El Índice de Competitividad Global vuelve a mostrar
las debilidades de nuestra legislación. En mercado laboral, las cifras son
tercermundistas.
D. Soriano
España es la 33ª economía más competitiva del mundo según el Índice
de Competitividad Global 2015-16 (ICG) que este martes publicó el Foro Económico Mundial. ¿Y eso es bueno o
malo? Pues como siempre, depende de cómo se mire. Comparados con
Italia, otro país del sur de Europa en dificultades, no estamos tan
mal, ellos ocupan el 43º puesto. Y Argentina (106º) o Venezuela
(132º) eran mucho más ricos (y productivos) que nosotros hace unas
décadas y ahora compiten con Bután, Bangladesh, Nicaragua, Madagascar o
Mozambique.
También es cierto que Irlanda está en el puesto 24º y Corea en el 26º, y los
dos eran países más pobres que España hace 25 años. Y eso por no hablar
de Suiza (1º), Alemania (4º) u Holanda (5º). Parece una quimera
equipararse a estos países, pero Singapur demuestra con su segundo puesto que
todo es cuestión de proponérselo… y de buenas políticas, libertad de mercado y
competencia.
En los últimos años se han puesto de moda este tipo de índices que comparan
economías. Por un lado, hay que tomarlos con cierta precaución, porque en las
variaciones a corto plazo o tomando una cifra aislada pueden llevar a
confusión. Cuando están bien hechos, miden un número importante de
variables y perduran a lo largo del tiempo pueden ser un muy buen indicador de
las debilidades, fortalezas, amenazas y oportunidades a las que se enfrenta un
país.
En este caso, el ICG es uno de los que más prestigio tiene en el mundo,
gracias a sus más de 100 indicadores (algunos tomados de datos oficiales y otros
de encuestas en cada país) y al hecho de que el Foro Económico Mundial lleva
midiendo la competitividad a nivel global desde 1979, con resultados
consistentes a lo largo del tiempo: no hay más que ver la siguiente tabla, los
países que mejor lo hacen en este ranking también están siempre entre los más
ricos del planeta.
ICG 2015-16
España, las 12 cifras
¿Y España? Pues sigue más o menos donde siempre. Este año mejoramos
un par de puestos, del 35º al 33º, y eso es una buena noticia. Pero no
hay demasiadas variaciones respecto a la última década (en 2006 estábamos en el
puesto 26, luego pasamos al 42 en 2011 y nos hemos recuperado algo en los
últimos años); ni a lo que muestran otros estudios como el Índice de Libertad Económica de la
Fundación Heritage y el Wall Street Journal (puesto 49º) o el Doing
Business del Banco Mundial (puesto 33º).
Más o menos lo que muestra la foto es que estamos muy lejos de los
países que mejor lo hacen (Suiza, Singapur, Japón o Hong Kong). Que tampoco
somos capaces de acercarnos a los mejores de la UE (Alemania, Holanda,
Finlandia o Suecia). Que miramos con cierta envidia a algunos de
nuestros vecinos, a los que querríamos alcanzar pero a los que no
cazamos (Francia, Irlanda). Y nuestro consuelo se reduce a que somos
los mejores del furgón de cola de la UE-15. Vamos, que casi siempre
ganamos a Portugal, Italia y Grecia.
Dicho esto, hay que apuntar que no todo lo hacemos mal. El reporte divide sus
más de cien indicadores en 12 apartados. Y España pasa del puesto 15º en el que
mide el tamaño y peso del mercado interno al 92ª en el del mercado laboral. Hay
un poco de todo, aunque se repiten las mismas constantes que en otros informes:
lo hacemos bastante bien en lo que hace referencia a estabilidad institucional y
calidad de vida; y muy mal en burocracia, exceso de legislación, rigidez en los
mercados y todo lo que tiene que ver con el empleo.
España. ICG 2015-16
Con todo, quizás lo más significativo se encuentre en una docena de datos,
aquellos indicadores en los que España peor lo hace. En todos ellos estamos por
debajo del puesto 108 ¡de 140 países analizados! No es un dato aislado, son 12
índices en los que la calidad de nuestras instituciones es
tercermundista. Alguno de ellos es muy importante. No es que sean los
únicos datos negativos, hay otros muchos indicadores en los que estamos en el
puesto 80-90-100. Pero éstas son 12 cifras para la reflexión, cada una de ellas
es un titular que explica por qué la economía española no despega a pesar de su
potencial:
- Confianza en los políticos. ¿En tu país, cómo calificarías los estándares éticos de los políticos de 1-7?: puesto 108.
- Derroche de recursos públicos. ¿Cómo de eficientemente gasta el Gobierno el dinero público?: puesto 111.
- Sobrecarga regulatoria. ¿Cómo de complicado es para su empresa cumplir con los requerimientos regulatorios?: puesto 124.
- Equilibrio del presupuesto público. Déficit del sector público como porcentaje del PIB en 2014: -5,8% y puesto 122.
- Deuda pública. Total de deuda pública como porcentaje del PIB a finales de 2014: 97,7% y puesto 126.
- Efecto de los impuestos en los incentivos a invertir. ¿Hasta qué punto los impuestos reducen el incentivo a invertir en su país?: puesto 121.
- Tasa impositiva total sobre la actividad económica. Suma de impuesto sobre los beneficios, sobre el empleo y cotizaciones sociales: 58,2% y puesto 122.
- Importaciones como porcentaje del PIB: 30,4% y puesto 114.
- Contratación y despido. ¿En su país, cómo de flexible es la legislación en términos de contrataciones y despidos?: puesto 121.
- Efecto de los impuestos en los incentivos a trabajar. ¿En qué medida los impuestos reducen los incentivos al empleo?: puesto 124.
- Paga y productividad. ¿En qué medida están relacionadas la paga y la productividad?: puesto 115.
- Facilidad de acceso al crédito. ¿Cómo de fácil es acceder a un crédito bancario con un buen business plan y un buen modelo de negocio pero sin garantías financieras?: puesto 131.
Como vemos, mercado de trabajo, rigidez normativa y malas prácticas en el
sector público copan la lista. Son los sospechosos habituales en lo que hace
referencia a la economía española. Sabemos que por ahí se nos escapan
inumerables recursos y que hay que cambiar las cosas. De hecho, estamos todo el
día a vueltas con este tema… y año tras año las cosas cambian muy poco. El peso
de los intereses creados, el miedo a los grupos de
presión (ya sean sindicatos de funcionarios o asociaciones
empresariales) y las inercias que vienen de muy atrás forman un
cóctel ante el que los sucesivos gobiernos no se atreven a
enfrentarse.
España. Factores más problemáticos para hacer negocios.
Pero hay algo más. Todo esto acaba teniendo su impacto en la vida de las
personas. No son sólo cifras macroeconómicas. Quizás el mejor reflejo esté en el
siguiente gráfico. Los autores del informe comparan diferentes economías
respecto a su competitividad en el mercado laboral y lo que de éste se deriva.
Las cifras de España son aterradoras.
En los dos sub-índices sobre atracción o retención del
talento rozamos el puesto 100. En calidad de la enseñanza secundaria o
universitaria estamos por encima del puesto 80. Y en cuanto a flexibilidad de
nuestro mercado también andamos alrededor del 100 en una lista que incluye sólo
140 países. Eso sí, habrá quien diga que Grecia e Italia están peor… si es que
eso nos consuela.
No hay comentarios:
Publicar un comentario