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martes, 29 de septiembre de 2015

El romance económico entre China y EEUU puede 'estallar' tras 40 años

China en 2013 llegó a poseer 1,316 billones en bonos del Tesoro de EEUU
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China y EEUU han mantenido una poderosa relación económica durante décadas. Ambos países se han beneficiado de estos lazos que ahora podrían estar a punto de romperse. El gigante asiático se está adentrando en un nuevo modelo económico en el que 'financiar' a EEUU podría dejar de ser uno de los pilares. Hoy se ha conocido que China será el primer inversor del 'plan Juncker' que pretende movilizar 315.000 millones de euros.

China se ha caracterizado por ser un país principalmente exportador. Este modelo económico alcanzó su máximo explendor en 2007 cuando la exportaciones alcanzaron el 40% del PIB. Los grandes superávits comerciales y por cuenta corriente de China eran utilizados en gran parte para financiar a EEUU.
 
Este largo proceso ha terminado convirtiendo a China en el segundo mayor tenedor de bonos del Tesoro de EEUU, sólo por detrás de la Reserva Federal. Ahora, la relación podría haber comenzado a cambiar. A medida que el consumo y la inversión interna van ganando peso en China, las exportaciones y el superávit por cuenta corriente comienzan a ser menores (ahora las exportaciones equivalen al 27% del PIB, un descenso considerable). China que 2013 llegó a poseer 1,316 billones de dólares en bonos del Tesoro de EEUU siendo el mayor tenedor extranjero con diferencia, ahora con 1,240 billones lucha con Japón (1,197 billones) por seguir manteniendo el primer puesto.
Exportaciones de China sobre el PIB. Fuente: Banco Mundial
 
Stephen Roach, antiguo economista jefe de Morgan Stanley y exdirector de la división de este banco en Asia, explica en Project Syndicate que "EEUU y China han caído en una trampa de dependencia mutua que ya ha comenzado a cambiar... Esta relación nació a finales de 1970, cuando EEUU luchaba contra la estanflación y la economía China estaba tocada después de su Revolución Cultural. Ambos países iniciaron un matrimonio de conveniencia: China proveía a EEUU de bienes baratos y permitía a sus consumidores llegar a final de mes, mientras que EEUU se convertía en la demanda externa que China necesitaba para dirigir su estrategia exportadora".
 
"China ahora está cambiando y a EEUU no le gusta este giro. No sólo está cambiado su modelo económico desde las exportaciones al consumo, sino que también está redefiniendo su carácter nacional", explica el execonomista jefe de Morgan Stanley. El gigante asiático está intentando ser una economía aún más influyente, está creando sus propias instituciones como el Banco de Inversiones Asiático, el Banco para el Nuevo Desarrollo o el Fondo de la Ruta de la Seda. Además, está invirtiendo una gran cantidad de dinero para crear un ejército moderno, basado en armas más técnicas y sofisticadas, pero con menos militares.
 
El incremento de la inversión interna en China ha sido espectacular en los últimos años, pasando de representar el 26% del PIB en 1990 al actual 47%. Pekín ha comenzado a utilizar el ahorro interno para gastarlo en China en lugar de usarlo para financiar a EEUU. "China está absorbiendo su propio ahorro, usando los superávits para construir un mejor futuro para sus ciudadanos en lugar financiar las necesidades de EEUU, un vacío que le va a ser muy complicado de llenar a los estadounidenses", explica Roach.
 
Este economista señala que la codependencia entre EEUU y China es tan inestable como la codependencia humana: "Cuando una parte de la pareja cambia con el tiempo, mientras la otra se mantiene igual, ésta termina sintiéndose despreciada". En este caso EEUU es la víctima y China la que está cambiando.
 
Y es que la transformación de China está siendo de calado. El gigante asiático ha pasado de presentar superávits por cuenta corriente del 10% del PIB en 2008 al superávit del 2,1% de 2014. La inversión y el consumo están absorbiendo el ahorro nacional, por lo tanto queda una menor parte para financiar al resto del mundo, es decir, a EEUU y su endeudamiento. Una relación que comenzó a finales de los 70 y que podría estar a punto de estallar casi cuarenta años después.

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