El año 2015 se ha cerrado para la economía española con cifras récord en un entorno complejo. El PIB crecía un 3,2%, más de lo estimado por varios organismos internacionales, mientras se confirmaba que el crecimiento anualizado global se ralentizaba. Adicionalmente, la EPA mostraba una bajada histórica del paro, que se situaba en el 20,9%, con más de 18 millones de ocupados y una creación de empleo de más de 500.000 trabajos en 2015. Mucho que hacer, pero mucho conseguido.
Ante esta situación, cuando hemos salido de una crisis tan grave en la que se llegaron a destruir 1.500 trabajos diarios, solo cabe una política, Seguir con las reformas y avanzar por la senda adecuada. Sin embargo, lo que se nos plantea a los ciudadanos desde los mal llamados “pactos de progreso”, es repetir los errores de 2008. Pactos de retroceso.
Este fin de semana, Podemos exigía desde las páginas de un diario económico, “retrasar la reducción del déficit”, subir impuestos y aumentar gastos y subvenciones. Cualquier persona en su sano juicio se sorprendería de que, precisamente en nuestro país, se proponga repetir paso a paso la política económica de 2008, que nos llevó a crear un agujero fiscal anual de casi 100.000 millones de euros y destruir 3,5 millones de puestos de trabajo. Muy social.
Lo peor es que estos señores piden “retrasar la reducción del déficit” -es decir, endeudarse más-, y luego declaran la deuda ilegítima.
Pero lo que se nos ofrece es eso. Repetir las políticas económicas que han hecho de Andalucía, tras 35 años de gestión asistencialista socialista, la región con más paro de la Unión Europea y haber dilapidado décadas sin cambiar el patrón de crecimiento.
Todo en nombre de acabar “con la austeridad”. Es una broma llamar austeridad a mantener el gasto público y ocho años consecutivos de déficits muy por encima del límite del pacto de estabilidad. Porque de austeridad, nada. Llevamos un estímulo fiscal superior a 60.000 millones de euros anuales desde hace más de ocho años. Hemos mantenido el gasto público y, sobre todo, el social, intacto en su gran mayoría. Reducir el déficit no es un capricho, es una urgencia que la propia Comisión Europea reitera. Y no se consigue con la manida llamada a “subir los impuestos a los ricos”. La evidencia de los pactos PSOE-Podemos en España es que se los suben a todos.
Lo que proponen los del “pacto de retroceso” es agrandar el agujero. Repetir los errores que han llevado a otros socios europeos al estancamiento.
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