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viernes, 30 de octubre de 2015
Un debate plural sobre la economía española
Publicado el 30 sept. 2015
La Fundación Rafael del Pino organizó un encuentro bajo el título “Un debate plural sobre la economía española” en el que intervinieron Daniel Lacalle, Emilio Ontiveros y Juan Torres con motivo de la publicación de su libro “Hablando se entiende la gente” editado por Deusto. Se trata de un ensayo que deja de lado la ideología política y económica para buscar los puntos en común sobre cómo reflotar nuestro país.
Claves para reducir el desempleo en España. Daniel Lacalle.
El 24 de noviembre sale a la venta mi libro “Acabemos con el Paro” en el que analizo las medidas que podemos tomar para crear mucho más empleo y de mayor calidad. En este vídeo cortesía de La Sexta Noche, comentamos las claves para reducir el desempleo en España.
De repente, alguno ha descubierto la desigualdad… en esta legislatura. A pesar de que la desigualdad se disparó entre 2006 y 2011 un 11% con respecto a la media de la UE y haya caído en 2014 y 2015, según Eurostat. A pesar de que la desigualdad haya crecido en España desde 2005 menos que en Dinamarca o Francia.
El 52% de los nuevos parados de España y el 27% del total están en Andalucía. La región con más paro de Europa desde hace muchos, demasiados años. Treinta y tres años de asistencialismo, políticas de intervención y redistribución no solo no han cambiado el patrón de crecimiento, han perpetuado el rentismo y la baja competitividad. Y nadie se arrepiente. Será que les ha faltado tiempo. Y aun “exigen” que se aplique el mismo modelo al resto del país.
Nos rasgamos las vestiduras ante la temporalidad y precariedad, pero la temporalidad era del 31% del total de contratos en 2007 y hoy es el 25%. En el cuarto trimestre de 2007 los contratos indefinidos eran el 69% y hoy son el 75%. A finales de 2011 era el 74%. Parece a veces que antes de 2011 vivíamos en Silicon Valley.
El subempleo en España es del 9% del total, según la OCDE, y son menos de un 3% los contratos de menos de tres meses.
Nos rasgamos las vestiduras ante la temporalidad y precariedad, pero la temporalidad era del 31% del total de contratos en 2007 y hoy estamos en el 25%
Crear 353.000 puestos de trabajo y 528.000 afiliados a la Seguridad Social, cuando desde hace siete años solo hablábamos de destrucción de empleo,debería ser causa de celebración. Que lideremos la creación de empleo de la OCDE es una gran noticia. La calidad, los salarios altos y la mejora vendrán cuando las condiciones de inversión y la certidumbre para crear proyectos a largo plazo mejoren, no cuando lo decida un comité. Y hacer mucho más debe ser una prioridad. Sin embargo quieren que hagamos mucho menos.Introducir mayor rigidez y revertir las reformas para repetir los errores de 2008, sin sonrojarse ni pedir perdón por poner al país al borde de la quiebra.
Es una buena noticia que España sea el segundo país de la Unión Europea en número de nuevos contratos indefinidos entre 2014 y 2015. Pero lo que es más revelador es que el modelo dirigista e intervencionista francés está destruyendo empleo fijo y juvenil.
En el periodo 2014-2015 mientras España ha creado un millón de puestos de trabajo y liderado, tras Alemania, la creación de empleo indefinido, Francia destruía 236.000 empleos indefinidos y Bélgica 47.000, destruyendo ambas también empleo neto.
La Unión Europea gasta en políticas activas de empleo casi el 1% del PIB anual y sin embargo ha destruido empleo mientras aumentaba el gasto.
En mi próximo libro ‘Acabemos con el Paro’ (Deusto, a la venta 24 noviembre), lo explico. Tenemos un problema. Muchos partidos no quieren acabar con el paro. Quieren gestionar los fondos del asistencialismo. Más parados, más subvenciones, observatorios, comités, fondos y cursos.
Si quisiéramos reducir el paro la prioridad de todos los partidos sería facilitar que los autónomos crecieran, que las pymes tuvieran facilidades para hacer la transición a gran empresa, no escollos burocráticos, normativos e impositivos crecientes. La primera línea de su programa sería mejorar diez o veinte puntos en el ranking de facilidad para crear empresas del Banco Mundial. La segunda sería cambiar una fiscalidad anticrecimiento que penaliza al que desarrolla su negocio y critican todos los organismos internacionales. Una fiscalidad mal diseñada que cobra a emprendedores, autónomos y pymes antes siquiera de haber vendido, no ya de tener beneficios, y que penaliza el crecimiento con una falsa progresión que es regresiva, frena el incentivo a crecer.
El empleo de calidad y largo plazo en España no va a venir del asalto al emprendedor. En un país con un 90% de pymes y a mayor parte microempresas, el empresario no es el Tío Gilito nadando en dinero, es un trabajador más que sufre y pelea cada euro con sus empleados.
El empleo solo va a mejorar cuando dejemos de creer que lo van a crear unos señores que nunca han creado una empresa ni contratado a una persona con su riesgo y su dinero.
La precariedad se terminará el día que tengamos más expertos en crear riqueza y menos en redistribuir la nada y repartirse su comisión.
El empleo solo mejorará cuando dejemos de creer que lo van a crear unos señores que nunca han creado una empresa ni contratado a una persona con su dinero
Estamos cambiando el patrón de crecimiento porque, gracias a Dios, no lo ha decidido un comité en un plan quinquenal. Estamos exportando más y mejor sin hundir la balanza comercial “incentivando la demanda interna”. Hemos reducido a casi la mitad el déficit tecnológico sin tirar de las subvenciones de “desmercantilización de la vivienda” y estudios sobre la migración de patos. Yhemos reducido el paro a pesar de los palos en las ruedas normativos, locales, regionales, sectoriales que introducimos cada dos por tres y que convierten crear una empresa en un ejercicio de Corredor del Laberinto.
Hemos comprobado los errores de copiar los modelos que en Europa han generado estancamiento y desempleo. Y encima no han conseguido mejorar las perspectivas ni de igualdad ni de empleo juvenil.
España puede crear mucho más de dos millones de puestos de trabajo en los próximos tres años.
Como no los va a crear es esperando que lo haga un comité de ocupas, politólogos y creadores de observatorios con nuestro dinero.
Pero reducir el paro significa menos cursos y menos comités. Vaya.
@elconfidencial
Adicionalmente, lean “cinco mitos sobre la recuperación y el empleo” aquí.
¿Hacia dónde se dirigen los países exportadores de materias primas?
por Rafael Pampillón en Economía Global, Economía Mundial
Los precios de buena parte de las materias primas están cayendo con fuerza desde hace más de tres años: el índice CRB[1] de materias primas han retrocedido más de un 40% desde abril de 2011. Esta pérdida de valor ha pasado factura, en términos de crecimiento y expectativas, a los países exportadores de commodities. El FMI considera que un país es “exportador de materias primas” cuando, en media del periodo 1962-2014, las exportaciones de materias primas son más del 35% del total y sus exportaciones netas de materias primas representan, al menos, el 5% de su comercio total (exportaciones más importaciones). Con estos parámetros, el FMI considera “exportadores de materias primas” a 52 países, 20 de los cuales son economías emergentes de renta baja (ver Tabla al final).
El FMI estima que la caída acumulada por las materias primas y el escenario de precios bajos que se maneja en el horizonte de previsión se traducirá en un ritmo de crecimiento para los países exportadores de materias primas en el 2015-2017 casi 1 punto inferior al alcanzado en 2012-2014. Este recorte sería de 2,25 puntos en el caso de los exportadores de petróleo.
Los países exportadores, no obstante, se encuentran a día de hoy en mejores condiciones para limitar el impacto sobre el crecimiento de la corrección de los precios de las commodities que en anteriores episodios. En concreto, la política fiscal ha sido menos pro-cíclica (permitiendo generar un “colchón fiscal” en los periodos de bonanza), se han generalizado los sistemas de tipo de cambio flexibles y se han desarrollado más los mercados financieros. En concreto, el FMI señala que los países con regímenes de tipo de cambio flexibles, con políticas fiscales menos pro-cíclica y con mayores ratios de crédito sobre el PIB (tomando como proxy del desarrollo del mercado financiero) son los que presentan las menores fluctuaciones en el crecimiento por el impacto de la variación de los precios de las materias primas.
Además, las autoridades deben ser realistas acerca del verdadero crecimiento potencial de sus economías. Esto quiere decir que, en los periodos en los que la caída de los precios de las materias primas provoque una fuerte desaceleración de la actividad, las autoridades no deben limitarse a aplicar medidas expansivas para lograr alcanzar el crecimiento observado en las fases de encarecimiento de las materias primas. De hecho, deberían centrarse en llevar a cabo reformas estructurales que eleven su crecimiento potencial y les haga menos vulnerables a las fluctuaciones en los precios de las commodities (dotar a sus economías de suficientes infraestructuras, mejorar el clima empresarial y aumentar la calidad de la educación, entre otros).
