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lunes, 4 de abril de 2016

Mr. Draghi, tenemos un problema: el mundo vive mejor con un dólar más débil

Mr. Draghi, tenemos un problema: el mundo vive mejor con un dólar más débil

Mario Draghi tenía un plan. Y en ese plan la depreciación del euro desempeñaba un papel clave. Por eso el presidente del Banco Central Europeo (BCE)

Foto: Rueda de prensa de Mario Draghi. (Reuters)
Rueda de prensa de Mario Draghi. (Reuters)

Mario Draghi tenía un plan. Y en ese plan la depreciación del euro desempeñaba un papel clave. Por eso el presidente del Banco Central Europeo (BCE), además de un plan, tiene un problema, puesto que el euro, lejos de caer, está subiendo. Y aunque este comportamiento está alterando las intenciones del banquero italiano, lo cierto es que el mundo está encantado, porque con un 'billete verde' menos fuerte vive mejor. 

Draghi contaba con un euro débil porque, en estos monentos, representaría un poderoso aliado en varios frentes: por un lado, le ayudaría a fabricar inflación en un contexto en el que las presiones deflacionistas arrecian; y por otro, le serviría para estimular el crecimiento a través de las exportaciones. Como se ha venido diciendo en los últimos tiempos, el euro débil constituía uno de los vientos de cola que beneficiaba tanto a la economía española y europea. 
Edificio del Banco Central Europeo. (EFE)
Edificio del Banco Central Europeo. (EFE)
El problema es que ese viento está cambiando su dirección. Ha soplado a favor durante un tiempo considerable, puesto que de rozar los 1,40 dólares en mayo de 2014 se depreció hasta los 1,21 dólares a finales de ese año y durante todo 2015 se movió entre los 1,05 y los 1,15 dólares. De hecho, finalizó el pasado año en los 1,086 dólares y con la sensación de que aún bajaría más. Con Draghi dispuesto a enviar más estímulos monetarios, algo que empujaría al euro hacia abajo, y después de que la Reserva Federal (Fed) ya elevara los tipos de interés en diciembre y dejara la sensación de que llegarían más repuntes en 2016, alogo que impulsaría al dólar hacia arriba, en el horizonte incluso se vislumbraba la posibilidad de que el euro y el dólar 'empataran' (1 euro = 1 dólar). 

¿Sube el euro? No, baja el dólar

Pero dos no bailan si uno no quiere. Y aunque en efecto Draghi ha hecho lo que se esperaba y ya ha lanzado más medidas expansivas, la presidenta de la Fed, Janet Yellen, sí ha sorprendido al asegurar que las subidas de los tipos en EEUU serán aún más graduales de lo esperado. El mercado, obediente, apenas descuenta un aumento de los tipos en 2016, cuando a finales de 2015 incluso contemplaba cuatro, y este frenazo de las expectativas se refleja en que el euro se ha apreciado esta semana hasta los 1,14 dólares, una cota que no pisaba desde octubre. Es decir, no es que el euro esté subiendo por su propio impulso, sino que lo está haciendo porque el dólar está cayendo. 

Es más, en el primer trimestre el euro se ha revalorizado un 4,8% contra el dólar, su mayor avance trimestral desde 2011. Y mucho más que eso, porque, por extensión, la divisa europea se aprecia contra varias de las monedas que tienen al dólar como referencia, como es el caso del yuan chino, y contra otras envueltas en otro tipo de incertidumbres, como es el caso de la libra esterlina con la amenaza del 'Brexit'

"Un dólar más débil facilita un suelo para los precios de las materias primas, reduce la presión para los mercados emergentes y favorece una mayor calma"

El inconveniente para Draghi es que el mundo respira aliviado con este cambio de escenario. "Parece existir total coincidencia a escala internacional a la hora de favorecer un dólar más débil", confirma José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi en España. Y precisa los motivos: "Un dólar más débil facilita un suelo para los precios de las materias primas, reduce la presión para los mercados emergentes y favorece, por tanto, una mayor calma en los mercados financieros internacionales. Y en el caso concreto de la economía estadounidense, no sólo reduce su sobrevaloración, sino que también mejora las perspectivas de inflación". 

Tras año y medio cayendo, la sensación es que, salvo que la Fed lo impida, al euro le puede tocar subir en esta carrera de relevos cambiaria que, cuando se calienta, recibe el nombre de 'guerra de divisas'. Por el momento, ya merodea el cambio de 1,15 dólares que actuó como techo en 2015. Si no va más allá o vuelve sobre sus pasos, Draghi sólo se habrá llevado un susto. Si, en cambio, sigue adelante, el problema de Fráncfort irá a más. 

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