La OCDE publicaba esta semana un informe que merece ser revisado y leído en profundidad sobre las consecuencias negativas de la desigualdad. Los medios españoles se han centrado (con razón) en el hecho que la desigualdad salarial en España es una de las mayores entre los países desarrollados, y parece ir en aumento. Más allá del titular, sin embargo, vale la pena recalcar tres puntos importantes en los datos recogidos en este informe.
1. ¿Cómo está aumentando la desigualdad en España?
No hace mucho hablaba sobre cómo no todos los países se han vuelto más desiguales de la misma manera. En algunos sitios el aumento es debido sobre todo a que los ricos son cada vez más ricos (Reino Unido), en otros a que las clases medias se han estancado (Italia), o los pobres se han empobrecido. En algunos países (Bélgica, Holanda, Francia y ¡Grecia!) apenas la desigualdad apenas ha variado. En el peor de los casos (Estados Unidos), los ricos ha visto sus ingresos dispararse mientras que los pobres han visto sus ingresos caer.
En el caso de España el aumento de las desigualdades no se debe a que el 1% se ha puesto las botas y es cada vez más rico, sino que es fruto de la caída de los ingresos de las rentas bajas. Los salarios del 10% con más ingresos disminuyeron un 1,4% entre el 2007 y el 2011, pero se desplomaron un 13% entre los más pobres.
La realidad es que las desigualdades recientes en España no son debidas a “la casta”. Aunque el 1% se puso las botas en los años de la burbuja, su peso en la economía es comparativamente menor al de otros países de la OCDE. Como señalaba Jorge Galindo hace unos días en otro artículo:
Si queremos combatir las desigualdades en España el problema a resolver no es el imparable ascenso de las élites millonarias desatadas, sino la cada vez más persistente exclusión social de un tercio de la población. Nuestro mercado laboral es un completo y auténtico desastre, con tasas de paro absurdas y toneladas de empleo precario, y nuestro estado de bienestar no parece ser capaz de ayudar a quien más lo necesita. Las reformas que necesitamos, nos guste o no, deben ir dirigidas a cambiar este pacto social tan asimétrico.
2. El imparable avance del precariado
En España hablamos mucho de empleo precario. En los últimos años, sin embargo, la idea de trabajo irregular o no-estándar es una idea que está empezando a preocupar en otros países. En Estados Unidos, por ejemplo, se habla mucho de la gig economy, o de la economía Uber: la aparición de plataformas en internet que permiten a trabajadores independientes buscar sus propios clientes fuera de la economía convencional. Para algunos, esto es una nueva forma de flexibilidad y trabajo a tiempo parcial sin intermediarios, para otros, una ejemplo de la creciente inseguridad económica. El informe de la OCDE tiene una tabla fantástica comparando la tasa de pobreza según tipo de empleo (estándar, “uber”/precario, mixto o parado) para 21 países, y los resultados son bastante deprimentes:
Como era de esperar, el trabajo precario dispara la tasa de pobreza. Sabiendo además que en España tenemos una tasa de desempleo y empleo temporal gigante, es fácil ver por qué las desigualdades están aumentando tanto.
3. Estados Unidos es un caso extremo:
Este gráfico es de Wonkblog, en el Washington Post, y es especialmente aterrador. Muestra el porcentaje de ingresos y el porcentaje de riqueza que el 10% más rico de cada país acumula. A ver si detectáis un outlier:
El 10% con más ingresos en Estados Unidos no tiene un nivel de ingresos fuera de lo común, pero en cuanto a riqueza acumulada están en otro planeta completamente. Si miramos las cifras dentro del 10% más rico con más detalle, resulta que es el 1% en la cima quien tiene más riqueza (un 35%), así que la desigualdad es aún más extrema de lo apuntado en este gráfico.
Si os fijáis, España está ahí a la derecha del gráfico. Comparado con el resto de la OCDE, estar en 10% con más renta realmente no parece servir de gran cosa; ni se llevan un porcentaje demasiado grande del total de salarios, ni acumulan demasiada riqueza. El problema, insisto, no es en la parte alta de la distribución salarial, sino por abajo.
Bola extra: el precariado perpetuo.
Una nota final – en este gráfico tenemos el porcentaje de trabajadores precarios el 2008 que tenían un contrato indefinido el 2011. De nuevo, recordad que tenemos la distinción de tener más temporales que nadie.
Estamos haciendo algo horriblemente mal.
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