Fuente: Este post es un resumen del Capítulo 2 del World Economic Outlook (Octubre de 2015): “¿Hacia dónde se dirigen los exportadores de materias primas?” Elaborado por José Ramón Díez.
[1] It was first calculated by Commodity Research Bureau, Inc. in 1957 and made its inaugural appearance in the 1958 CRB Commodity Year Book. The Index was originally composed of 28 commodities, 26 of which were traded on exchanges in the U.S. and Canada, and two cash markets. It included barley and flaxseed from the Winnipeg exchange; cocoa, coffee “B”, copper, cotton, cottonseed oil, grease wool, hides, lead, potatoes, rubber, sugar #4, sugar #6, wool tops and zinc from New York exchanges; and corn, eggs, lard, oats, onions, rye, soybeans, soybean meal, soybean oil and wheat from Chicago exchanges.
La reducción de la deuda y la apertura de la economía española.
por Rafael Pampillón
La actividad económica de España ha tenido en 2014 y sobre todo en 2015 su mejor comportamiento de los últimos siete años. Gracias a este crecimiento durante los dos últimos años se está creando empleo, aumentando la recaudación fiscal y reduciendo el endeudamiento de las empresas y de las familias. Y aunque las perspectivas económicas mundiales y también las de España se debilitan las empresas españolas siguen trabajando para reducir sus niveles de deuda.
El problema de la deuda
A pesar de que los organismos internacionales aplaudan los esfuerzos realizados por España para salir de la recesión económica, también apuntan a que nuestro país deberá llevar a cabo más reformas, durante al menos dos años, para corregir los problemas estructurales de nuestra economía. Así, la Comisión Europea está demandando más recortes en el gasto público para cumplir con el objetivo de déficit fijado y evitar así que la deuda pública como porcentaje sobre el PIB siga aumentando. Precisamente en septiembre de 2015 el Ministerio de Economía informó que en el segundo trimestre de este año, el endeudamiento en términos de PIB se redujo ligeramente (tres décimas hasta el 97,7%), algo que no sucedía desde que estalló la crisis.
En esta misma línea se encuentran el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la OCDE, aunque centran más su atención en la deuda del sector privado. Ambos organismos hacen referencia a la débil situación de las empresas españolas que se caracterizan por su reducido tamaño y su alto nivel de endeudamiento. De ahí la necesidad que tienen las empresas de aumentar sus ventas de forma que les permitan obtener recursos para reducir su deuda de forma sostenible y duradera en el medio plazo.
Por ahora España está disfrutando de elevados niveles de crecimiento económico por lo que el sector privado (y el público) están en un momento excepcional para conseguir reducir su deuda.
Desgraciadamente, antes de la crisis económica, durante los años del boom, entre 2000 y 2007, las empresas españolas se endeudaron muy rápidamente con una tasa de crecimiento del 7% anual, la cual duplicaba la media europea. La deuda de las empresas no financieras alcanzó en 2007 un 125% del PIB. Uno de los motivos que pudo contribuir a este rápido crecimiento de la deuda fue la facilidad de acceso al crédito que le concedían las instituciones financieras. Sin embargo a partir de 2008 hemos asistido a un proceso de desapalancamiento financiero por parte del sector privado (empresas y hogares) llegando a reducirse el nivel de deuda de las empresas desde el 125% del PIB hasta un 87% del PIB.
En el cuadro se puede comprobar como la deuda de las empresas se reduce desde 1.261.105 millones de euros en 2008 a 932.600 millones en 2015.
A pesar de esta impresionante reducción, los niveles de endeudamiento del sector empresarial español son todavía altos y alejados de los que tienen nuestros socios europeos. Efectivamente, el sector privado español está convergiendo en niveles de deuda con el resto de las grandes potencias europeas, pero su tasa de endeudamiento todavía está por encima de otras como Alemania o Francia.
ENDEUDAMENTO (millones de euros) | ||||
(datos a diciembre excepto 2015) | ||||
ADMINISTRACIONES PÚBLICAS | SOCIEDADES NO FINANCIERAS | HOGARES | TOTAL | |
2008 | 439,771 | 1.261.105 | 908.161 | 2.609.037 |
2009 | 568.700 | 1.246.502 | 900.376 | 2.715.578 |
2010 | 649.259 | 1.244.018 | 895.244 | 2.788.520 |
2011 | 743.531 | 1.194.031 | 867.932 | 2.805.493 |
2012 | 890.976 | 1.082.851 | 830.879 | 2.804.705 |
2013 | 966.169 | 993.308 | 782.982 | 2.742.459 |
2014 | 1.033.848 | 948.594 | 749.079 | 2.731.521 |
2015 (julio) | 1.053.000 | 932.600 | 733.239 | 2.718.839 |
Fuente: Banco de España y Ministerio de Economía (2015)
Las empresas españolas van por buen camino, ya que forman parte de los cuatro países europeos en los que en los últimos años el sector privado ha conseguido disminuir su endeudamiento. Lo que le ha permitido, junto con la bajada de los tipos de interés reducir sus costes medios de financiación tal como apunta el Banco de España en su Boletín Económico de Junio de 2015. (El tipo de interés medio de los nuevos préstamos a empresas se encuentra en 2015 en el 3,4% mientras que a finales de 2008 alcanzó su máximo llegando al 6,6%).
Según el tamaño de las empresas, también existe una diferencia en cuanto al acceso a la financiación y al endeudamiento, las pymes han presentado durante los años de recesión menores niveles de deuda. En cambio las grandes empresas iniciaron un poco más tarde el proceso de desendeudamiento, este fenómeno se puede deber al hecho de que las pymes han tenido menos facilidad de acceso a nuevos créditos durante estos años.
Aunque las cifras sean todavía elevadas en algunos casos, podemos afirmar, en líneas generales, que el sector privado está haciendo grandes esfuerzos tratando de reducir su deuda, pero no se puede decir lo mismo del sector público, este ha ido aumentado su deuda de forma impresionante con respecto a 2008 pasando de 40% a cerca del 100% en tan solo 7 años.
En este contexto de elevado nivel de endeudamiento el crecimiento económico es fundamental. Es bien sabido que tanto los ingresos fiscales como las ventas empresariales están íntimamente ligados al crecimiento económico. Y es precisamente en un contexto de fase álgida del ciclo (como en el que se encuentra la economía española) cuando las ventas pueden aumentar y la deuda se puede reducir. Pero para conseguir vender más, junto a una coyuntura económica favorable, las empresas tienen que conseguir ser más competitivas en los mercados internacionales. Apuntar hacia sectores de alta calidad y mayor contenido tecnológico. Precisamente ha sido esa mejora de competitividad la que ha permitido que España saliese de la crisis a través de las exportaciones y que se haya situado en niveles elevados de crecimiento económico. Para que esta recuperación se consolide hay que seguir insistiendo en el protagonismo que deben tener nuestras empresas en el sector exterior, tanto las que producen bienes como también las que prestan servicios.
Importancia del sector servicios
En este sentido no se debe olvidar que la mayor parte de nuestras empresas se ubican en el sector servicios. En España y desde 1970, el sector servicios español ha ido adquiriendo una importancia creciente y ha pasado de representar el 46% del PIB en 1970 al 74% en 2014. Esta terciarización de la economía es habitual en el proceso de desarrollo económico de la mayoría de los países.
Además, en el caso de España el proceso de terciarización ha venido de la mano de una profunda transformación tecnológica. Así, la mayor parte de la inversión española en el exterior no está en el sector manufacturero sino en los servicios no turísticos como son la banca, distribución, ingeniería, gestión de infraestructuras (aeropuertos, autopistas, etc.) de aguas y de basuras, distribución de la energía, tecnología de renovables, telecomunicaciones, etc. Y en estas actividades solo tienen futuro las empresas cuya producción esté dotada de un elevado componente tecnológico. La época de la competitividad basada en los precios bajos debería ser cosa del pasado y cambiar a la que se basa en la innovación.
En las exportaciones también se puede apreciar cómo los servicios no turísticos toman cada vez más fuerza en la economía española. Tradicionalmente el saldo de estas actividades en la balanza de pagos ha sido negativo, es decir, se importaban más servicios no turísticos de los que se exportaban. Sin embargo, desde el comienzo de esta crisis económica se ha consolidado una tendencia positiva en la que las exportaciones de actividades no turísticas de mayor contenido tecnológico han aumentado mucho más rápido que las importaciones. Esto ha permitido que España sea desde hace más de 6 años un exportador neto de servicios no turísticos lo que ha contribuido muy positivamente al crecimiento económico que ahora disfrutamos. Y es un indicador más de que la recuperación no es posible sin mejoras en la competitividad y aumentos en la intensidad tecnológica de la actividad económica española.
