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lunes, 25 de mayo de 2015

Las exportaciones aflojan el paso

 
Los datos de comercio exterior de bienes de marzo han sido saludados por instancias oficiales con una euforia desmesurada: récord histórico. En sentido literal del término, tienen razón, nunca el valor de las exportaciones había alcanzado la cifra de este mes. Ahora bien, este tipo de análisis y conclusiones tiene mucho de propagandístico, pero sirve de poco para hacernos una idea más cabal de la evolución reciente de esta u otra variable similar.
 
En primer lugar, hay que tener en cuenta que los datos mensuales de comercio exterior son muy erráticos. En marzo se han situado por encima de la media de los últimos meses, pero en enero ocurrió todo lo contrario y nadie dijo entonces que las exportaciones iban muy mal. Esta erraticidad aconseja analizar trimestres completos más que un solo mes. En segundo lugar, también es necesario desestacionalizar los datos para quedarnos con la tendencia a corto plazo. Si hacemos todo ello, ya no podemos hablar de récord histórico. Este récord se alcanzó en el tercer trimestre del pasado año. Tras él, el valor de las exportaciones disminuyó un 0,6% en el cuarto trimestre respecto al trimestre anterior y han vuelto a descender un 1,1% en el primer trimestre de este año. Es más, dado que los precios (aproximados por los índices de valores unitarios que elabora el ministerio de Economía) han aumentado, la caída en volumen fue del 1% en el cuarto trimestre de 2014 y del 1,3% en el primero del 2015. En realidad, y esta es la última consideración sobre la presentación oficial de los datos, en el análisis de la coyuntura no importan tanto los niveles que alcanzan los indicadores, sino su variación. No habrán oído decir al INE que este o aquel trimestre el PIB ha alcanzado un récord histórico, sino que ha crecido a una tasa trimestral o interanual determinada.
 
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El retroceso de las exportaciones en el último trimestre se debe a la fuerte caída de las destinadas fuera de la UEM, que suponen algo menos de la mitad del total. El efecto positivo que pueda estar teniendo la depreciación del euro se ve compensado por la mala evolución económica de muchos países emergentes, que reducen su demanda de nuestros productos. En cambio, vuelven a crecer con fuerza las destinadas a nuestros socios monetarios, lo que indica que la zona euro acelera su paso y España se aprovecha de ello y de la mejora de la competitividad lograda gracias a la devaluación interna.

Cifras de negocios

En línea con el índice de producción industrial, la cifra de negocios de marzo de la industria, corregida de estacionalidad y calendario, aumentó notablemente en marzo: un 1,1% en relación al mes anterior. Con ello, la media de enero a marzo da una tasa trimestral anualizada del 4,4%, tras retroceder en los dos trimestres anteriores. Empieza a desaparecer, así, la divergencia entre los indicadores cualitativos del sector (PMI, índice de confianza industrial, cartera de pedidos), que iban al alza, y los indicadores cuantitativos. También muestran una mejora las entradas de pedidos, sobre todo las provenientes del mercado exterior, lo que hace presagiar un cambio de tendencia al alza de las exportaciones. Al mismo ritmo mensual que la de la industria creció la cifra de negocios de los servicios. La tasa trimestral se aceleró al 4,7%.
 
A pesar de su mal comportamiento reciente, previsiblemente pasajero, sí que puede decirse que la tendencia de las exportaciones españolas tras su desplome en 2008 es bastante más positiva que la de los países de la UE en su conjunto, como se ve en el gráfico superior derecho. También puede decirse claramente que están ganando cuota de mercado ya que vienen creciendo por encima del comercio internacional. El desplome de la demanda interna ha hecho que las empresas se volcaran en los mercados exteriores, lo que se ha visto favorecido por la ganancia de competitividad.
 
El problema del sector exterior español es que, al calor del repunte de la demanda interna, las importaciones vienen creciendo bastante más que las exportaciones, especialmente las de bienes de consumo no alimenticio y las de bienes de capital [gráfico inferior izquierdo]. Por ello, la aportación del saldo de bienes al crecimiento real del PIB es bastante negativa, aunque en parte se compensa con la aportación positiva de los servicios, incluido el turismo. No parece haber cambiado, pues, de forma importante el patrón típico de la economía española, que genera desequilibrio exterior en cuanto su demanda interna supera una tasa del orden del 3% anual, como es el momento actual. Quizás este año esto no se vea en la balanza de pagos, pero será debido a la caída de los precios del petróleo importado. A medio plazo el sector exterior sigue siendo una restricción al crecimiento. Por ello, las políticas públicas deben volcarse en el apoyo a las exportaciones.
 
Ángel Labora es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (FUNCAS

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