Unidos Podemos, la coalición electoral de Podemos e Izquierda Unida, presentó esta semana su programa económico para las elecciones generales del próximo 26 de junio. Se trata de un simple lavado de cara de las principales propuestas que ya estaban contenidas en el programa de Podemos de los pasados comicios del 20 de diciembre. Y si ya entonces esas propuestas constituían un error mayúsculo que, de haberse aplicado en su integridad, habrían condenado a nuestra economía a la bancarrota, actualmente no es posible emitir un juicio más optimista.
Así, el programa de Unidos Podemos se asienta sobre tres grandes pilares. El primero, reducir el déficit público mucho más lentamente y lograr que toda su disminución se acometa a través de fuertes subidas de impuestos. El segundo, dirigir, planificar e hiperregular en mucha mayor medida la economía y la vida de las empresas. Y, por último, establecer una tupida red de asistencialismo estatal para rescatar a todos aquellos ciudadanos excluidos de la sociedad debido a la pobreza generada por las subidas de impuestos y la hiperregulación de la economía.
Más en concreto, Unidos Podemos aboga por enfrentarse a las instituciones europeas para conseguir que el gobierno de España tenga derecho a endeudar todavía más rápidamente a los ciudadanos españoles. Al parecer, que la deuda pública se haya cuasi triplicado durante la última década les resulta insuficiente: necesitamos todavía más deuda para hipotecar en mayor grado el futuro de nuestros hijos y nietos. En este sentido, para la formación filocomunista, la sangría del déficit público sólo debe ir minorándose a través de brutales aumentos de prácticamente todos los impuestos —IRPF, cotizaciones sociales, patrimonio, sucesiones, sociedades, especiales, etc.—, con el declarado objetivo de incrementar la recaudación en hasta 40.000 millones de euros (una media superior a los 2.000 euros por familia).
A su vez, Unidos Podemos también defiende la necesidad de colocar una mayor porción de la economía bajo el control directo de las regulaciones y de los mandatos políticos. De entrada, pretende derogar las últimas reformas laborales para regresar al más rígidamente intervenido marcado de trabajo previo a 2010: sí, ese mercado de trabajo responsable de que la tasa media de paro en España haya sido del 17% en los últimos 35 años. La solución que ofrece Unidos Podemos para las personas que buscan empleo es, simple y llanamente, condenarlas al paro estructural más elevado del mundo desarrollado. Pero el dirigismo estatal no termina aquí: la formación rojimorada también aspira a crear una banca pública —a imagen y semejanza de las desastrosas cajas de ahorros—, a aprobar un “plan nacional de transición energética” —reforzando todavía más la injerencia política en la determinación de nuestras fuentes de energía, lo que ha contribuido a disparar su precio durante la última década— y a imponerles a los empresarios el tipo de inversiones que deben acometer —la mal llamada “política industrial” que no es más que una versión acicalada de la planificación indicativa que tantos fracasos cosechó en las economías socialistas—.
Por último, dado que Unidos Podemos parece ser consciente de que sus políticas económicas no contribuyen a generar riqueza sino sólo a colocar la economía a los pies de los políticos —a sus pies—, la coalición también contempla un reforzamiento del asistencialismo estatal para todos aquellos que queden desplazados de la sociedad: así, en el programa se defiende una renta mínima de inserción mucho más extensa que la actual, una reestrucuturación forzosa de la deuda privada o un control de precios sobre los suministros básicos. En suma, tras renunciar a la creación de riqueza —más deuda, más impuestos y más regulaciones— no les queda otra que apostar por repartir la miseria.
Sablazo al ahorro privado
La muy delicada situación a largo plazo de la Seguridad Social parecería justificar una cierta promoción del ahorro privado entre los españoles para que así cuenten con un colchón con el que capear los inexorables recortes futuros en sus pensiones. Sin embargo, Unidos Podemos plantea todo lo contrario: una ofensiva sin cuartel contra el ahorro privado. De entrada, la confluencia de izquierdas apuesta por aumentar aquellos impuestos que más directamente atacan la tenencia de ahorro privado: patrimonio y sucesiones. A su vez, también promete incrementar la tributación sobre las rentas del ahorro (como los dividendos, los intereses o las plusvalías). Y, por último, suprime toda ventaja fiscal al ahorro (muy en especial, la deducción por aportación a planes de pensiones, que aunque mal diseñada no debería eliminarse sin ofrecer alternativa alguna). En suma, Unidos Podemos ha colocado en su punto de mira a los ahorradores y no es de extrañar: el ahorro y la acumulación de un cierto patrimonio privado concede al individuo autonomía frente al Estado y la formación rojimorada no desea ciudadanos autónomos sino ciudadanos dependientes del Estado.
El expolio de la Seguridad Social
Como decimos, la situación financiera de la Seguridad Social es crítica, pero lejos de promover el ahorro privado complementario, Unidos Podemos aspiran a rapiñar con más saña a los ciudadanos. Así, por un lado, la confluencia de izquierdas apuesta por eliminar los límites a las cotizaciones sociales sin que ello implique elevar las pensiones máximas ofrecidas por el sistema. Textualmente: “Se eliminará el tope máximo a las cotizaciones, sin necesidad de incrementar la pensión máxima en similar proporción”. Pagar más, recibir lo mismo. Por otro lado, Unidos Podemos también propugna que los autónomos coticen según sus ingresos reales, impidiéndoles escoger su base de cotización tal como sucede ahora mismo: una política que encarecerá las cuotas de casi el 80% de todos los profesionales autónomos. En definitiva, se trata de arramblar sin miramiento alguno con los ingresos reales y con el ahorro de los españoles para mantener a flote un sistema social deficitario y condenado desde su mismo nacimiento al fracaso por meras razones demográficas.
La sindicalización de las pymes
Unidos Podemos suele manifestar su propósito de auxiliar a las pymes frente a las grandes empresas. Sin embargo, a la hora de la verdad, su programa económico establece muchos obstáculos nuevos a su capacidad para crecer y prosperar. Dejando de lado la contrarreforma laboral que prepara la coalición de izquierdas y que atentará directamente contra la capacidad de sobrevivir de muchas pequeñas empresas, su programa electoral contiene otra sorpresa envenenada para las pymes. En la actualidad, las empresas con menos de 10 trabajadores no están obligadas a contar con representantes de sus empleados dado el alto coste que ello representa en plantillas tan pequeñas y la creciente burocratización que implica en la gestión diaria de la compañía. Pues bien, Unidos Podemos pretende extender los representantes de los trabajadores —y, en definitiva, la presencia empresarial de los sindicatos— a todas las compañías con independencia de su tamaño. Lejos de liberarlas de la losa burocrática que ahora mismo las asfixia, la formación rojimorada pretender incrementarla todavía más.
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