La necesaria reindustrialización
La evolución desde la agricultura y la industria hacia los servicios es una evolución histórica natural y un factor de progreso ya que está relacionada con el aumento de sectores relacionados con el estado del bienestar (sanidad, educación, comunicaciones, ocio, restauración, turismo, etc.). Sin embargo muchos servicios dependen de la industria. Los servicios financieros y de seguros, los comerciales, los de transporte, los de consultoría, auditoría, ingeniería, diseño, investigación, etc. dependen de la industria y en menor medida, de la agricultura y la construcción. Muchos servicios no se desarrollarían en ningún país, si no existiese una base industrial fuerte.
La experiencia histórica de las economías más avanzadas y también de las economías asiáticas muestra que para alcanzar un nivel alto de desarrollo es preciso establecer una base industrial interna amplia y robusta. Es más: no se conoce ningún país desarrollado, de tamaño grande, que no sea industrializado. El G-8, es el grupo de países más importantes y más industrializados del Mundo. Por eso la industria se percibe como una señal de desarrollo, empleo, productividad y fortaleza. Por tanto, aunque el sector servicios español es muy competitivo, y debe seguir siéndolo, pero no se debe olvidar la necesaria apuesta por la reindustrialización de España.
Los datos publicados en septiembre de 2015 por el INE muestran que el sector industrial español está creciendo a ritmos anuales del 5,2% el mayor ritmo en 15 años. Este buen comportamiento de los sectores industriales se apoya sobre todo en la mayor producción de bienes de consumo duradero (+3,8%) pero sobre todo de bienes de equipo (+10,2%). Por tanto, el IPI señala que tanto las familias, a través del aumento del consumo, como las empresas están mejorando su situación económica. Que los bienes de consumo duradero crezcan, y lo hagan a buen ritmo, es relevante porque se trata de un sector que se suele mover en la misma dirección que el ciclo económico: cuanto mejor es la situación de la economía, mayor es la demanda de bienes de consumo duradero. Además, también indican la confianza de los consumidores en las buenas expectativas de la economía. Así, cuando las empresas y las familias prevén una situación económica más halagüeña deciden comprar electrodomésticos, productos informáticos, automóviles y muebles (todos ellos bienes de consumo duradero) para remplazar los antiguos por otros más modernos.
Aumentan las expectativas empresariales
El incremento espectacular de la producción de bienes de bienes de equipo muestra una mejora de las expectativas empresariales. Por tanto, si aumenta la producción y, tal como está sucediendo, la instalación de bienes de equipo, también estará aumentando el crecimiento económico. Efectivamente, la inversión en bienes de equipo es un factor clave del aumento de la capacidad productiva de una economía y una señal de que los empresarios tienen buenas perspectivas de que el crecimiento económico continuará.
En este sentido los datos de Markit del Índice de Gestión de Compras (PMI por sus siglas en inglés) muestran que la producción industrial en el mes de agosto de 2015 alcanzó el nivel 53,2 un poco por debajo del 53,6 de julio. Sin embargo, al ser un valor por encima del 50 continúa el aumento del sector industrial español que está creciendo incluso más que el resto de nuestros socios europeos. El mismo indicador para la zona del euro se situaba en el 52,3.
Esta buena marcha económica de España seguirá su rumbo si los cambios políticos que se están produciendo y seguirán produciéndose en el futuro aseguran un marco de estabilidad a las empresas, también a las de capital extranjero. Y al igual que ha sucedido en otros países (Alemania, Gran Bretaña, etc.), a medida que vaya pasando el tiempo, las políticas económicas ortodoxas acabarán dando buenos resultados en términos de bienestar. Una recuperación económica y del empleo que cada vez más está siendo percibida por un mayor número de ciudadanos nacionales y extranjeros.
Precisamente el último Barómetro del Instituto Elcano muestra que la imagen que de España se tiene en el exterior mejora. En esta ocasión se preguntó a ciudadanos de Alemania, Reino Unido, Francia, Estados Unidos, México, Brasil, Corea del Sur, Indonesia, Marruecos y Argelia cuál es la imagen que tienen de nuestro país. España recibió una puntuación media de 7, continuando así la tendencia positiva que se sigue desde el año 2012. Los entrevistados alemanes y británicos consideran que España es ahora más fiable de lo que era hace dos años. Finalmente, para los encuestados las expectativas sobre nuestra evolución económica son muy positivas y la mitad de los encuestados cree que la economía española irá todavía mejor de lo que está yendo ahora.
El aumento de las exportaciones
La última información económica conocida antes de entregar este artículo al editor viene a confirmar que España sigue en esa buena dirección. Así, entre enero y junio de 2015 las exportaciones españolas de bienes y servicios han batido un nuevo récord alcanzando los 174.000 millones de euros, el valor más alto en un primer semestre del año desde que comenzó la serie histórica en 1971. La consecuencia ha sido un importante superávit de la balanza de bienes y servicios del 11%, hasta los 11.400 millones de euros en los seis primeros meses del año.
La tendencia positiva de las exportaciones españolas se está produciendo incluso a pesar de que la economía mundial está frenando su ritmo de expansión. Efectivamente el reciente informe del Banco Mundial rebaja la previsión de crecimiento mundial para este año 2015 en dos décimas, hasta el 2,8% y señala que es posible que no vuelva a alcanzar el nivel de crecimiento económico que había antes de la crisis (es decir, que se produzca un estancamiento secular). El motivo de la revisión a la baja es el menor crecimiento de Estados Unidos y de los países emergentes que han estado impulsando la economía mundial durante los últimos años y que ahora parece que comienzan a atravesar dificultades. En este contexto de ralentización económica internacional los buenos resultados de las exportaciones españolas tienen mayor relevancia.
¿Por qué mejoran las exportaciones españolas? Varias pueden ser las razones, entre otras, porque:
1) Hay más empresas que exportan regularmente. En el año 2010 había 109.000 empresas españolas se dedicaban a la venta de bienes en el extranjero. Cuatro años más tarde, en el año 2014, eran un 35% más: 147.700 empresas; de las cuales 45.842 son exportadoras regulares, es decir, han exportado todos los años desde hace cuatro. La crisis y la caída de la demanda interna han provocado un crecimiento de la internacionalización.
2) Mejora la calidad de la oferta exportadora que nos permite vender cada vez más en un mundo global muy competitivo: mientras nuestras exportaciones de bienes y servicios crecen al 6% la Organización Mundial del Comercio espera que el comercio mundial crezca, en 2015, un 3,3%. Muchas empresas españolas saben que sus oportunidades de crecimiento, de facturar más, están hoy ahí fuera y que solo con un elevado nivel de calidad podrán vender y competir en el exterior.
3) Por el mayor dinamismo de nuestras ventas fuera de la Unión Europea (UE) y también en la UE. Entre enero y junio de este año, y respecto al mismo periodo del año pasado, las exportaciones a Colombia un 19%, a México un 14%, a América del Norte un 11,6%, a Perú un 9%, a China un 6% y a Argentina e India un 5%. Además, también se han producido mayores ventas a la zona del euro. Así, frente a crecimiento global de la exportación de bienes del 5%, las exportaciones a la UE han crecido un 6,8%.
4) Por la devaluación interna provocada entre otros motivos por la reforma laboral. Se ha conseguido, así, flexibilizar el mercado laboral y conseguir una mayor eficiencia de recursos lo que ha permitido a las empresas reducir costes, mejorar su productividad y aumentar la contratación.
Perspectivas halagüeñas para la economía española
Además, el refuerzo de la internacionalización de la economía española ha venido para quedarse. Así lo señala también el indicador de perspectivas exportadoras del Ministerio de Economía ha llegado a su valor más alto desde antes de la crisis económica. Conviene recordar, una vez más, que las exportaciones de las empresas españolas han sido el principal factor que ha permitido la salida de la crisis y la rápida recuperación de la economía española. No obstante, la asignatura pendiente sigue siendo el elevado nivel de desempleo que sigue siendo muy alto.
En resumen, gracias al crecimiento económico las empresas españolas están reduciendo de forma sostenida su nivel de endeudamiento. Un crecimiento que viene impulsado también por las exportaciones. Desgraciadamente, parece que el mundo crece más lentamente y que, por tanto, nuestras empresas pueden tener más dificultades para poder vender en el exterior. Sin embargo, aunque este menor crecimiento mundial sea una amenaza para el crecimiento de las exportaciones es también una oportunidad para aumentar todavía más la competitividad de nuestros productos en los mercados internacionales, es decir, las empresas deben seguir invirtiendo en la formación de capital humano y en el desarrollo de nuevas tecnologías. El futuro de nuestras empresas y de nuestra economía está ahí: en seguir apostando por aumentar la cantidad y calidad de la oferta exportadora.
