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martes, 3 de noviembre de 2015

La guerra actual contra la deflación nos hará más pobres

 
La tasa anual de crecimiento del índice de precios del consumo (IPC) de EEUU cayó al 0% en septiembre de 2015, frente al 0,2% en agosto y el 1,7% en septiembre del año pasado.

La tasa anual de crecimiento del IPC de la Unión Monetaria Europea cayó al -0,1% en septiembre, frente al 0,1% l mes anterior y el 0,3% en septiembre del año pasado.
US CPI and EMU CPIAsimismo, la tendencia de crecimiento del IPC de Reino Unido cayó a negativa en septiembre con la tasa anualizada de crecimiento cerrando en -0,1%, frente al 0% en agosto y el 1,2% en septiembre del año pasado.
La tendencia de crecimiento del IPC de China se atemperó en septiembre con la tasa anualizada de crecimiento cayendo al 1,6%, frente al 2% de agosto.

UK and China CPIAumenta el miedo a la deflación

Consecuentemente, muchos expertos están expresando preocupación con respecto a la decreciente tendencia de crecimiento del IPC y son de la opinión de que, en lugar de endurecer la postura monetaria, los bancos centrales deberían relajarla aún más para compensar la aparición de deflación, que se considera como una grave amenaza para el bienestar económico de las personas.
Para la mayoría de los expertos, la deflación es una mala noticia, ya que genera expectativas de una bajada de precios. Como consecuencia, creen, es probable que los consumidores retrasen su compra de bienes en la actualidad, ya que esperan comprar estos bienes a precios inferiores en el futuro.
Esto debilita el flujo general del gasto y a su vez debilita la economía. Por tanto, esos comentaristas creen que las políticas en contra de la deflación también irán contra la recesión.

¿Revertir la deflación impediría una recesión?

Si la deflación lleva a una recesión económica, entonces las políticas que reviertan la deflación deberían ser buenas para la economía, eso se dice.
Revertir la deflación implicaría sencillamente introducir políticas que apoyan aumentos generales en los precios de los bienes, es decir, inflación de precios. Según esta forma de pensar, la inflación podría ser en realidad un agente del crecimiento económico.
Según la mayoría de los expertos, un poco de inflación puede en realidad se algo bueno. Los economistas dominantes creen que una inflación del 2% no es dañina para el crecimiento económico, pero que una inflación del 10% podría ser mala para la economía.
Sin embargo hay buenas razones para creer que una tasa de inflación del 10% es probable que haga que los consumidores se creen expectativas de inflación creciente.
De acuerdo con el pensamiento popular, en respuesta a una alta tasa de inflación, los consumidores acelerarán sus gastos en bienes en la actualidad, lo que debería estimular el crecimiento económico. ¿Por qué entonces los expertos consideran que una tasa de inflación del 10% o superior es algo malo?
Está claro que hay un problema con el pensamiento popular.

Inflación de precios frente a inflación de la oferta monetaria

La inflación no es como tal un aumento general en los precios, sino un aumento en la oferta monetaria. En general, el aumento en la oferta monetaria pone en marcha aumentos generales de precios. Sin embargo esto no tiene que ser siempre así.
El precio de un bien es la cantidad de dinero pedida por unidad. Para una cantidad constante de dinero y una cantidad de bienes en expansión, los precios en realidad bajan.
Los precios también bajarán cuando la tasa de aumento en la oferta de bienes exceda la tasa de aumento en la oferta monetaria.
Por ejemplo, si la oferta monetaria aumenta un 5% y la cantidad de bienes aumenta un 10%, los precios bajarán un 5%.
Una bajada de precios no puede ocultar el hecho de que aquí tenemos una inflación del 5% debido al aumento en la oferta monetaria.

El problema en realidad es la formación de riqueza, no los precios al alza

La razón por la que la inflación es una mala noticia no es por los aumentos en precios como tales, sino por el daño que inflige la inflación al proceso de formación de riqueza. He aquí por qué:
El papel principal del dinero es el de medio de intercambio. El dinero nos permite intercambiar algo que tenemos por algo que queremos.
Antes de que pueda tener lugar un intercambio, una persona debe tener algo útil que pueda intercambiar por dinero. Una vez consigue el dinero, puede intercambiarlo luego por el bien que quiere.
Pero consideremos ahora la situación en la que el dinero se crea de la nada, aumentando la oferta monetaria.
Este nuevo dinero no es distinto del dinero falsificado. El falsificador intercambia el dinero impreso por bienes sin producir nada útil.
En realidad intercambia nada por algo. Toma de las existencias de bienes reales sin hacer ninguna contribución a las existencias.
El efecto directo del dinero que se creó de la nada es exactamente el mismo que el del dinero falsificado: empobrece a los generadores de riqueza.
El dinero creado de la nada desvía la riqueza real hacia los tenedores del nuevo dinero. Esto debilita la capacidad de los generadores de riqueza y esto a su vez lleva a un debilitamiento en el crecimiento económico.
Advirtamos que como consecuencia de un aumento en la oferta monetaria, lo que tenemos aquí es más dinero por unidad de bienes y, por tanto, precios más altos.
Lo que importa, sin embargo, no es que aumenten los pecios, sino el aumento en la oferta monetaria que pone en marcha el intercambio de nada por algo, o “efecto falsificación”.
El intercambio de nada por algo, como hemos visto, debilita el proceso de formación de riqueza real. Por tanto, cualquier cosa que promueva aumentos en la oferta monetaria solo pueden empeorar mucho más las cosas.

Por qué son buenos los precios a la baja

Como los cambios en los precios son solo un síntoma, por decirlo así (y no el factor causal primario), evidentemente contrarrestar una tendencia de crecimiento a la baja del IPC por medio de una política monetaria laxa (es decir, creando inflación) es una mala noticia para el proceso de generación de riqueza y por tanto para la economía.
Para mantener sus vidas y bienestar, las personas deben comprar bienes y servicios en el presente. Así que, desde esta perspectiva, una bajada de precios no puede ser mala para la economía.
Además, si aparece una bajada en la tendencia de crecimiento de los precios tras el colapso de actividades de burbuja, en respuesta a un crecimiento monetario más suave, esto debería verse como una buena noticia. Cuantas menos actividades no productivas de burbuja haya, mejor será para los generadores de riqueza y por tanto para la existencia general de riqueza real.
Igualmente, si aparece una caída en la tendencia de crecimiento del IPC debido a la expansión de la riqueza real para unas existencias concreta s de dinero, son evidentemente buenas noticias, ya que mucha más gente podría ahora beneficiarse de la expansión de las existencias de riqueza real.
Podemos así concluir que, contrariamente a la opinión popular, una bajada en la tendencia de crecimiento de los precios es siempre una buena noticia para el proceso de generación de riqueza y por tanto para la economía.

Publicado originalmente el 29 de octubre de 2015. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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