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viernes, 15 de abril de 2016

El mercado siempre se abrirá camino en Venezuela, pese al Estado


No se trata sólo de un intercambio de bienes y servicios, sino las personas y sus elecciones para alcanzar los propósitos que se fijen


hdgfv (Panorama.com.ve)
Las regulaciones de horarios en los centros comerciales de Venezuela se fueron flexibilizando a medida que se los burócratas se dieron cuenta de que no podían controlarlas. (Panorama)

Los intelectuales de la Escuela Austríaca de Economía reiteradamente nos enseñan que el mercado se abre camino, a pesar de las regulaciones injustificadas y arbitrarias del Estado. Y esta afirmación se debe a que el mercado somos todos: son las personas y sus elecciones individuales. Siendo el mercado esto, las personas, independientemente de las regulaciones, buscará formas de sobrevivir a pesar de estas regulaciones.
Ludwig von Mises con su monumental tratado de La acción humana nos enseña que:
Suele hablarse, en sentido metafórico, de las fuerzas automáticas y anónimas que mueven el “mecanismo” del mercado. Al emplear tales metáforas, la gente olvida con frecuencia que los únicos factores que orientan el mercado y determinan los precios son las acciones deliberadas de los individuos. No hay automatismo alguno; sólo existen personas que consciente y deliberadamente se proponen alcanzar objetivos específicos y determinados”.
Por su parte, Friedrich A. Hayek en La fatal arrogancia nos advierte que “nadie puede conocer en su integridad la información relativa al conjunto de recursos de los que cualquier plan económico tendría que hacer uso, razón por la cual el planificador será siempre incapaz de controlarlos”.
Uno de los ejemplos más claros lo vi recientemente con las regulaciones de horarios en los centros comerciales por la crisis eléctrica que actualmente estamos viviendo en Venezuela. Los centros comerciales sólo podían abrir a partir del mediodía hasta las 6 p.m. Esta medida afectaba a los locales comerciales, a los restaurantes, a los cines, a los teatros e incluso a las oficinas administrativas de las empresas que funcionan en los centros comerciales.

¿Cómo funcionó esto? Al principio, se respetó a cabalidad la restricción. Pero a las pocas semanas, los locales comerciales empezaron a prestar servicio sin luz, pero era algo que debían hacer a riesgo de cerrar definitivamente. Digamos que era una forma de sobrevivir.

Corporación Eléctrica Nacional S.A. (CORPOELEC), o mejor dicho, los empleados de la empresa estatal, que al inicio fiscalizaban rigurosamente el estricto cumplimiento de los horarios, también empezaron a flexibilizar la forma de fiscalizar a las empresas. ¿Qué otra opción tenían? Colocar funcionarios, militares, Policía Nacional en cada uno de los establecimientos?

¿Eso era posible? ¿Existía alguna forma de impedir que las empresas y los comerciantes en general buscaran la forma de subsistir?

En Venezuela este es sólo un caso. Aunque no es lo ideal, porque al fin y al cabo son mecanismos de autodefensa ante los controles, el mercado paralelo y los bachaqueros (los revendedores de productos escasos) también son manifestaciones de ese mercado que siempre se abrirá camino. En este caso, el mercado nos muestra la cara de la supervivencia.

Pero analicemos la innegable y evidente naturaleza del mercado a través de casos distintos al de Venezuela y que resultan excelentes ejemplos de cómo el mercado mejora las condiciones de vida. Sólo mencionemos los proyectos que se han llevado a cabo a través del internet, como Amazon, Netflix, Youtube y Uber, que presentan otras opciones al consumidor en las áreas de libros, películas, vídeos y transporte, respectivamente. En este caso, el mercado nos muestra la cara de la innovación.


En estos casos vemos una pequeña muestra de las distintas facetas del mercado, las cuales son múltiples e infinitas, como también lo son los fines y propósitos que se fija el ser humano para satisfacer sus necesidades o alcanzar una mejor situación respecto de la actual. Y este es el punto que deseamos destacar. El mercado no es simplemente intercambio de bienes y servicios, sino las personas y sus elecciones para alcanzar los propósitos que se fijen.

Si no se entiende o no se quiere entender que el mercado es comprender la naturaleza humana, repetiremos las atrocidades cometidas por los regímenes socialistas (en cualquiera de sus formas) durante el siglo XX y lo que lleva el siglo XXI.

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