Fuente: Rafael Pampillón Olmedo “La reducción de la deuda y la apertura de la economía española.”. Economía Exterior. Otoño 2015, páginas 23 a 29. http://www.politicaexterior.com/economia-exterior/
Aumenta el déficit de la Seguridad Social
El repunte de la contratación pública ligada a las elecciones se ha convertido en algo normal en España
Entre la abundante información sobre la economía española publicada en las dos últimas semanas, destacan las afiliaciones a la Seguridad Social de septiembre. Es este un indicador al que los analistas de la coyuntura prestamos mucha atención, pues constituye un termómetro perfecto de la evolución del empleo y, por consiguiente, del conjunto de la economía.
En esta ocasión los datos se ajustaron bastante bien a lo previsto. Septiembre es un mes en el que terminan muchos trabajos de carácter temporal ligados a la temporada turística veraniega, así que no suele destacar por creación de empleo. En los años de expansión entre 2001 y 2007, la variación media mensual de las afiliaciones en este mes fue de -13.300, y en los años de recesión (2008-2013), de -67.000. El año pasado se produjo un aumento de 12.200 y este año han vuelto a aumentar en 8.900. Se puede concluir, por tanto, que en comparación con el comportamiento histórico, el dato no ha sido malo. Otra forma de analizar las cifras es ver la variación sobre la serie corregida de estacionalidad, que permite comparar en términos homogéneos sobre el mes o meses precedentes, aunque siempre deberemos tener en cuenta que los métodos de corrección de la estacionalidad dan cifras que hay que interpretar dentro de unos márgenes de error. Aquí observamos un aumento mensual de unas 35.000 afiliaciones. Si durante doce meses consecutivos se repitiera esta variación, en un año tendríamos un aumento de 420.000, cifra que no está mal, aunque todos desearíamos más dado el alto nivel de paro que hay que absorber.
Con el dato de septiembre tenemos el tercer trimestre completo, que es más significativo que el dato de un solo mes. El aumento sobre el trimestre anterior, sobre la serie desestacionalizada y corregida de factores atípicos, es de 110.000, un 2,7% en tasa anualizada. Ambas cifras son significativamente inferiores a las del segundo trimestre, en el que las afiliaciones aumentaron en 162.000, un 4% en tasa trimestral anualizada. Así pues, se observa una clara desaceleración en el ritmo de aumento de este indicador (gráfico superior izquierdo). Los sectores productivos que más acusan esta moderación son, en primer lugar, la construcción, seguida de los servicios de mercado y sobre todo de no mercado, mientras que el fenómeno apenas se acusa en la industria (gráfico).
Cada vez está más claro que durante la segunda mitad del pasado año y primeros meses del actual se produjo un fuerte repunte de la actividad constructora y de la contratación de personal en el sector público ligadas a la proximidad de las elecciones autonómicas y locales, algo que en España parece normal pero que en otras latitudes con más calidad democrática no se admitiría, pues supone un uso partidista del dinero de todos. Pasadas las elecciones, el ritmo de creación de empleo se modera. Esta es, por cierto, la razón principal de que el crecimiento de la economía se haya desacelerado en el tercer trimestre, como prevén el Banco de España y la mayoría de analistas privados.
Cabría esperar que el notable aumento de las afiliaciones se tradujera en una mejora de las cuentas del Sistema de la Seguridad Social, tal como contemplaba el presupuesto de este organismo, que fijaba el déficit para este año en 6.444 millones de euros (0,6% del PIB), frente a los 13.954 millones con que cerró 2014 (derechos menos obligaciones reconocidas). Sin embargo, el déficit va en aumento (gráfico inferior izquierdo). Hasta agosto los gastos van en línea con lo presupuestado, pero los ingresos por cotizaciones sociales aumentan sólo un 0,8% en vez del 6,8% previsto. La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal, en su reciente informe sobre los Presupuestos Generales de 2016, estima el déficit del Sistema de la Seguridad Social para este año en una cifra entre el 1,4% y el 1,6% del PIB. Esta desviación se trasladaría a 2016, por lo que la Autoridad pide que se estudie complementar los actuales ingresos del Sistema con transferencias del Estado o que se adopten otras decisiones para equilibrar el sistema.
El repunte de la contratación pública ligada a las elecciones se ha convertido en algo normal en España
Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (FUNCAS).
Carlos Marx y su buen verdugo
Lo que a sabiendas hizo Marx fue darnos algo que al cabo retrasó y empeoró al mundo y a los seres humanos. Los cubanos resumimos un ejemplo cabal de esto último
El asunto comenzó como comienza todo en este mundo. Primero fue el verbo, la palabra. Pero esta no venía a relatarnos el mito sobre cómo los judíos construyeron su identidad. La palabra llegó exhibida como ciencia y como manera única de hacernos comprender lo inapelable del destino, el comportamiento de la realidad-real, un mecanismo rector en el pasado, presente y futuro.
En el siguiente artículo analizamos, mediante un aspecto de la teoría económica de Carlos Marx, el intento de engaño intelectual que más ha perdurado en la historia, y ha perdurado a pesar de que en el mismo siglo XIX encontró su verdugo también intelectual: la escuela austriaca de economía, estación obligada en el pensamiento liberal contemporáneo.
Cabalgaremos sobre una noción de Eugen von Böhm-Bawerk, figura relevante de la escuela austriaca, también conocida como neoclásica o marginalista. Böhm-Bawerk escribió que El capital cuenta con tantos errores como argumentos, y precisó que “los tres volúmenes muestran trazas evidentes de haber sido una ocurrencia sutil y artificial pensada para hacer que una opinión preconcebida parezca el resultado natural de una investigación prolongada”.
Las selecciones del economista
A pesar de que Marx llegó a poseer los conocimientos enciclopédicos que él mismo elogió en Hegel, no tuvo en cuenta la estatura del abad italiano del siglo XVIII Ferdinando Galiani —apreciado por Nietzsche— y desoyó a escolásticos de la escuela de Salamanca. Evadió establecer a partir de ellos, y en destellos previos, una teoría del valor sobre la mercancía. Habrá que preguntarse si Marx, de una curiosidad a toda prueba, desoyó a Galiani y a los salmantinos o estos no le sirvieron para lo que había preconcebido.
Valga aclarar que estamos muy próximos al convencimiento de que el judío germano algo debió conocer de los escolásticos que dentro y en los alrededores de la escuela de Salamanca se involucraron en asuntos fundamentales de la economía. Autores salmantinos sembraron raíces en la escuela austriaca, como recordó muy recientemente Adrián Ravier. Entre otros que vinculan el pensamiento español con la corriente europea están Marjorie Grice-Hutchinson, Joseph Schumpeter, Raymond de Roover y Jesús Huerta.
Se ha dicho que los escolásticos influyeron a John Locke (1632-1704) y a Hugo Grocio (1583-1645), político y escritor holandés estudiado por el académico León Gómez. Cecilia Font asegura que esos autores españoles, ubicados entre el XVI y XVII, fueron traducidos y publicados en Europa, y señala Font al Colegio Romano y las universidades de París y Lovaina, sin contar que varios de los hispanos fueron profesores en el que se llamará Viejo Continente.
Jesús Huerta no duda en colocar la teoría subjetiva del valor como primer aporte de la tendencia hispana, cuyo cuerpo intelectual y religioso, a propósito, anticipó una crítica de no poca monta contra Max Weber. Precisamente esa subjetividad será una de las vigas sobre las que se levantó la escuela neoclásica, aunque se subraye la necesidad de nuevas investigaciones en torno a la huella que recibió. Téngase en cuenta, además, que Marx publica El capital en 1867 y el primer libro del fundador de la escuela austriaca, Karl Menger, apareció tan cercanamente como 1871.
Por encima de cualquier consideración, autor o grupo de autores, a Marx le convenía repetir —y en buena medida lo hizo— a clásicos como Adam Smith y David Ricardo, al segundo más que al primero, quienes significaron un retroceso en relación con las nociones salmantinas y de Galiani y quedaron en más de un tema a muchas millas de distancia de los neoclásicos.
Si Marx no menciona a los salmantinos, sí repasó al irlandés William Thompson en El capital, pero sobre todo bebió abundantemente en Johann K. Rodbertus, adelantado al hombre de Tréveris en un puñado de nociones que en la popularización de Marx se le atribuirían. De cualquier modo, son sobradamente conocidas las fuentes utilizadas por el judío germano —que él tuerce en diversos sentidos— para que lo condujeran al horizonte que previó, que ambicionó desde un principio.
