El 10 de marzo de 2016, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi aumentó las expectativas de que la autoridad monetaria podría, en algún momento, emitir dinero de helicóptero. Esto último denota básicamente una entrega gratuita de dinero nuevo, digamos, a consumidores, empresas y entidades del sector público. ¿Por qué iba a querer el BCE hacer tal cosa?
Preocupa que el sector bancario de la zona euro ya no esté dispuesto o en disposición para proporcionar siempre más crédito y dinero. Por tanto se teme que la zona euro pueda caer en deflación, es decir, en un periodo de precios a la baja, acompañados por un declive en la producción y el empleo. Esto a su vez, podría poner en peligro todo el europroyecto.
El dinero de helicóptero, dicen algunos economistas, podría impedir ese resultado. El BCE solo tiene que imprimir más dinero y entregarlo a “los necesitados”. El nuevo dinero se usará luego para comprar bienes y servicios. Se dice que esto respaldará los salarios nominales: llevará a la producción de bienes superiores o a precios más altos.
Creación de dinero: Quién gana, quién pierde
Sin embargo, las cosas no son tan sencillas. Cualquier amento en la cantidad de dinero lleva a una redistribución de renta y riqueza entre la gente. Los primeros receptores del nuevo dinero pueden comprar bienes a precios que aún no han cambiado, mientras que los últimos receptores solo pueden comprar bienes con precios ya aumentados. Por tanto los primeros se harán más ricos a costa de los segundos.
¿Quién debería obtener primero el dinero? ¿Y cómo deberían distribuirse las entregas: sobre una base por cabeza, por renta o por cuenta bancaria? Cualquier criterio que se escoja, la asignación del nuevo dinero será algo arbitrario. Incluso si todas las personas obtuvieran el mismo cambio proporcional en sus tenencias de dinero al mismo tiempo, se verían afectadas de manera diferente.[1]
El reciente interés por el dinero de helicóptero está relacionado de cerca con los problemas creados por el régimen actual de dinero fiduciario. El dinero fiduciario se produce mediante expansión del crédito y hace que la deuda general de la economía crezca por encima de las rentas. Como consecuencia, la relación deuda-renta se mantiene creciente, llevando antes o después a una situación de sobreendeudamiento.
Puede suponerse que el dinero de helicóptero pueda poner fin a la dinámica desfavorable de la deuda causada por el dinero fiduciario. Primero, remplazando la creación de dinero basada en el crédito con dinero de helicóptero podría impedir que crezca más la carga de la deuda de la economía, mientras que sostiene un flujo “suficiente” de nuevo dinero en el sistema económico.
Segundo, la nueva inyección de dinero refuerza las rentas nominales. Los economistas con mentalidad keynesiana argumentarían que el aumento monetario induciría a la producción de bienes superiores. Sin embargo, los economistas de la Escuela Austriaca tendrían una opinión bastante diferente: la inyección de nuevo dinero solo generaría precios más altos.
Lo indiscutible es que el dinero solo tiene una función: la función de medio de intercambio. Todas las demás funciones del dinero (la unidad de cuenta y la función de almacén de valor) son meramente subfunciones de la función del dinero como medio de intercambio. Ningún aumento en la cantidad de dinero hace ni puede hacer más rica una economía, solo es inflacionista.[2]
El dinero de helicóptero no es ninguna mejora con respecto al dinero fiduciario con respecto a las consecuencias inflacionistas. También se crea de la nada. De hecho, el dinero de helicóptero podría fácilmente convertirse en una pesadilla inflacionista. Pues una vez el banco central empieza a emitir dinero de helicóptero, cabe esperar que se dispare la demanda de dinero.
Bancos centrales y política de grupos de interés
El canco central estará bajo una creciente presión política para entregar dinero a un creciente número de “personas y sectores necesitados” y la cantidad de nuevo dinero nunca aumentará lo suficiente para atender su demanda. Por tanto no es tan absurdo suponer que la creación de dinero de helicóptero quede fácilmente fuera de control.
Esto es lo que ocurrió en el periodo de la Revolución Francesa, cuando el gobierno decidió emitir asignados y, luego, órdenes (papel moneda sin respaldo, pensado para sostener las finanzas públicas e impulsar la actividad económica). Estas monedas representaron dinero de helicóptero y fracasaron estrepitosamente, generando hiperinflación 1796 y una quiebra de la economía.
Una vez el gobierno revolucionario en Francia decidió dar asignados, nada pudo contener su continua emisión. En su libro Fiat Money Inflation in France (1896), Andrew D. White señala en este contexto:
La vieja queja de una “escasez de medios circulantes” no se calmó: aparecía poco después de cada emisión, sin que importara lo grande que fuera. Pero todo estudiante aplicado de la historia financiera sabe que esta queja siempre se produce después de esas emisiones (mejor, que debe producirse), debido a la obediencia a una ley natural, la anterior escasez o más bien la insuficiencia de moneda se repite tan pronto como los precios se ajustan al nuevo volumen y ahí se produce un pequeño reavivamiento del negocio con el habitual aumento en el crédito.[3]
A la vista de la catástrofe económica causada por la hiperinflación como consecuencia directa de emisiones cada vez mayores de papel moneda sin respaldo, White observa:
El agudo sufrimiento del caos y la ruina producidos por los asignados, mandatos y otro papel moneda en el proceso de repudio duró casi diez años, pero el periodo de recuperación duró más que la generación que le siguió. Hicieron falta cuarenta años completos para devolver capital, industria, comercio y crédito a las condiciones del inicio de la revolución e hizo falta un “hombre a caballo” que estableciera la monarquía sobre las ruinas de la república y perdiera millones de vidas por el Imperio, a añadir a los millones que se habían sacrificado por la revolución.[4]
Desde un punto vista político-económico, la idea de que el dinero de helicóptero pueda ser usado sabiamente parece una ilusión. Sugiriendo que pueda, en algún momento, convertir el euro en dinero de helicóptero, el BCE ha entrado en una pendiente resbaladiza: Emitir dinero de helicóptero podría resultar un peligroso y tal vez incluso fatal golpe a la ya frágil arquitectura político-económica del euro.
Publicado originalmente el 21 de abril de 2016. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.
[1] Para más explicaciones, ver Ludwig von Mises (1953), The Theory of Money and Credit, parte dos, cap. II (II) §8, pp. 137-145, esp. 141-143. [La teoría del dinero y del crédito]
[2] Esto significa que los precios serán más altos, comparados con una situación en la que la cantidad de dinero haya permanecido inalterada.
[3] A.D. White (1933 [1896]), Fiat Money Inflation in France, How It Came, What It Brought, and How It Ended (D. Appleton-Century Company: Nueva York, Londres), p. 46.
[4] Ibíd., p. 62.
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