El grupo de ingeniería propiedad de Luis Delso ha claudicado ante sus dificultades financieras y plantea un canje de deuda por capital, más una ampliación de capital
El presidente de Isolux, Luis Delso. (EFE) ----------->
Isolux ha terminado por claudicar. Después de casi un año dando largas a la banca para ganar tiempo, la compañía propiedad de Luis Delso ha propuesto a los acreedores una reestructuración financiera de su balance al estilo Abengoa. Es decir, un canje de deuda por capital, más una inyección de fondos para hacer viable un grupo que adeuda cerca de 3.600 millones de euros. Una operación que castigará con fuerza a CaixaBank, accionista de referencia, al Estado, también presente en el capital, y a Banco Santander, el mayor prestamista.
Según indican fuentes del sector, Isolux ha contratado los servicios de Rothschild y de Houlihan Lokey para proponer a los acreedores una solución que permita al grupo de ingeniería continuar con sus actividades sin los problemas financieros que ahora le impiden presentarse a concursos para ganar contratos. El planteamiento de partida es que los bancos y los bonistas acepten en una primera fase una quita de la deuda. En paralelo, se les propondrá un canje del pasivo por capital, de forma que se convertirán en accionistas de la empresa. Y por último, una inyección de dinero fresco para financiar el día a día.
La situación de Isolux tiene en vilo a la banca desde que hace más de un año fue incapaz de llevar a cabo la salida a bolsa, transacción con la que pretendía reducir su endeudamiento, sanear su balance y obtener fondos para continuar con su operativa. Pero la oferta pública de suscripción (OPS) se suspendió por falta de inversores que comprasen las acciones. Posteriormente, en junio, el grupo controlado por Luis Delso, empresario a quien se liga con el PSOE, logró refinanciar hasta 2020 un vencimiento urgente de 263 millones que expiraba ya y sobre el que sobrevolaba el fantasma del impago.
Oficinas de la empresa Isolux Corsán en Madrid. (EFE)
En ese momento, la compañía anunció que ponía en marcha un plan de venta de activos para adecuar su capacidad de generación de ingresos a la deuda, que se cifraba en 1.600 millones, más otros 2.000 en 'project finance' y proveedores. En concreto, comunicó su intención de desprenderse de T-Solar, su división de energías renovables, de su negocio de redes de transmisión en Brasil y de una parte de su filial de concesiones, de la que se haría cargo el fondo canadiense PSP. Pero hasta la fecha, por distintas causas, no ha podido cerrar ninguna de estas operaciones, lo que ha encendido la alarma entre los acreedores.
Para tratar de llegar a un acuerdo, Isolux se ha puesto en manos de Rothschild, banco que le está ayudando en la desinversión de T-Solar, y en Houlihan Lokey, el mayor especialista del mundo en reestructuraciones empresariales. Actualmente, este banco estadounidense está trabajando en nombre de los bonistas en el rescate de Abengoa, cuyo planteamiento general servirá de modelo para la también ingeniería de Delso. Además, ha llevado casos como los de Panrico (900 millones de deuda), Martinsa-Fadesa (7.000 millones), Codere (1.300 millones), Eroski (2.500 millones) e Itevelesa (450 millones).
Un dolor de muelas para CaixaBank y el Estado
Una de las primeras medidas que va a acometer Isolux es frenar en seco las desinversiones, puesto que los potenciales compradores, conocedores de la situación de la compañía, estaban ofertando a la baja, tanto en el proceso de T-Solar como en el de la filial de Brasil. Las ofertas recibidas en ambos casos apenas llegan para cubrir la deuda de las subsidiarias, que en el caso de la primera ronda los 600 millones de euros. El grupo se desprenderá de estos activos una vez realice la reestructuración global de su pasivo.
Según distintas fuentes, Isolux tiene una deuda corporativa de unos 1.700 millones, repartida entre 850 millones en manos de los bonistas que suscribieron dos emisiones en 2014, y otra con bancos por una cifra similar. Además, adeuda unos 300 millones en concepto de circulante a entidades financieras, dinero que le sirve para ir pagando las facturas a proveedores. Hasta la fecha, la compañía ha cumplido siempre, tanto con los bonistas, como con los bancos y con los suministradores, si bien el periodo de pago a estos últimos lo ha ido dilatando últimamente superando el límite legal máximo.
Isolux es propiedad de Luis Delso y José Gomís, que controlan el 52% del capital a través de sociedades en Luxemburgo y Holanda. Pero en su accionariado también está CaixaBank, dueña de un 22% heredado de la compra de Cajasol, y el Fondo de Garantía de Depósitos, que se quedó con el 11,7% de la quebrada Caja Castilla-La Mancha. Asimismo, también tienen paquetes minoritarios Unicaja, Banca Mare Nostrum (BMN) y EBN Banco.
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