La teoría subjetiva del valor no se ajustaba a la hipótesis de Marx, la cual sostiene, como es público, que a través de la lucha de clases y la dictadura del proletariado el planeta desembocaría en un comunismo que apenas describió, pero que en buenas cuentas parece una suerte de Edén o éxtasis masivo inacabable.
La ley del valor como piedra fundacional
Los seguidores del creador del socialismo “científico” se devanan aún hoy los sesos para que Marx escape de sus incontables derrotas contra la realidad y el tiempo, y de tal modo las fantasías y vericuetos de toda laya sobrepasan en miles de páginas la monumentalidad de la Suma Teológica. En la obra de Marx se conjugan la riqueza de pensamiento por un lado, y la falta de claridad, precisión y veracidad por otro, indica Konrad Löw en La fascinación del comunismo.
Pero para aplanar el camino hacia la apoteosis comunista no tuvo Marx que hallar la causa primera, sino reparar la que ya existía, obsequiada por varios y en especial por Rodbertus. El hombre de Tréveris dijo a su amigo Federico Engels en carta de 1867 que “los mejores puntos de mi libro son” el doble carácter del trabajo, como valor de uso y cambio y “la plusvalía independientemente de sus formas particulares…”.
Para Rodbertus el capitalista explota al trabajador porque hay un número de horas que no le paga. Sin embargo, para esto resultaba imprescindible que Marx probara científicamente su versión de Rodbertus. Esta reza que el tiempo de trabajo socialmente necesario determina la magnitud del valor de la mercancía.
De acuerdo con el fragmento de la carta a Engels, las consecuencias serían cruciales y una de ellas es que si el trabajo no determina el valor de la mercancía, el “robo” del capitalista al trabajador —es el vocablo que usa Rodbertus— quedaba científicamente en entredicho. Así, se tambaleaban las concepciones de Marx acerca de la clase social, base-superestructura, etc. Más que sobre la filosofía dialéctica, se cernía sobre el materialismo histórico una amenaza tremenda. Sin el trabajo decidiendo el valor de la mercancía el marxismo cojearía de ambos pies y no podría hacer su camino.
Al unísono con formulaciones similares de Stanley Jevons en Inglaterra y Leon Walras en Suiza, fue Karl Menger quien en 1871 cortó el cuello a la hipótesis marxista. Menger afirmó que no era en los costos donde se decidía el precio de la mercancía. Pero lo decisivo estuvo en su afirmación acerca de que el precio se forma en la cabeza de los hombres según intereses, preferencias y necesidades, que es una proyección subjetiva individual, lo cual será identificado, luego de algunas adiciones, como utilidad marginal.
Es decir, ni el trabajo ni los trabajadores determinan el valor de la mercancía y muchos menos de manera objetiva. Para hundir legítimamente la postura de Marx, los austriacos aseguraban que empresario alguno podía pagar por los factores de producción un precio superior al que los consumidores están dispuestos a pagar por el bien final. Los costos —donde están el trabajo y los trabajadores— no determinan el valor, sino que constituyen la consecuencia de precios que se forman en la subjetividad de los consumidores.
La linealidad historicista de Marx, que domina toda su obra, era puesta de cabeza por los neoclásicos. Podríamos decir que el valor de la mercancía palpita incierto en el futuro del proceso de producción, que genera los riesgos y ansiedades del empresario, quien paga salarios por adelantado. La que pronto se popularizaría como teoría marxista de la explotación o plusvalía sufrió entonces, hace casi un siglo y medio, un mazazo del que no se ha podido recuperar.
Actitud no científica
Este desnudar a Marx bastaba e incluso sobraba para que el germano abandonara su hipótesis, que en un científico honesto no tenía que significar pasarse al bando de los que, de muchos modos, generaban la miseria, que era enorme. Debió emprender otras vías para lograr la liberación de los trabajadores, otros puntos de vista, otro método para abordar los problemas sociales y económicos de su tiempo.
La perseverancia en un error donde está el corazón que bombea sangre a muchas de sus posturas constituyó un fracaso teórico que garantizaba, a la vez, la ineficacia de su implementación. Lo que a sabiendas hizo Marx, sin embargo, fue darnos algo que al cabo retrasó y empeoró al mundo y a los seres humanos. Los cubanos resumimos un ejemplo cabal de esto último.
Resulta un maniqueísmo palmario que aquel que lidera o se acoge a un campo del saber y el actuar, al abandonarlo por cualquier causa tiene obligatoriamente que trasladarse a un espacio contrario al anterior, en el caso de Marx al conservadurismo de su tiempo. Tal vez la renuncia al marxismo por Cornelius Castoriadis sirva para deshacer, en nuestros días, dicho maniqueísmo. No por gusto Edgar Morin lo calificó de titán del pensamiento.
Un ensayo de Böhm-Bawerk
El académico Arturo Fontaine reseñó la acción que desnudó a Marx y a su amigo Federico Engels ante el lector del XIX y el de hoy. Como se conoce, el primer tomo de El capital fue el único que se publicó en vida de su autor. Aquí admitió Marx una contradicción entre la experiencia y su doctrina.
Al igual que otros coetáneos y posteriores miembros de la escuela austriaca, como Friedrich von Wieser, Ludwig von Mises y el premio Nobel Friedrich Hayek (1899-1992), Böhm-Bawerk escrutó y criticó el desempeño económico del socialismo, pero cuando este aún no existía en la práctica.
Pero antes de detenernos en el ensayo de Böhm-Bawerk titulado “Una Contradicción no Resuelta en el Sistema Económico Marxista”, digamos que este autor es atacado en nuestros días desde frases de Marx como la que sigue: “la plusvalía sólo brota mediante un exceso cuantitativo de trabajo, prolongando la duración del mismo…”. Lo risible es que inmediatamente después de esto el autor del ataque hincha el pecho y remata que la impugnación de Böhm-Bawerk contra Marx está “dirimida”.
Cegado por su odio contra el capitalista, asentado quizá en el fracaso económico permanente desde el punto de vista personal, el alemán no imaginó que en gran parte del mundo se trabajarían ocho horas por jornada con dos días libres a la semana. Su odio le impidió prever que la ley de muchos Estados dictaría para millones de trabajadores que la hora extra se pagaría mejor, incluso como tiempo y medio. Por si fuera poco, no falta donde se realizan ejercicios ergonómicos dentro del horario laboral, como el autor de este artículo tuvo ocasión de testimoniar en Tampa, en un emblema capitalista como General Electric.
En el ensayo citado, Böhm-Bawerk afirmó que la fuerza y claridad del razonamiento de Marx no eran tales como para convencer a nadie, y agregó que pensadores serios y valiosos de su época como Karl Knies, representante de la tendencia historicista alemana, opinaban que la enseñanza de Marx estaba repleta, de principio a fin, de toda clase de contradicciones, tanto de lógica como de hechos.
Las expectativas de la promesa
Para no intrincar la contradicción propia admitida por Marx, digamos que tiene en el centro su ley no probada del valor. Pero el filósofo y economista no bajó los brazos y no admitió, junto con la contradicción, la imposibilidad de salvar su ley. Al contrario, sostuvo que la contradicción era solo aparente y requería unir muchos cabos sueltos. En fin, postergó la respuesta para los siguientes volúmenes de su obra, evoca Böhm-Bawerk que cita El capital.
La promesa, de cuya explicación lógica o convincente dudaron destacados economistas, creó expectación en diferentes sectores y llegó a convertirse en un suceso público. Incluso se convocó un concurso de ensayos que premiaría al que resolviera el dilema. El asunto a dilucidar consistía en “la tasa promedio de rentabilidad y su relación con la ley de valor”, de Marx. Nadie logró descifrar el laberinto y el premio quedó desierto.
El germano no habló del tema en el segundo tomo, cosa que por adelantado supo Engels, quien revisaba los papeles del amigo fallecido y publicaría los volúmenes segundo y tercero.
No deja de ser sospechoso que el acaudalado Engels anunciara que la solución estaba en el manuscrito por publicar, o sea el tercero, pero a la vez desafiaba principalmente a los seguidores de Rodbertus, que discrepaban de Marx, a solucionar “cómo puede y debe ser creada una tasa promedio equitativa de rentabilidad sin contraponerse a la ley del valor, sino en virtud de ella”. No deja de ser sospechoso porque el inglés conocía —repetimos— lo que traía el tercer tomo, donde apareció la respuesta 27 años después de que Marx admitiera su contradicción. Cabría preguntarse, ¿estaba invitando indirectamente Engels a que le resolvieran el problema a Marx, su compañero ideológico?
