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domingo, 31 de mayo de 2015

La pelea 'entre dos aguas' de Tsipras

No sólo pelea con Bruselas, si no con su propia coalición

El primer ministro griego Alexis Tsipras, en una intervención en el...
El primer ministro griego Alexis Tsipras, en una intervención en el congreso de Syriza. REUTERS


HÉCTOR ESTEPA
Alexis Tsipras accedió al cargo de primer ministro con la intención de echar un pulso a Europa y al FMI. Formó gobierno en apenas unas horas. Se alió con Anel, un pequeño partido de derecha nacionalista. Fue entonces cuando comenzó el desafío, ayudado por su ministro de Finanzas, Yanis Varufakis: en apenas unos días le había dicho a la Troika que no era interlocutora válida y llegó a rechazar los 7.200 millones de euros restantes de los rescates.
Bruselas reaccionó, restringiendo la financiación helena por medio del BCE, manteniendo tan sólo una línea de emergencia para los bancos del país. Aquellos tensos días acabaron con el acuerdo del 20 de febrero por el que se extendía el rescate hasta finales de junio y el desbloqueo del dinero, que Atenas no despreció, se supeditaría a la aprobación de medidas concretas. Tsipras consiguió, además, cambiar el término de la Troika por el de "las instituciones", como un símbolo de cambio.
De eso hace ya más de tres meses y todavía no hay acuerdo sobre las reformas del país. El Gobierno ha hecho concesiones para avanzar. Por el camino también se ha desgastado la figura de Varufakis, muy criticado por sus socios europeos y señalado también por parte de Syriza, según los medios helenos. Perdió poder político tras una reestructuración de los equipos de negociación.
La estrategia negociadora de Tsipras contaba en febrero con elapoyo del 72% de los helenos, según un estudio de la Universidad de Macedonia. Hoy sólo la apoya el 35%.
Un 45% destaca, por otro lado, que la estrategia "no es estable". A veces es buena, y a veces no: "La gente se está comenzando a dar cuenta de que la Troika sólo ha cambiado de nombre y probablemente sospecha que el mismo juego de palabras está ocurriendo en otros campos", comenta a MERCADOS la socióloga Ioanna Kaftanzoglou, de la Universidad de Atenas.
"La impaciencia y la insatisfacción se están abriendo paso. No ha habido subidas en pensiones ni en el salario mínimo, ni se ha cancelado el impuesto sobre la propiedad", subraya. Lasmanifestaciones han vuelto poco a poco a las calles de la capital.
Ese desgaste no parece notarse, sin embargo, en algunas encuestas de intención de voto. Syriza ganaría las elecciones con el 48,5% de los apoyos -consiguió el 36,3% en enero- comparado con el 21% de Nueva Democracia, según una encuesta de Public Issue realizada a mediados de mayo. El 54% de los griegos apoyan cómo el Gobierno está llevando las negociaciones, según ese sondeo.
La oposición no debería quitarle el sueño a Tsipras. Sí estará más preocupado por el ala más izquierdista de su partido, liderada por el ministro de Energía, Panayiotis Lafazanis: "Las voces contradictorias en Syriza están confundiendo a la gente", expone Philip Jrisopulos, analista de Greek Reporter. "Hay miedo a una bancarrota, mientras varios miembros del Ejecutivo están pidiendo una ruptura con Europa y una vuelta al dracma", abunda. Tsipras no lucha sólo para convencer a sus acreedores, sino también a losmiembros de su propio partido. La relación con sus socios de Gobierno parece, en cambio, estable, aunque ya se han dado desavenencias en temas no económicos, como en la construcción de una mezquita en Atenas, apoyada por Syriza y contra la que podría votar Anel.
La economía, al mismo tiempo, se está deteriorando: "Hay pensionistas y funcionarios que temen no poder recibir su sueldoel mes que viene", apunta Jrisopulos. El país ha vuelto a la recesión, ha recaudado 884 millones menos de lo previsto hasta abril y ha visto cómo los depósitos bancarios han descendido a niveles de 2004. De ahí la impaciencia de parte de la población

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