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viernes, 29 de abril de 2016

INDITEX: GARANTÍA SOCIAL




Inditex es una compañía que despierta odios cuasi viscerales en una parte de la sociedad española. No es casualidad, pues encarna todo cuanto los anticapitalistas odian: se trata de una de las mayores empresas del planeta surgida de la nada en un sector aparentemente caduco —el textil— desde una pequeña población gallega —Arteixo— y de las manos de un señor que abandonó los estudios a los 12 años y que merced a todo ello se ha convertido en el hombre más rico del mundo. Inditex desafía el sentido común económico de quienes creen que son los políticos quienes crean la riqueza: Inditex ni necesitó de grandes infraestructuras públicas que interconectaran Arteixo con el resto de España, ni de fuertes subvenciones estatales a la I+D+i, ni de un torrente de gasto en educación pública para formar y capacitar a Amancio Ortega. No: Inditex apenas requirió de una buena idea de negocio (adaptar inmediatamente el diseño de la ropa a las cambiantes necesidades de los consumidores y abastecer sus tiendas en el menor tiempo posible gracias a una excelente logística) y de la austera reinversión orgánica de los expansivos beneficios que iba cosechando. Buenas ideas más crecimiento vía ahorro interno igual éxito empresarial global.
Mas, acaso por tamaños logros, los reproches anticapitalistas contra Inditex sólo han hecho que arreciar según ha pasado el tiempo. El principal, que la empresa textil explota a miles de ciudadanos en países como Camboya, Bangladesh o Vietnam. Poco importa que sólo un 35% de todas las prendas que comercializa Inditex se produzcan en Asia, que las suministren esencialmente proveedores externos a la propia compañía, y que Inditex fiscalice a más del 90% de esos proveedores a través de auditorías sociales que garantizan la inexistencia de trabajo forzoso o infantil, el respeto a libertad de asociación sindical o unas adecuadas condiciones de higiene y seguridad. La sombra del amaño y de la manipulación siempre pesará sobre Inditex. Y, precisamente por ello, la empresa gallega acaba de suscribir un acuerdo con el sindicato mundial IndustriALL para que sus inspectores formen parte de esas auditorías y controlen directamente las condiciones laborales de sus proveedores. Luz y taquígrafos para demostrar de una vez que la fuente de beneficios de Inditex no reside en la explotación de los trabajadores, sino en el ingenio empresarial para lograr ofrecerle al consumidor justo aquello que desea en un menor tiempo y a un menor coste que sus competidores.

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