La frustración
Luego de que Engels reiterara que su amigo fallecido había conseguido la solución que aparecería en el tercer tomo, este al fin vio la luz, pero la explicación fue desconcertante incluso para muchos marxistas y socialistas, arguye Böhm-Bawerk.
En buenas cuentas, lo que dice en el tercer tomo fue que el valor del trabajo acumulado de un bien “se transformaba” en su precio de mercado o “precio de producción”, de acuerdo con la terminología de Marx. Lo desconcertante era que en tal formulación la hipótesis según la cual el valor de un bien es generado por el trabajo perdía toda utilidad y se hacía innecesaria y prescindible.
Para Böhm-Bawerk esto equivalía a abandonar la ley del valor, que fundaba la teoría de la plusvalía. Su análisis crítico y minucioso logró indudable influencia. Una parte importante del pensamiento socialista de hecho renunció a la teoría del valor de Marx. Hoy nos preguntamos: ¿cómo era posible renunciar a esto sin renunciar en pleno o al menos a buena parte del materialismo histórico? Por cierto que la ley de Marx no pudo, evidentemente, con la famosa paradoja del diamante y el agua, a pesar de que embutió a la piedra de un trabajo al que la paradoja no alude. Los austriacos sí dieron con el acertijo.
Sin probarse científicamente la ley del valor creada por el germano, vértebras insustituibles de su doctrina desaparecen y las consecuencias son sencillamente devastadoras. No por gusto se dice en Marx y el Proletariat, del académico Timothy McCarthy, que el alemán “no descubrió, sino que inventó al proletariado revolucionario”, lo cual se verifica también en su fracaso como líder obrero.
De acuerdo con todos los despliegues aquí relatados, la criatura marxista debió morir muy poco después de nacer, hace casi 150 años. La escuela austriaca no mostró nociones problemáticas que suelen ser parte de la obra de cualquier hombre de ciencia, sino que desde un estatuto legítimo de la ciencia puso dique al cauce por donde transcurre obligatoriamente el marxismo, según su propio creador.
¿Dónde ubicar a Carlos Marx?
En el Principio esperanza, del filósofo Ernst Bloch, marxista que también le compuso la plana, más de uno ha querido cobijar al luchador alemán, pero para eso habría que olvidar los ríos de sangre que de muchas formas su doctrina generó, llenó y desbordó en los más distantes confines del planeta.
Se ha manifestado infinidad de veces que no fue el hombre de Tréveris, sino políticos los que se aprovecharon de su doctrina. No es así. Marx les regaló la plataforma a los políticos para sus crímenes y represiones. De esto último basta un cálculo, digamos físico, en El libro negro del comunismo. Sin embargo, para los cristianos y para quienes terminamos perdonando, por el fin que persiguió —el comunismo paradisíaco—, Marx habitaría quizá en aquella casa de que hablara Bloch en una conferencia: “la casa de los sueños”.
10 razones de por qué la Escuela Austriaca de economía es mejor que la economía mainstream
1. Los economistas austriacos tienen como prioridad asegurarse de que los teoremas que formulan deriven de axiomas auto-evidentes y construidos de acuerdo a las reglas correctas de la deducción lógica. Estas consideraciones son como mucho de importancia secundaria para sus colegas mainstream.
2. Los economistas austriacos tienen como prioridad asegurarse de que las suposiciones sobre las que basan sus teoremas sean cabalmente realistas, esto es, correspondientes al estado del mundo tal y como es. Los economistas mainstream, por el contrario, admiten que sus hipótesis están basadas deliberadamente en suposiciones falsas.
3. Los economistas austriacos tienen por prioridad asegurarse de que los teoremas que formulen expliquen conexiones causales exactas entre los fenómenos económicos, en lugar de ignorar deliberadamente su existencia o importancia, acogiéndose a la noción de la mutua determinación, inspirada en la física.
4. El registro de predicciones de los economistas austriacos es incomparablemente superior al de sus contrapartes mainstream (ver, por ejemplo, aquí y aquí).
5. Los teoremas y conclusiones de la Economía Austriaca son perfectamente comprensibles para todo lego inteligente, cosa que no puede decirse de los embrollos matemáticos de la economía mainstream.
6. En términos de sus puntos de vista metodológicos y objetivos de teoría económica, los economistas austriacos tienen muchas mejores razones que sus colegas mainstream para ser los herederos y sucesores de los economistas clásicos, como Smith, Hume, Say y Bastiat.
7. Los economistas austriacos nunca se cansan de enfatizar el estricto carácter neutral de su disciplina desde el punto de vista valorativo. Por consiguiente, al contrario de sus contrapartes mainstream, nunca presumen que esté justificada la existencia de ninguna institución ajena al mercado y de carácter involuntaria y, con mayor motivo, nunca hacen ninguna “recomendación de política pública” basada en tales presunciones. Por el contrario, confinan su investigación intelectual a investigar los orígenes y resultados lógicos de varios procesos y fenómenos económicos tal y como son y no como les gustaría que fueran.
8. Identificar el concepto de preferencia revelada como la piedra angular del análisis económico permite a los economistas austriacos evitar los escollos del conductismo y psicologismo, en los que sus colegas mainstream no pueden navegar de ninguna manera robusta en términos de principios y métodos.
9. Los economistas austriacos rechazan la hiper-especialización académica y profesional en su disciplina. Por tanto insisten en la naturaleza holística e integrada de las ciencia económica. En palabras de F. A. Hayek, “el físico que es solo físico puede todavía ser un físico de primera y un valioso miembro de la sociedad. Pero nadie puede ser un gran economista siendo solo un economista –y estoy tentado a agregar que el economista que es solo un economista probablemente sea una molestia, si no un peligro inminente”.
10. Los economistas austriacos no pueden esconderse en el seguro refugio del nihilismo epistemológico cuando la lógica de sus argumentos resulta errada. Los economistas mainstream, por el contrario, cuando los hechos no corresponden a sus hipótesis, pueden siempre sostener que “esta vez las cosas son diferentes”, lo que es una implicación directa del hecho de que cualquier conjunto de información empírica suficientemente compleja es compatible con un numero de interpretaciones empíricas (pero no lógicas) mutuamente excluyentes.
Este artículo fue traducido por Edwar Enrique Escalante y publicado originalmente el 06 de Agosto de 2012. La versión original se encuentra aquí
jueves, 29 de octubre de 2015
¿Quién teme a una subida de tipos?
Si la economía crece al 2%, el paro está en el 5% y los indicadores son sólidos, no subir los tipos de cero a 0,25% da la sensación de que saben algo que nosotros no sabemos y que las cosas son peores
“I have a constant fear that something´s always near” Iron Maiden
Hace ya tiempo que comentamos en esta columna lo que se llama el 'dovish mistake' (error de ser blando) de la Reserva Federal.
Si la economía crece al 2%, el paro está en el 5% y los indicadores son sólidos, no subir los tipos de cero a 0,25% da la sensación de que saben algo que nosotros no sabemos y que las cosas son mucho peores.
No, la Reserva Federal no debería retrasar la subida de tipos porque la reacción es evidente. Se piensa que los indicadores adelantados de la economía empeoran de manera material y, en cualquier caso, se descuenta la subida en los mercados, llevando la curva hacia arriba y afectando a emisores tanto en nuevo crédito como en refinanciación.
Se han hecho muchos análisis. La media de tiempo entre una subida de tipos y una recesión es de unos 28 meses, y la media entre la medida y una caída generalizada de las bolsas es de 20 meses ¿Da miedo? No, porque es un análisis mal planteado.
Primero, porque jamás hemos vivido un periodo de tipos a cero. No es lo mismo subir tipos del 4,5 al 4,75% que del cero al 0,25%.
Segundo, y esencial, porque llevan dando la matraca con la subida de tipos más de 12 meses. El que no esté informado, o es marciano o es un ermitaño.
Pero, sobre todo, porque el efecto de no subir los tipos simplemente es contraproducente. Da la impresión de empeoramiento generalizado ya mencionado y, adicionalmente, lleva a los agentes económicos a ser todavía más cautos. Se invierte menos.
Da la impresión de empeoramiento generalizado ya mencionado y, adicionalmente, lleva a los agentes económicos a ser todavía más cautos
El que debe temer a la subida de tipos es el inversor subido a la ola de la beta de mercado. El de “todo sube por los bancos centrales”. Efectivamente, una subida de tipos tiene un efecto claro sobre la cantidad de deuda acumulada en apuestas sobre el mercado bursátil ('margin debt'). Ya han ido bajando, pero aún se mantienen a máximos históricos.
