La vista está fijada en la reunión de la Reserva Federal de finales de octubre
La comparecencia de la presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, tras la decisión de mantener los tipos de interés en Estados Unidos dejó algunos mensajes preocupantes por una cierta falta de concreción. Las expectativas de la Fed no parecen del todo claras. Son ya muchos meses con el dedo en el gatillo para lanzar los tipos hacia arriba y reprimiendo las ganas de apretarlo.
En el muy corto plazo, ha sido una buena noticia a escala internacional que no haya habido cambios, pero el problema está en la explicación de por qué no los ha habido. Esperar puede estar justificado por una volatilidad temporal generada por un resfriado de los emergentes o, tal vez, por el temor de un accidente algo mayor que dañe las perspectivas de crecimiento de Estados Unidos.
Yellen señalaba que la inflación aún no ha alcanzado el objetivo de largo plazo del 2%, fundamentalmente porque los precios de la energía están manteniéndose bajos más tiempo del esperado pero también reconocía que las nuevas incertidumbres internacionales —con China a la cabeza— constituyen asimismo presiones a la baja para la inflación. Y, lo más importante, también podrían afectar negativamente al crecimiento económico en Estados Unidos, si bien, dijo Yellen, esta posibilidad aún no se ha reflejado en un cambio en las previsiones.
La Fed solo teme las dudas de de su economía
Este es, en mi opinión, tal vez el punto más desconcertante. La Fed ha dejado claro en varias ocasiones que hace política monetaria para Estados Unidos, no para el mundo y si no ha subido tipos es porque la incertidumbre está dentro de sus fronteras.
Esta situación coloca la próxima referencia en la reunión del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) de octubre. En esta reunión, los miembros de la junta de gobernadores de la Fed y otros representantes de otros bancos del sistema de la Reserva Federal se reúnen para revisar previsiones y fijar objetivos de operaciones de mercado abierto. En la última reunión del FOMC, hace una semana, algunos miembros revisaron al alza sus previsiones de crecimiento para Estados Unidos en 2016. Otros, alertaron de que las cosas están cambiando.
Ahora, la vista está fijada en la reunión de finales de octubre donde halcones a favor de endurecer tipos y gaviotas apelando por esperar volverán a enseñar sus cartas. Probablemente aumente la disensión. Y una crítica habitual, a Yellen y a otros presidentes anteriores de la Fed, es que el “consenso” del FOMC pesa demasiado a la hora de tomar decisiones.
Según los contratos de futuros sobre los fondos de la Fed, los tipos deberían subir en octubre con una probabilidad del 86%. Claro que esos contratos ya están cambiando y el consenso de los analistas (que, de nuevo, es una media de posiciones demasiado dispares) es que lo harán en diciembre. Las últimas reuniones de la Fed han sido como un día de la marmota: las cosas van bien pero no tanto y tenemos que esperar. ¿Cuánto es “no tanto”? ¿Estamos atrapados en un entorno de tipos cero? En 2016 lo sabremos.
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