en la última reunión del año.
De hecho, apuntaron al encuentro de diciembre como un momento en el que plantearse una revisión. La idea de que este sería el año en el que subieran los tipos tras un parón de siete años forma ya parte de los comunicados de la Fed. Casi dos tercios de los economistas que han participado en el último sondeo mensual de The Wall Street Journal todavía creen que la Fed subirá su rango objetivo de tipos a un día en un cuarto de punto en diciembre. Pero, aunque la declaración del miércoles de la Fed parece pertenecer a la línea más dura, los inversores creen que hay pocas posibilidades de un próximo aumento de tipos debido a los datos económicos. El decepcionante informe de empleo del mes pasado y el menor nivel de gasto en bienes de consumo no perecederos hacen pensar que la economía de EEUU está en una situación más delicada de lo que en principio había planteado la Fed. Además, la fortaleza del dólar ha provocado una caída de los precios de las materias primas y de los productos importados, lo que ha pesado en los precios al consumo. Por tanto, las perspectivas de que la inflación llegue a alcanzar el objetivo de la Fed del 2% parecen más lejanas de lo que se esperaba.
Cabe la posibilidad de que los datos económicos mejoren de aquí a que se celebre la próxima reunión de la Fed en diciembre y de que el deseo de la entidad de subir los tipos este año se haga realidad. Teniendo en cuenta los decepcionantes datos trimestrales que han registrado en las últimas semanas muchas multinacionales y otras compañías con exposición en el extranjero, es probable que el repunte tarde en llegar. En ese caso, la Fed tendrá que esperar.
Pero eso podría dar lugar a problemas para el Banco Central. Primero está el problema de credibilidad: anunció que ajustaría la política y no lo ha hecho. Aunque Yellen y otros políticos de la Fed han señalado en numerosas ocasiones este año que la subida de los tipos dependería de que la economía muestre la mejora que esperaban, ese matiz puede ser ignorado por los críticos.
La cuestión es que el hecho de no subir los tipos podría verse como una señal de que la Fed ha cambiado su estrategia. La decisión de no hacer el ajuste en septiembre se presentó como un mero retraso -en los mercados globales reinaba la agitación, así que lo sabio era esperar. Por otra parte, de no subirse los tipos en diciembre, podría considerarse un indicador de que la visión de la Fed sobre la economía ha cambiado. Los inversores podrían concluir, por ejemplo, que dentro de la Fed, donde quieren ver signos claros de que la inflación aumenta, se ha convencido a Yellen. Es posible que no quiera enviar ese mensaje, pero puede que no le quede otra opción.
Lea el artículo original publicado en The Wall Street Journal The Fed's Big December Rates Problem
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