Ya comentábamos la semana pasada que los beneficios empresariales en EEUU se estancan. 253 empresas han publicado y el resultado es claramente de debilidad. Un crecimiento medio de ventas de 2,4% en el trimestre con una caída del 1,4% en ingresos. Debilidad que se da en todos los sectores menos en tecnología, pero con enormes diferencias, como hemos visto en algunos casos en los que la empresa ha caído hasta un 10% tras publicar. Muchos dirán que un 72% ha 'batido' las estimaciones de beneficio neto por acción, pero eso es una trampa típica. El consenso llevaba revisándose a la baja tres meses en una media del 15%. Es momento de escoger valores, no de índices.
Otras que deben temer a la subida de tipos son las empresas que han acudido a pirámides de endeudamiento. Recordemos que en EEUU el índice de cobertura de intereses ha caído de manera muy relevante, hasta niveles de 2009, como explicamos aquí.
Comentando esta semana con analistas de la Reserva Federal, hay algo que ha quedado muy claro. Si la economía global se está ralentizando, no se va a cambiar ese rumbo por mantener los tipos. Entrar en una política de tipos de interés negativos reales no va a hacer que los que no han invertido de 1 a 0% se lancen como el coro de 'Nabucco' a poner capital en la economía. La curva de caída de la velocidad del dinero es claramente proporcional a la de bajada de tipos.
La Reserva Federal tiene encima de la mesa importantes retos. Un nivel de desempleo frágil, con la participación laboral a niveles de 1978, un alto endeudamiento público y un déficit que, aunque se ha reducido, sigue siendo inaceptable, y varios sectores industriales que dependen del crédito fácil para mantener estructuras muy apalancadas.
Si no sube tipos, la reacción no va a ser de alivio, va a ser de preocupación, muy probablemente.
¿Y qué pueden hacer los bancos centrales? Ya han demostrado que su labor no es solucionar problemas estructurales. Lo mejor que pueden hacer es no perpetuarlos.
La caída de las reservas de China
Manuel Hinds es ex Ministro de Finanzas de El Salvador y co-autor de Money, Markets and Sovereignty (Yale University Press, 2009).
La gráfica adjunta muestra lo que está pasando con las reservas internacionales de China. En este año han caído 500 mil millones de dólares, de los cuales 200 mil millones cayeron en agosto únicamente. Esto coloca las reservas al nivel que tenían en septiembre de 2013, hace dos años. La caída tan violenta está preocupando a muchos en el mundo entero.
Fuente: International Financial Statistics, FMI.
¿Por qué las reservas se miden excluyendo el oro?
Porque el oro se presta a trucos de valuación, y porque la inmensa mayoría de las reservas no están en oro. La medida de la caída es precisa porque China no está comprando oro actualmente. Si lo estuviera haciendo, el precio del oro estaría subiendo, y está bajando. Cayó 25 por ciento en 2013, 4 por ciento en 2014 y en este año ha caído 1 por ciento.
¿Qué evidencia la caída de las reservas?
Evidencia dos cosas. Primero que hay salidas enorme de capital de China, mucho mayores que la caída de las reservas. Los países obtienen reservas de dos maneras. Primero, exportando más que lo que importan. Segundo, con ingresos netos de capital. China todavía está exportando más que lo que importa, por lo que debería de estar ganando reservas. Si las está perdiendo es clara señal de que las salidas de capital son mucho mayores que la pérdida de reservas.
Segundo, China está tratando de evitar la devaluación del yuan. La caída de reservas muestra que la demanda por dólares es mucho más alta que por yuans a la tasa de cambio actual. La gente está usando yuans para comprar dólares por lo que los dólares tienden a acabarse en el mercado. Si el Banco Popular de China no hiciera nada, el precio de los dólares subiría (es decir, el yuan se devaluaría). Para evitar esto, el Banco Popular de China está inyectando dólares en el mercado, y con eso está perdiendo las reservas.
¿Y por qué no quiere China que se devalúe el yuan? Porque una devaluación aumentaría la tasa de inflación y con ella las tasas de interés, lo cual deprimiría a la economía China, cuya tasa de crecimiento ya está cayendo rápidamente. Y porque muchas empresas en China deben en dólares mientras que sus ingresos son en yuans, con lo que al devaluarse el yuan verían sus deudas aumentar como porcentaje de sus ventas. Esto llevaría a muchas a la quiebra.
¿Y por qué China no imprime más yuans para estimular la economía? Porque si lo hace, habría más yuans para comprar dólares, y la caída de las reservas y la potencial devaluación (y la consecuente inflación y aumento en tasas de interés) serían peores.
¿Y por qué la gente y el Banco Popular de China quieren dólares? Porque a pesar de todo lo que se dice, el yuan no es una moneda internacional, como el dólar o el euro o la libra esterlina o el franco suizo. China necesita dólares para pagar sus importaciones y para realizar operaciones financieras internacionales. Y porque, por esa razón, la gente piensa que el valor está en los dólares y al sentir que viene una crisis, prefieren tener su dinero en dólares que en yuans.
¿Qué pasa si se acaban los dólares en China? El país entraría en una crisis terrible. La moneda se devaluaría en caída libre, como pasó en Ecuador en 2000, la inflación se dispararía a niveles enormes, los mercados de todos los productos se dislocarían.
¿Cuántas reservas puede perder China sin entrar en crisis? El FMI estima que una economía como la China debería de tener como 2,6 mil millones de dólares en reservas para poder funcionar sin problemas de acceso a dólares para transacciones internacionales y para poder reaccionar a una crisis. Esto indicaría que las reservas actuales exceden a este mínimo en cerca de 800 mil millones de dólares. Pero con las reservas cayendo a un ritmo de 200 mil millones de dólares al mes (lo que cayó en agosto), no queda mucho margen, especialmente porque las salidas de capital generan pánico, lo cual las acelera. China no puede seguir perdiendo reservas a este ritmo sin entrar en crisis.
¿Qué implica esto? La pérdida de reservas de China y la velocidad con la que se está dando se añaden a otros síntomas (la caída de las reservas y la devaluación de las monedas de otros países emergentes) para sugerir que se avecina una crisis seria en los mercados internacionales. Debido a las devaluaciones, las tasas de interés están ya subiendo en Rusia, Brasil, la mayor parte de América Latina (excepto en los países dolarizados) y en otros países emergentes, con lo que su crecimiento muy probablemente se torne negativo muy rápidamente. En un momento tan vulnerable como este, cualquier evento negativo puede desencadenar dicha crisis.
¿Hacia donde se irá el dinero que está saliendo de esos países? Principalmente hacia EE.UU., por lo menos mientras pasa la crisis.
Este artículo fue publicado originalmente en El Diario de Hoy (El Salvador) el 21 de octubre de 2015.
LA INMORALIDAD DEL SOCIALISMO
Por Alberto Benegas Lynch (h)
Los sistemas sociales en última instancia debe ser juzgados por sus fundamentos éticos, es decir, por su capacidad de respetar la dignidad del ser humano, por la consideración a las sagradas autonomías individuales y, por consiguiente, a las mejores condiciones de vida posibles en este mundo, espirituales y materiales según sean las preferencias de cada cual dada la liberación máxima de las energías creativas.
Los socialismos en cualquiera de sus variantes significan quitar en mayor o menor medida la libertad de las personas por parte del monopolio de la fuerza que llamamos gobierno. No tiene sentido alguno hablar de moral cuando no hay libertad. No es moral ni inmoral aquél acto que se realizó por medio de la violencia y es pertinente recordar que la libertad significa ausencia de coacción por parte de otros hombres. No es correcto extrapolar la idea de libertad en el contexto de relaciones sociales a otros campos como la biología o la física. Como hemos subrayado antes, no se deja de ser libre en el sentido de las relaciones sociales cuando se comprueba el hecho de que hay personas que alegan no “son libres” de bajarse de un avión en pleno vuelo, o de ingerir arsénico sin sufrir las consecuencias, ni son “menos libres” los que están aferrados al tabaco. En este contexto carece de significación sostener que los pobres “no son libres” para comprarse un automóvil de lujo con lo que se confunde la idea de la libertad con la de oportunidad. Sin duda que el lisiado no puede ganar una competencia de cien metros llanos, pero esto nada tiene que ver con la libertad en el contexto de las relaciones sociales.
Pero tal vez lo más relevante sea comprender que la libertad permite que cada uno se ocupe de sus asuntos sin que se le resulte posible lesionar derechos de otros y, en ese ámbito, cada uno sepa que para prosperar debe inexorablemente mejorar la condición social de su prójimo sea en campos espirituales o materiales, sea brindando buenos consejos o brindando bienes y servicios que le agraden a sus congéneres. Así, en el terreno puramente material, los que aciertan obtienen ganancias y los que yerran incurren en quebrantos. Ese es el modo por medio del cual en una sociedad abierta se asignan derechos de propiedad. Los resultantes no son posiciones irrevocables, sino cambiantes siempre según la capacidad y dedicación de cada cual para atender los requerimientos de otros.
