El primer requisito que deben cumplir los inversores de renta fija que quieran disfrutar de rendimientos atractivos en el entorno actual caracterizado por bajos tipos de interés es estar dispuestos a invertir con la mayor flexibilidad posible. Tradicionalmente, los objetivos de los inversores clásicos de renta fija han consistido en la preservación de capital y conseguir una renta estable.
Como es evidente en el entorno actual, estos dos objetivos ya no son tan fáciles de alcanzar como lo fue en el pasado. Entonces nos planteamos una pregunta muy simple: ¿cuáles son las alternativas? Invertir en renta variable es una posibilidad; sin embargo, el perfil de riesgo y la volatilidad no permitirá dormir tranquilos a aquellos inversores con un horizonte de inversión más corto y que están más cerca de disfrutar una merecida jubilación. Afortunadamente, la renta fija ofrece más que deuda pública. De hecho, las posibilidades de inversión dentro de la renta fija son muy amplias lo que permite acceder a otras fuentes de rentabilidad y contar, al mismo tiempo, con mayor diversificación de la cartera.
Las posibilidades de inversión dentro de la renta fija son muy amplias, lo que permite acceder a otras fuentes de rentabilidad y contar, al mismo tiempo, con mayor diversificación de la cartera.
En nuestra opinión, no es necesario que los inversores en renta fija abandonen completamente las estrategias tradicionales en bonos. Sin embargo, han de estar dispuestos a asignar una mayor cantidad de capital, dentro su asignación a renta fija, a estrategias que exploten otras fuentes rentabilidad y permitan tener una cartera diversificada, lo que permite reducir la volatilidad conservando el mismo perfil de rendimiento.
Como es previsible, para lograr la diversificación máxima, los inversores necesitan tener acceso a la totalidad del universo de bonos, es decir, invertir y diversificar el riesgo entre clases de activos, estrategias de inversión y horizontes temporales, compensando de esta forma los riesgos. Los riesgos de crédito, por ejemplo, pueden cubrirse con posiciones en divisas mientras que los riesgos de mercados emergentes pueden cubrirse con posiciones en tipos.
Como comentábamos antes, otro elemento muy importante a la hora de invertir en bonos es la flexibilidad. En este sentido, toda cartera que no esté limitada por un índice de referencia estará en una mejor posición para aprovechar los movimientos del mercado. En renta fija las fuentes de valor difieren de un año a otro y las variaciones pueden ser muy amplias. Por ejemplo, en 2008 los bonos de alta rentabilidad europeos tuvieron una rentabilidad de –31,2%, pero al año siguiente, en 2009, lograron la mayor rentabilidad dentro de este segmento, alcanzando el 84,6%. En definitiva, diversificación y flexibilidad son las claves para que las carteras de renta fija ofrezcan lo que los inversores esperan: rendimientos constantes y estables.
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