Una penetración del autoconsumo del 10% supondría un menor pago al sistema por parte de quienes produzcan su propia energía de 693 millones en concepto de peajes, cargos e impuestos al consumo
El autoconsumo no saldrá ni mucho menos gratis al sistema eléctrico. Al menos esa es la tesis que sostiene un informe que maneja entre bambalinas el sector, elaborado por Boston Consulting Group, y en que se deja claro que una penetración del 10% de la autoproducción implicaría un incremento medio del recibo de la luz nada despreciable, entre el 2,1% y el 6,3% según la legislación. Aunque se trata de un porcentaje que parece difícil de alcanzar a corto plazo, el documento deja claro que, de una forma u otra, “los costes que no cubran los autoconsumidores repercutirán sobre el resto de consumidores”.
En concreto, con el real decreto en ciernes ya en vigor, una penetración del autoconsumo del 10% supondría un menor pago al sistema por parte de quienes produzcan su propia energía de 693 millones en concepto de peajes, cargos e impuestos al consumo. Una cifra apenas compensada por los 207 millones de cargos específicos que sí afrontan. Además, el sistema tendría que asumir un agujero de otros 155 millones por el menor desembolso fiscal de los generadores al producir menos. ¿Consecuencia? 641 millones de déficit y una subida al resto de usuarios de la tarifa de acceso -aproximadamente la mitad del recibo de la luz- de un 4,4% para compensar.
Por si fuera poco, con más efecto en los clientes con menor poder adquisitivo, todo siempre según los cálculos de la consultora. “Los consumidores con capacidad financiera y superficie disponible para instalar sistemas de autoconsumo se beneficiarían del autoconsumo, en detrimento de aquellos que no puedan acometer la inversión necesaria y cuyo coste de la electricidad aumentaría”, subraya el informe, de 40 páginas y fechado en septiembre de 2015. Al tiempo, el texto alerta del efecto llamada que estos beneficios provocarían y el impacto de segunda vuelta que podría tener en los ingresos del sistema eléctrico.
Trabajadores instalando paneles solares. (EFE)
Hipótesis más gravosas
Con un agravante. Y es que una regulación más laxa que la promovida por Industria podría provocar un daño en el sistema de mayores proporciones. Boston Consulting Group plantea tres hipótesis alternativas si se concedieran más ventajas para este tipo de generación. Por ejemplo, si los autoconsumidores pagaran el término fijo del peaje actual (redes de transporte y distribución, generación de respaldo o subvenciones a renovables, por ejemplo) pero no el término variable ni los cargos regulados, el déficit para el sistema alcanzaría los 859 millones, que se repercutirían al alza en el recibo de la luz en un 2,9%. Es el escenario más benévolo para el sistema dentro de un marco de mejoras para el autoconsumo.
Por ejemplo, si los autoconsumidores no abonaran ni los peajes de acceso ni los cargos regulados actuales, esto es, disfrutaran de una conexión gratuita, la brecha se dispararía hasta los 1.695 millones y la tarifa tendría que subir un 5,8% para compensar ese desfase. Si se añade a ese planteamiento la posibilidad de que los autoproductores vean retribuidos sus vertidos a precio de red, el saldo negativo se iría a los 1.844 millones, lo que implicaría un alza de la factura del 6,3% para equilibrar ingresos y gastos. Un coste que invita a la reflexión y que ha llevado a países como Reino Unido y Alemania a plantear medidas para reducir las subvenciones y aplicar cargos a la energía autoconsumida.
Paradójicamente, y debido al citado efecto llamada, es más factible que el déficit se sitúe entre esos 1.700 y 1.900 millones si la normativa se dulcifica. Por eso, mantener el real decreto como lo ha planteado el Ejecutivo permitiría mantener a medio plazo una penetración entre el 1% y el 5%, porcentajes relativamente asumibles. El planteamiento que hacen las asociaciones renovables está mucho más cerca de los escenarios tres y cuatro, que no dejan de contemplar en ambos casos un acceso libre a la red.
Foto: Reuters.
El estudio recuerda que el autoconsumo reduce el gasto de electricidad de la red y la producción de las unidades de generación, “disminuyendo así los ingresos del sistema pero no sus costes fijos”. Un desequilibrio que, sostiene el documento, debe tenerse en cuenta a la hora de regular el modelo. “Resulta lógico que el autoconsumidor no pague por los costes variables del sistema que evita al autoconsumir. Sin embargo, es necesario que cubra los costes fijos mientras permanezca conectado al mismo, puesto que en todo momento cuenta con la garantía de suministro que le aporta el sistema eléctrico”, remacha.
El Consejo de Ministros aprobó el pasado 9 de octubre el real decreto sobre autoconsumo, uno de los últimos flecos de la reforma eléctrica llevada a cabo durante la legislatura, manteniendo la contribución a los costes generales del sistema para los autoconsumidores que estén conectados a la red. El propio ministro de Industria, José Manuel Soria, explicó que aportarán como cualquier otro al sufragio del déficit eléctrico acumulado, los gastos extrapeninsulares, los incentivos a las renovables y los pagos por capacidad. La batalla, en apariencia, no ha hecho más que empezar.
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