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jueves, 15 de octubre de 2015

Manteniendo la burbuja-auge

 
 
La Reserva Federal de EEUU está considerando la idea de aumentar los tipos de interés (probablemente ya en septiembre de este año). Después de un periodo de seis años de tipos de interés virtualmente cero, un aumento en los costos de los préstamos indudablemente tendrá consecuencias importantes. Será como alejar el bol de ponche en el que se basa la diversión de la fiesta.

Los tipos bajos del banco central han estado alimentando la inflación de precios de activos

Por supuesto, la situación actual tiene una historia. A mediados de la década de 1990, la política monetaria laxa de la Fed (la del presidente Alan Greenspan) dio paso al auge de la “Nueva economía”. La generosa expansión del crédito y el dinero generó una inyección al alza de los precios de los activos, en particular los precios en bolsa y sus valoraciones.

Low central bank rates have been fueling asset price inflation

Una breve historia de los tipos bajos de interés

Cuando estalló esta burbuja-auge, la Fed recortó los tipos de interés del 6,5% en enero de 2001 al 1% en junio de 2003. Mantuvo los costes de los préstamos a este nivel hasta junio de 2004. Esta política laxa de la Fed no solo detuvo la ralentización del crédito bancario y la expansión del crédito: sembró las semillas de un auge crediticio sin precedentes que despegó ya a mediados de 2002.
 
Cuando la Fed tuvo que pisar el freno impulsando los tipos de nuevo al 5,25% en junio de 2006, el auge del crédito estaba bastante condenado. El consiguiente declive se convirtió en el más grave desplome financiero y económico nunca visto desde finales de la década de 1920 y principios de la de 1930. Afectó no solo a EEUU, sino a la economía mundial a gran escala.
 
Gracias a las ideas de la escuela austriaca, podemos conocer el origen real de todo este problema. La causa raíz es que los bancos centrales fabrican moneda falsa de la nada. Esto induce, y es necesariamente así, a auges y declives recurrentes, produciendo mucha miseria a mucha gente y empresas y acaba arruinando el sistema monetario y económico.
 
Los bancos centrales (en cooperación con los bancos comerciales) crean dinero adicional mediante expansión del crédito, rebajando así artificialmente los tipos de interés del mercado por debajo del nivel que se habría producido si no hubiera expansión del crédito y el dinero “a partir de la nada”.
Ese auge acabará en un declive siempre y cuando se seque la expansión del dinero y el crédito y aumenten los tipos de interés. En Por un nueva Libertad (1973), Murray N. Rothbard expresaba esta idea sucintamente:
Como el dopaje continuo de un caballo, el auge se mantiene en marcha y se dirige a su inevitable merecido con dosis repetidas y aceleradas del estimulante del crédito bancario. Solo cuando la expansión del crédito bancario deba finalmente detenerse o ralentizarse de forma significativa, ya sea porque los bancos se tambaleen o porque la gente se intranquilice ante la continua inflación, finalmente llega a al auge ese castigo. Tan pronto como se detiene la expansión del crédito, deben pagarse las consecuencias y los inevitables reajustes deben liquidar las sobreinversiones insensatas del auge y redirigir la economía hacia más producción de bienes de consumo. Y, por supuesto, cuando más dure el auge, mayores serán las malas inversiones que deban liquidarse y más desgarradores serán los reajustes que deban hacerse.
Para mantener en marcha el auge inducido por el crédito, hace falta más crédito y más dinero, proporcionados a tipos de interés cada vez más bajos. Por alaguna razón, los banqueros centrales en todo el mundo parecen conocer esta idea económica, ya que sus políticas han estado tratando desesperadamente de estimular préstamos bancarios y creación de dinero adicionales.

¿Por qué aumentar ahora los tipos?

¿Por qué quieren entonces aumentar los tipos los dirigentes de la Fed? Quizá algunos piensen que una política de tipos cero de facto ya no esté justificada, ya que la economía de EEUU está mostrando signos de volver a un crecimiento positivo y sostenible, cosa que parecen sugerir las estadísticas oficiales.
Otros podrían temer que los inversores del mercado del crédito saltarán del barco una vez se convenzan de que los tipos de interés de EEUU estarán hundidos para siempre. Esa expectativa podría generar un golpe duro, si no mortal, a los mercados crediticios, haciendo que el sistema de papel moneda sin respaldo acabara desplomándose.
En todo caso, si los miembros de la Fed siguen sus palabras con hechos, pronto podrían descubrir que lo fantasmas a los que han estado llamando podrían aparecer de verdad (y posible no se irían). Por ejemplo, tasas más altas en EEUU absorberían capital en todo el mundo, tirando de la esterilla de muchos mercados emergentes y desarrollados.
Es más, las condiciones de crédito y liquidez en todo el mundo se reforzarían, dando a gobiernos hambrientos de crédito, bancos corporativos y consumidores un doloroso despertar después de haber estado cabalgando al ola de dinero fácil durante bastante tiempo.
China, que devaluó el tipo de cambio del renminbi frente al dólar de EEUU por un total del 3,5% el 11 y 12 de agosto, parece haber enviado el mensaje de que no quiere seguir política de la Fed y mediante su devaluación hizo que el plan de aumento de la Fed pareciera una iniciativa extravagante.
Una normalización de los tipos de interés, después de años de tipos de interés excesivamente bajos, no es posible sin un probable crash en la producción y el empleo. Si la Fed continúa con su plan de aumentar los tipos, los tiempos serán duros en el sistema económico y financiero mundial.
Para dejarlo claro: Sería lo correcto a hacer. Cuanto antes llegue a su fin el auge artificial, antes se producirá la depresión-recesión, que es el proceso inevitable de ajuste de la economía, que permite que empiece una recuperación económicamente sólida.


Publicado originalmente el 19 de agosto de 2015. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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