Autor: Frank Shostak
Es algo aceptado por la mayoría de los economistas que los aumentos iniciales de gasto en consumo u otros desembolsos tienden a poner en marcha un proceso que se refuerza y supuestamente fortalece el crecimiento económico multiplicando el gasto inicial.
El multiplicador, explicado
Un ejemplo ilustrará cómo el gasto inicial aumenta la producción general multiplicando dicho gasto. Supongamos que a partir de un dólar adicional recibido, las personas gastan 90 centavos y ahorran 10. Supongamos también que los consumidores han aumentado sus gastos en 100 millones de dólares. Como consecuencia de esto, los ingresos de los vendedores aumentan en 100 millones de dólares. Los vendedores en respuesta a este aumento en su renta consumen el 90% de 100 millones de dólares. Es decir, aumenta los gastos en bienes y servicios en 90 millones de dólares. Los receptores de los 90 millones a su vez gastan el 90% de estos, es decir, 81 millones. Luego los receptores de los 81 millones gastan el 90% de esta suma, que son 72,9 millones de dólares y así sucesivamente. Advirtamos que la clave en este modo de pensar es que el gasto de una persona se convierte en el ingreso de otra. En cada paso de la cadena de gasto, la gente gasta el 90% de la renta adicional que recibe. Este proceso acaba agotándose, se dice, con una producción total mayor de 1.000 millones de dólares (10×100 millones de dólares) de la que había antes de que los consumidores hubieran aumentado su gasto inicial en 100 millones de dólares.
Observemos que cuanto más se gaste de renta adicional, mayor es el multiplicador y por tanto mayor es el impacto en el gasto inicial sobre la producción general. Por ejemplo, si la gente cambia sus costumbres y gasta el 95% de cada dólar, el multiplicador se convertiría en 20. Inversamente, si decide gasta solo el 80% y ahorrar el 20%, el multiplicador será de 5.
El papel clave del ahorro
Po debajo de todo esto, está la suposición de que cuanto menos se ahorre, mayor es el impacto de un aumento en la demanda general de producción general. ¿Pero es malo para la economía más ahorro como implica el modelo del multiplicador keynesiano?
Como veremos, es un aumento en el ahorro y la producción, y no un aumento en el consumo, lo que lleva a más actividad económica.
Tomemos por ejemplo al granjero Bob, que ha producido veinte tomates y consume cinco. Lo que queda a su disposición son quince tomates ahorrados (ahorro real). Con la ayuda de los quince tomates ahorrados, Bob puede conseguir varios otros bienes.
Por ejemplo, consigue una barra de pan del panadero John, pagando por ella cinco tomates. Bob también compra un par de zapatos al zapatero Paul pagando diez tomates. Advirtamos que el ahorro real a su disposición limita la cantidad de bienes de consumo que puede conseguir Bob para sí mismo.
Cuando el granjero Bob ejercita su demanda de una barra de pan y un par de zapatos, está transfiriendo cinco tomates al panadero John y diez al zapatero Paul. Los tomates ahorrados por Bob mantienen y mejoran la vida y bienestar del panadero y el zapatero. Igualmente, la barra de pan ahorrada y los zapatos ahorrados mantienen la vida y bienestar del granjero Bob. Advirtamos que son los bienes finales ahorrados de consumo los que sostienen al panadero, el granjero y el zapatero, lo que hace posible que se mantenga en marcha el flujo de producción.
Convirtiendo el ahorro en producción
Ahora, los propietarios de los bienes de consumo final, en lugar de intercambiarlos por otros bienes de consumo, podrían decidir usarlos para conseguir mejores herramientas y maquinaria. Con mejoras herramientas y maquinaria, puede conseguirse en el futuro una mayor producción y una mejor calidad de bienes de consumo. Advirtamos que al intercambiar una porción de sus bienes ahorrados de consumo por herramientas y maquinaria, los dueños de los bienes de consumo están en realidad transfiriendo sus ahorros reales a personas que se especializan en fabricar estas herramientas y maquinaria. El ahorro real sostiene a estas personas mientras están ocupados fabricando dichas herramientas y maquinaria.
Una vez se han fabricado estas herramientas y maquinaria, esto permite el aumento en la producción de bienes de consumo. Al expandirse el flujo de producción, esto permite más ahorro en igualdad de condiciones. Esto a su vez permite un mayor aumento en la producción de herramientas y maquinaria. Esto hace posible aumentar aún más la producción de bienes de consumo (es decir, aumentar el poder adquisitivo en la economía). Así que, al contrario del pensamiento popular, más ahorro en realidad expande y no contrae el flujo de producción de bienes de consumo.
¿Puede el aumento en la demanda de bienes de consumo llevar a un aumento en la producción general por la multiplicación del aumento en la demanda? Para poder acomodar el aumento en su demanda de bienes, el panadero debe tener medios de pago (es decir, pan para pagar bienes y servicios que desee). Hemos visto que el panadero consigue cinco tomates pagando por ellos una barra de pan. Igualmente, el zapatero soporta su demanda de diez tomates con un par de zapatos. El cultivador de tomates soporta su demanda de pan y zapatos con sus quince tomates ahorrados.
Más producción lleva a más consumo
Cada vez que aumenta la oferta de bienes finales, esto permite un aumento en la demanda de bienes. La aumento del panadero en la producción de pan le permite aumentar la demanda de otros bienes. En este sentido, el aumento en los bienes de producción hace que aumente la demanda de bienes. La gente se dedica a producir para poder ejercitar demanda de bienes para mantener su vida y bienestar. Hemos visto que lo que permite la expansión de la oferta de bienes de consumo final es el aumento en los bienes de capital o herramientas y maquinaria. Lo que a su vez permite el aumento en herramientas y maquinaria es el ahorro real. Podemos por tanto inferir que el aumento en el consumo debe estar en línea con el aumento en producción.
De esto también podemos deducir que el consumo no hace que aumente la producción en el múltiple del aumento en el consumo. Este aumento en la producción va de acuerdo con lo que permite la existencia de ahorro real y no está limitado por la demanda de los consumidores como tal. La producción no puede expandirse sin apoyo de las existencias de ahorro real.
El gobierno y el multiplicador
Examinemos el efecto de un aumento en la demanda del gobierno en la producción general de una economía. En una economía que esté compuesta por un panadero, un zapatero y un cultivador de tomates, entra en escena otro individuo. Este individuo es un sicario que está ejercitando su demanda de bienes por medio de la fuerza.
¿Puede esa demanda dar lugar a más producción como dice el pensamiento popular? Por el contrario, empobrecerá a los productores. El panadero, el zapatero y el hortelano se verán obligados a renunciar a su producto a cambio de nada y esto a su vez debilitará el flujo de producción de bienes de consumo final. De nuevo, como puede verse, no solo el aumento en los desembolsos del gobierno no aumenta la producción general en un múltiplo positivo, sino que por el contrario esto lleva al debilitamiento del proceso de generación de riqueza en general. Según Mises, en La acción humana: “es necesario destacar la verdad de que un gobierno puede gastar o invertir solo lo que toma de sus ciudadanos y que este gasto e inversión adicionales impide que los ciudadanos gasten e inviertan la totalidad de su cantidad”.
Publicado originalmente el 13 de mayo de 2015. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.
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