No resulta fácil analizar cómo se está desarrollando la recuperación con los indicadores usuales del mercado de trabajo. Los datos del paro no dejan de sorprender debido a los vaivenes de la actividad laboral. La tasa de empleo (la proporción de personas de una determinada edad que están ocupadas) no sufre de este mal, pero si de otro que comparte con la tasa de paro. No tienen en cuenta las horas de trabajo. De hecho, basta con que una persona haya trabajado una hora para que deje de ser parado y se considere como ocupado. Y así, podemos discutir en vano sobre varias hipótesis acerca de esta recuperación, partiendo de la posibilidad de que se base predominantemente en mini-jobs.
Es hora de desempolvar un indicador del que se dejó de tener conocimiento desde que Eurostat dejara de publicarlo en el inicio de la crisis: la tasa de empleo equivalente a tiempo completo (TEQTC) (1) ¿En qué consiste? Pues, simplemente en lugar de ponderar cada empleado por 1 como la tasa de empleo, lo hace por el cociente entre las horas que ha trabajado y la jornada ordinaria a tiempo completo. De esta forma, si esta jornada ordinaria es de 40 horas a la semana y dos personas consiguen emplearse cada una por 20 horas a la semana, sumarían 2 al numerador de la tasa de empleo, pero sólo 1 al de la TEQTC.
Técnicamente resulta algo más complicado. Por un lado, las horas de trabajo que aparecen en el numerador son las horas efectivas, o realmente trabajadas por cada empleado. Por otro lado, siguiendo la definición reglamentaria, en el denominador aparecería la jornada media normal, ésta es, la pactada en el caso de los asalariados y la habitual para el resto de empleados. No siempre se dispone de las jornadas pactadas, en cuyo caso se utilizan las usuales o habituales. Ambas opciones se han dibujado en el Gráfico 1, acompañando a la tasa de empleo tradicional.
Durante esta larga recesión, la tasa de empleo para la población de 25 a 64 años –que es la que ha pasado a ser referencia para la CE- cayó cerca de 10 puntos. En ese tiempo hemos pasado de estar muy cerca de la media de la UE-15 a alejarnos en estos mismos 10 pp. Como se puede ver en el Gráfico 1, esta caída ha sido fruto en realidad de una drástica disminución de la tasa de empleo de los varones en casi 15 pp. Por otra parte, el avance del tiempo parcial en España, no parece haber impedido que las dos tasas de empleo equivalente (las líneas verde y roja) hayan seguido un movimiento casi paralelo a la tasa de empleo. Las diferencias entre tasas de empleo y TEQTC son casi el doble para las mujeres, debido esencialmente a que también doblan a lo varen en las tasas de empleo a tiempo parcial.
El Gráfico 2 muestra las tasas de empleo y las TEQTC en España y en otros 9 países europeos con mayores tasas de empleo y de tiempo parcial que España. Son para el 2013 y se han calculando utilizando los microdatos de la EPA europea. Como se puede ver, en el caso de los varones, las diferencias entre países en las tasas de empleo se mantienen para las TEQTC, pero no para las mujeres. De hecho, España recorta sus diferencias significativamente con todos los países, superando incluso la TEQTC de Holanda.
Un primera causa de esta reducción en las diferencias con nuestros vecinos es evidentemente la mayor intensidad del tiempo parcial en todos los demás países lo que reduce los numeradores de sus TEQTC.
Pero, déjenme centrarme en esta entrada en otras razones importantes para explicar las diferencias entre tasas de empleo y TEQTC. Existen situaciones en las cuales los trabajadores pueden ser contabilizados como empleados (y por lo tanto incluidos en la tasa de empleo) aunque no hayan trabajado ninguna hora durante la semana. Además, también puede ocurrir que la jornada efectiva de trabajo se haya desviado de la jornada habitual o pactada.
El primer caso se puede dar por estar ausente por vacaciones o de baja por enfermedad o incapacidad temporal, o por permiso o excedencia por nacimiento de un hijo, por ayuda familiar u otro tipo de ausencia con una reincorporación en tres meses que diera derecho al menos el 50% del salario. En todos estos casos, las personas aparecería en la tasa de empleo, pero no en la TEQTC. Otras razones pueden ser la existencia de jornadas flexibles, el mal tiempo, el paro parcial por razones técnicas o económicas, expedientes de regulación de empleo, huelgas, actividades de representación sindical o haber recibido formación fuera del establecimiento.
Las razones por las que se ha trabajado menos de las horas habituales pueden ser las mismas que las anteriores, además de días festivos o de permiso, jornadas flexibles o que se haya finalizado o comenzado un contrato durante la semana. Evidentemente, también se pueden dar situaciones en la que se trabajan jornadas semanales más largas de las habituales, por jornadas flexibles o por la realización de horas extraordinarias, por ejemplo.
Para el caso Español, la EPA nos indica que estos motivos han perdido algo de importancia a lo largo de esta recesión, pero que aún siguen afectando una proporción sustancial de trabajadores, y en especial mujeres. Por ejemplo, cerca de un 10% de las que están contabilizadas en la tasa de empleo dejan de estarlo en la TEQTC por no haber trabajado ninguna hora. Además, tanto para los hombres como para las mujeres es mayor la proporción de empleados que trabajan menos horas de las habituales que aquellos que, por lo contrario, trabajan más, lo que reduce también las TEQTC en relación con las tasas empleo tradicionales.
Estos factores también han de tenerse en cuenta a la hora de explicar las diferencias entre nuestras tasas de empleo y las de los países de referencia en esta entrada. Por ejemplo todos ellos tienen una mayor proporción de empleados que no trabajaron realmente o lo hicieron menos de lo habitual, “hinchando” sus tasas de empleo y reduciendo sus TEQTC. En este sentido, los casos de Suecia, Finlandia y Francia con unos 20 pp más en la proporción de ocupados que han trabajado menos de lo habitual o, sencillamente, no han trabajado, son especialmente significativos.
Finalmente, en este mismo sentido, el Cuadro 1 presenta más de una sorpresa. Si nos detenemos en las razones principales para desviarse de la jornada habitual, constatamos que no son las vacaciones, ni las fiestas. Cierto que aún superamos algo a alemanes e ingleses, pero según estos datos estamos lejos de llegar a las cuotas de franceses y los países escandinavos en general. También somos el país en el que menos personas reducen su jornada efectiva (respecto de la habitual) por permisos de maternidad o paternidad, tanto para hombres como para mujeres. En esta comparación, tampoco parece que abusemos más que lo demás de las bajas por enfermedad, accidente o incapacidad temporal. Lo que si se confirma, en cambio, es nuestra falta de flexibilidad en las jornada laborales, tanto para reducirla como para aumentarla.
En definitiva, las TEQTC y su comparación con las tasas de empleo tradicionales nos dan una visión algo distinta de nuestros déficit en materia de empleo en comparación con los oaíses del norte. Cierto que están presentes, y son importantes. Pero se pueden moderar un tanto cuando se ponen en evidencia los empleados que reducen sus jornadas o simplemente no trabajan, por motivos diversos, hechos que con consiguen captar agregados tradicionales como las tasas de empleo.
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