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jueves, 29 de octubre de 2015

¿Qué pueden esperar los inversores del plan a cinco años de China?

 
Inversores observan la información bursátil en una correduría en...
Inversores observan la información bursátil en una correduría en Pekín (China).EFE
 
 
La ralentización de la economía china, lastrada por el exceso de capacidad y la deuda, ha hecho que los inversores busquen una esperanza.
 
Las "reformas" son algo a lo que pueden aferrarse los alcistas en China. Pero es poco probable que ofrezca resultados claros.
 
El viernes por la noche, el Banco Popular de China (PBOC) rebajó los tipos de interés y los requisitos de reservas para los bancos -sumando la sexta vez que el Banco Central reduce los tipos desde el pasado noviembre y la cuarta que recorta los requisitos de reserva este año. Con ello, mostró lo lóbrego que es el panorama económico. La relajación se produce pocos días después de que Pekín anunciase que su tasa de crecimiento oficial, en términos ajustados a la inflación, fue del 6,9% en el tercer trimestre con respecto al año anterior.
 
El dato fue ligeramente inferior al objetivo de Pekín del 7%. Pero teniendo en cuenta que muchos en el mercado dudan de las cifras oficiales de China y se preguntan por lo rápido que se ralentiza la economía, el último movimiento del PBOC sugiere que las perspectivas son en realidad más grises de lo que esos datos sugieren.
 
Esto tensa aún más el debate sobre las reformas en China. El último referente en este tira y afloja llegará con la gran reunión la semana que viene del Partido Comunista, en la que se cocerán los detalles del plan a cinco años -de 2016 a 2020. Los planes a cinco años, un vestigio de la era de Mao, son en la actualidad más una declaración de objetivos y aspiraciones en política económica y social.
Las promesas del plan probablemente serán similares a las ya propuestas, en especial a las del documento del Tercer Pleno de 2013 que representaba la visión del presidente Xi Jinping para la economía. Hasta el momento al menos, sus ambiciosos planes sobre el papel se han implementado de forma desigual.
 
La mejor nota probablemente se le pueda otorgar a la liberalización del sistema financiero. Las promesas sobre la garantía de los depósitos bancarios se han cumplido. La liberalización de los tipos de interés ha seguido adelante pese a las turbulencias en los mercados. Los tipos de los depósitos a corto plazo se relajaron junto a la rebaja de tipos del viernes. Sin embargo, estas medidas han hecho más inciertas las perspectivas a corto plazo para los bancos de la nación.
 
Los logros en la liberalización de los precios de la energía y otros bienes han sido lentos, pero deberían suavizar las distorsiones y ayudar a distribuir mejor el capital. Los cambios en la elaboración de los presupuestos entre los gobiernos central y provinciales han sido positivos.
 
Las peores calificaciones son para la reforma de las empresas estatales -un punto de gran interés para los inversores, ya que la Bolsa china alberga muchas grandes firmas gubernamentales. Aunque Pekín quiere más mercado, la "reforma" en este caso visualiza un sector corporativo potente y rentable, y en gran medida aún al servicio del Estado.
 
Los gigantes controlados por el Estado siguen ahogando a industrias como las telecomunicaciones, las aerolíneas y la energía. Y en lugar de aflojar su control sobre estas entidades, algunos en Pekín quieren consolidarlo, presentando propuestas para fusionarlas en lugar de dividirlas y venderlas.
 
El mayor respiro para los inversores en el próximo plan podría ser una rebaja del objetivo de crecimiento para el PIB del 7%. Es más fácil gestionar reformas sin la distracción de alcanzar un objetivo sin sentido, sobre todo si la única forma de conseguirlo es minando la credibilidad de los datos económicos oficiales. Por desgracia, no parece que Pekín esté dispuesto a renunciar por completo al objetivo y es probable que fije un 6,5%, una cifra todavía demasiado elevada.
 
Habrá otras promesas, ya hechas o aún por hacer, como una nueva relajación de la política de un solo hijo para ayudar a solucionar la bomba de tiempo demográfica que plantea la población activa. También es probable que haya cambios en el sistema de permisos de residencia "hukou" y en la reforma del suelo rural, que lleva tiempo estancada.
 
Los optimistas esperan que una mezcla de estas medidas saque a China de sus problemas sin un aterrizaje forzoso. El gestor de hedge fund Stephen Jen lo compara con una medicina china, que "'funciona desde dentro' usando la energía natural de los cuerpos humanos" en lugar de tratar la economía como un objeto inanimado.
 
Pero como han mostrado los últimos años, los dividendos de una reforma se ven precedidos normalmente de baches en la carretera y un crecimiento más lento. El rally de la Bolsa que empezó hace un año se vendió como una reforma para desapalancar la economía, y como un producto de reformas anteriores que estaban a punto de dar lugar a una oleada de crecimiento. Ambos puntos demostraron ser falsos. Como reconoce Jen, aún no se ha descubierto una "hierba" que pueda curar la Bolsa.
 
Las reformas pueden ser buenas a largo plazo. Pero no son la panacea que buscan algunos inversores.
Lea el artículo original publicado en The Wall Street Journal China's Rate Cut and Five-Year Planning: What Investors Can Expect
Más información en http://www.europe.wsj.com/

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