Hoy en día desafortunadamente tienen mucho predicamento las distintas manifestaciones de socialismo, situación que al dañar el derecho de propiedad de la gente hace que la pobreza se extienda por doquier, a pesar de lo cual, cuando se presenta la posibilidad de pequeños islotes de libertad relativa, la consecuencia es un portentoso progreso.
Uno de los elementos centrales en este debate consiste en la igualdad. Ya en los albores de la Revolución Francesa, antes de los estropicios de la contrarrevolución jacobina, en los dos primeros artículos de la célebre Declaración se establecía la igualdad de derechos pero nunca la manía moderna del pretendido igualitarismo de ingresos y patrimonios que al imponer la guillotina horizontal empobrece a todos pero de modo especial a los más débiles. Esto es así porque los aparatos políticos al redistribuir compulsivamente lo que la gente ya distribuyó voluntariamente con sus compras en el supermercado y afines, provoca consumo de capital que, a su turno, necesariamente reduce salarios.
Este es un tema crucial: entender que el único modo de elevar salarios consiste en incrementar inversiones. No hay magias posibles en economía, lo contrario permitiría que se aumenten ingresos por decreto con lo que nos podrían hacer a todos millonarios. Pero las cosas no son así, hay que trabajar, ahorrar e invertir para elevar el nivel de vida. Y, a su vez, para atraer inversiones es indispensable contar con marcos institucionales civilizados de respeto recíproco.
En la medida que los gobiernos jueguen al Papá Noel con el fruto del trabajo ajeno (ningún gobernante pone a disposición su patrimonio), los resultados serán nefastos. Es inaceptable concebir una sociedad como un gran círculo donde cada uno tiene metidas las manos en los bolsillos del vecino. Esto es lo que se conoce en economía como “la tragedia de los comunes”: lo que es de todos no es de nadie y por tanto son nulos los incentivos para usar adecuadamente los siempre escasos recursos. La forma en que se prenden las luces y se toma café en el ámbito privado no es la misma en ámbitos estatales.
Por supuesto que lo dicho en cuanto a lo que ocurre en mercados abiertos y competitivos no sucede cuando pseudoempresarios se alían con el poder político de turno para conquistar privilegios y prebendas a espalda de la gente. En este caso sus ingresos y patrimonios no son el resultado de satisfacer a otros sino que son la consecuencia de una miserable explotación.
Es habitual que se vea a la riqueza como un proceso de suma cero, es decir que lo que tiene fulano es porque no lo tiene mengano. Esto no es correcto, la riqueza es un concepto dinámico no estático en el que nos pasamos de uno a otro los mismos bienes existentes. El que vende algo a cambio de dinero es porque aprecia en más el dinero que el bien que entrega a cambio y viceversa con el comprador. Ambas partes se enriquecen en la transacción donde hay intercambios libres.
No es cuestión de decir que se trata de contar con “visiones nobles y sublimes” y que por ende no se aceptan explicaciones pedestres basadas en la ciencia económica. Si se habla de pobreza material y de sufrimiento de quienes viven una vida miserable, es indispensable recurrir a la economía. Sin embargo, es frecuente que no se quieran oír las recetas económicas serias porque son “materialistas” y, simultáneamente, se alaban medidas económicas que arruinan a todos pero muy especialmente a los más necesitados puesto que cada vez que se sugieren dislates económicos de hecho se ataca a los más débiles por más buenas intenciones que se tengan (“los caminos del infierno están pavimentados con buenas intenciones”).
Hay además una cuestión básica referida a que el conocimiento está disperso y fraccionado entre millones de personas en la sociedad. La institución de la propiedad privada hace posible el sistema de precios que, a su vez, coordina ese conocimiento disperso y fraccionado al efecto de servir las preferencias y requerimientos de la gente.
He citado ad nauseam la ilustración que propone John Stossel y es que nos imaginemos un trozo de carne envuelto en celofán en la góndola de un supermercado y nos invita a cerrar los ojos y pensar en el largo y complejo proceso por el cual ese bien está finalmente a disposición masiva de los consumidores. Los agrimensores en los campos, los alambrados, los postes y sus antecedentes que significan emprendimientos de décadas para la forestación y reforestación junto a los transportes, las cartas de crédito, el personal y tantas otras facetas, el arado, las cosechas, los fertilizantes, los pesticidas, el ganado, los peones y sus caballos, las empresas de riendas y monturas, en fin tantas actividades empresarias horizontal y verticalmente consideradas. Nadie está pensando en el trozo de carne en el supermercado sino en sus tareas específicas y, sin embargo, el producto está en la góndola debido a la coordinación de millares de operaciones debido al sistema de precios que trasmite información, como decimos, siempre dispersa y fraccionada.
Luego vienen los sabihondos que dicen que “no puede dejarse el proceso a la anarquía del mercado” e intervienen y producen desajustes mayúsculos en el celofán, la carne, la góndola y el supermercado hasta que no hay nada para nadie en los casos en los que la soberbia de los burócratas es grande.
Por esto es que no tiene el menor sentido afirmar que se es “liberal en lo político pero no en lo económico”, es lo mismo que sostener que se cree en la libertad en el continente (el marco) y no en el contenido (en las acciones diarias de la gente). De nada sirve la libertad política que establece ciertos derechos si cuando se actúa todos los días comprando y vendiendo se bloquea la libertad. Y tengamos en cuenta que la actividad diaria se enmarca en un abanico de contratos, unos explícitos y la mayoría implícitos. Desde que uno se levanta a la mañana y se lava los dientes y toma el desayuno hay contratos de compra-venta del dentífrico, la mermelada, el café, el microondas, la heladera etc., el viaje al trabajo (contrato de transporte), el trabajo mismo (contrato laboral) y así sucesivamente con la educación de los hijos en los colegios o universidades, los bancos, el estacionamiento de los vehículos y todo lo demás. Cuando los aparatos estatales se entrometen en estos millones y millones de arreglos contractuales se generan problemas graves de desajustes y crisis varias.
Por otra parte, al distorsionar precios, la contabilidad, la evaluación de proyectos y el cálculo económico en general quedan desdibujados. En rigor, eliminados los precios, no se sabe si conviene construir caminos con pavimento o con oro (si alguien manifiesta que con oro sería un derroche, es porque recordó los precios antes de eliminarlos). Pero lo relevante es mostrar que no es necesario llegar a este extremo para que aparezcan los problemas: en la medida de la intervención estatal, en esa medida surgen los cimbronazos.
Ya que estamos hablando de precios, es oportuno apuntar que cuando se imponen precios máximos a un producto, no solo se expande la demanda y se contrae la oferta con lo que aparecen faltantes, sino que los recursos tienden a volcarse a otros ramos con lo que los funcionarios habitualmente extienden los controles a esos otros sectores con lo que se van ampliando los efectos de las garras del Leviatán por todos los vericuetos de las relaciones sociales. Ese es el sentido del dictum de George Bernard Shaw al decir que “un comunista no es más que un socialista con convicciones”.
En otros términos, los socialismos recortan libertades y por más que los ingenuos se alarmen por los Gulag, los controles policiales contra fenómenos que son consubstanciales a la naturaleza humana como la especulación, terminan por ahogar aquello que muchos de ellos querían preservar. Dicho sea al pasar, especulación quiere decir conjeturar que se pasará de una situación menos satisfactoria a otra que le proporcionará mayor satisfacción a quien actúa, y esto va para todas las acciones posibles, no hay acción sin especulación, los gobiernos solo deben velar para que no se lesionen derechos.
Por eso concluye el premio Nobel en economía Friedrich Hayek en Los elementos morales de la libre empresa que “Está en la esencia de la sociedad libre que se debe recompensar materialmente no por hacer lo que otros nos ordenan hacer sino por hacer lo que necesitan […] La libre empresa ha desarrollado la única forma de sociedad que mientras nos provee con amplias medios materiales -si eso es lo que queremos- deja al individuo libre para elegir entre recompensas materiales y no materiales […] Es injusto culpar al sistema como materialista porque, en lugar de decidir por él, deja al individuo que decida si prefiere ganancias materiales a otro tipo de excelencias”. Por mi parte, por eso defino al liberalismo como el respeto irrestricto a los proyectos de vida de otros.
Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía y Dr. en Ciencias de Dirección. Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, fue profesor y primer rector de ESEADE durante 23 años y luego de su renuncia fue distinguido por las nuevas autoridades Profesor Emérito y Doctor Honoris Causa.
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