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domingo, 31 de mayo de 2015

Grecia, en busca del tiempo perdido

CRISIS HELENA

Los últimos seis meses han empobrecido aún más a los ciudadanos

Grecia, en busca del tiempo perdido

  • La economía griega ha sufrido una contracción que costará mucho recuperar

  • Desde diciembre, la Bolsa ha caído un 20% y la prima ha vuelto a superar los 1.000 puntos



DANIEL VIAÑA

Una caída del ASE, el principal índice de la Bolsa de Atenas, de más del 20%; una prima de riesgo que vuelve a superar los 1.000 puntos básicos y que alcanzó los 1.300 enteros en el mes de abril; las agencias de calificación hundiendo aún más en el bono basura el rating soberano; y una fuga de depósitos superior al 15% del Producto Interior Bruto (PIB) del país.
Todos estos acontecimientos son una buena muestra de lo que ha sufrido la economía de Grecia desde que el pasado mes de diciembre, el entonces presidente del país, Antonis Samaras,convocó elecciones presidenciales. Aquella decisión desencadenó la peor sesión bursátil en Atenas desde 1987, ya que el mercado descontó lo que posteriormente ocurriría: Samaras perdió su órdago, Syriza ganó los comicios generales que se celebraron en enero y las conversaciones con los acreedores del país se enquistaron.
De aquello hace ya seis meses, un periodo en el que los indicadores económicos del país se han deteriorado de tal manera que se teme que haya sido un semestre perdido. Un ejemplo evidente y notorio son las previsiones que realiza la propia Comisión Europea (CE). El 5 de febrero, cuando Eurostat publicó sus datos de febrero, Bruselas esperaba que la economía helena creciera un 2,5% durante el presente año; tres meses después, en las previsiones de primavera, la cifra era apenas de un 0,5%. Y además, las proyecciones de déficit, deuda y paro empeoraron y las buenas cifras que se esperaban para el próximo ejercicio también se rebajaron sensiblemente.
"Es totalmente un semestre perdido, se ha generado una situación de incertidumbre absoluta e injustificable que ha provocado unaintensa fuga de capital que sólo se ha podido paliar gracias a la ayuda del Banco Central Europeo (BCE)", apunta Juan Ramón Rallo, director del Instituto Juan de Mariana. "Es un tiempo irrecuperable, en el que se han cancelado proyectos y se ha hundido la actividad económica, de manera que se ha llegado, incluso, a retroceder", añade Rallo.

La banca se desploma

Uno de los sectores que más ha sufrido esta convulsa situación ha sido el bancario, con caídas bursátiles que en el caso de Piraeus Bank sobrepasan el 40% en 2015, mientras que Alpha Bank o National Bank of Greece han perdido entre un 20% y un 30%. Y es que los más de 28.000 millones que han salido de un país cuyo PIB apenas alcanza los 182.000 millones, unidos a la paralización de gran parte de la actividad forman un lastre demasiado pesado. Ante este complicado panorama, Fitch decidió el pasado mes de abril degradar la calificación de los cuatro principales bancos del país (los citados más Eurobank) hasta B-, esto es, seis escalones por debajo del bono basura. La decisión reflejó que el riesgo de quiebra es una "posibilidad real" ante las presiones de liquidez, solvencia y financiación a las que se enfrentan las entidades, apuntó la agencia en el informe en el que explicaba de su decisión, a lo que añadió que el entorno doméstico era (y sigue siendo) "excepcionalmente complicado", y que podía producirse un deterioro en la calidad de los préstamos.
La deuda, como ya se ha apuntado, también ha padecido en primera persona las dificultades de los últimos meses. Además del fuerte repunte de la prima, los bonos a 2 años cotizan en niveles propios de una economía sobre la que se cierne el riesgo de impago. En concreto, el interés ofrecido por esta referencia en el mercado secundario supera holgadamente el 20%, cuando en España, por ejemplo, apenas están llega al 0,2%. De esta manera, la curva de tipos de Grecia se ha invertido, ofreciendo mayor interés a corto que a largo plazo, lo que entre los economistas y analistas se entiende como otra muestra más del riesgo de default.
A todo ello hay que sumar las tensiones generadas cada vez que el país se ha aproximado a uno de los pagos que ha tenido que realizar al Fondo Monetario Internacional, que desataban los rumores de un posible impago e incrementaban el nerviosismo en los mercados. A este respecto, el cordón sanitario que Mario Draghi desplegó en forma de programa de compra de deuda ha sostenido los episodios de contagio al resto de economía europeas. Así JP Morgan asegura que "la correlación entre los movimientos de la prima de riesgo griega y las de otras economías periféricas como España e Italia ha sido escasa o nula". Sin embargo, la propia entidad reconocía en un documento distribuido este mismo mes que "últimamente hemos observado signos de contagio".
Tampoco resulta nada desdeñable el impacto que ha sufrido Grecia en su ya debilitada credibilidad. Las numerosas ocasiones en las que ha adelantado un acuerdo sin que éste existiera, ha hecho que los inversores duden aún más de un país que hace mucho tiempo hizo de la cuerda floja su hábitat.

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