Víctor Pavón es Decano de Currículum UniNorte (Paraguay) y autor de los libros Gobierno, justicia y libre mercado y Cartas sobre el liberalismo.
El Banco Central realiza continuamente fuertes intervenciones en el mercado cambiario para contener el alza del dólar, con ventas que en menos de un año ya superan los 900 millones de dólares.
Y aunque se afirme —con un dejo de romanticismo que hasta asusta— que la intervención para suavizar la suba del dólar no es un problema por las elevadas reservas en la banca central, la realidad sin embargo es diferente.
La contención del tipo de cambio del dólar es una tarea tan ridícula que es como impedir que el grifo de la cocina pierda menos agua sin solucionar el problema de fondo que termina al día siguiente por inundar toda la casa. El falso patriotismo de los gobernantes por seguir con la moneda de curso forzoso, en este caso el guaraní, no es más que una escusa para seguir expoliando los ahorros e inversiones de las personas.
Estamos, por tanto, en uno de esos momentos para hacer algo diferente. Cerrar no solo el grifo sino definitivamente toda la pérdida de agua, un recurso dilapidado como si no tuviera costo alguno. Y la dolarización es una de las mejores respuestas.
Paraguay necesita garantizar los proyectos de inversión y planes de negocios de sus emprendedores, por la disminución de las tasas de interés, la desaparición de la incertidumbre que se genera por el control del valor del guaraní con relación al dólar e igualmente también porque así se terminará con el siempre latente riesgo inflacionario.
La dolarización, además, implicará un beneficio para la gente puesto que permitirá una mejorredistribución de los ingresos, algo que a diario se escucha decir a muchos políticos pero que apenas es un discurso hueco y mentiroso. La redistribución con la dolarización es posible e inmediata. Así, pagar menos por los préstamos y no verse perjudicados en la recuperación del dinero por la depreciación que sufre hoy el guaraní son consecuencias para no tomarlos a la ligera.
Pero si hay algo que resulta más valioso aun, está en que la dolarización permitirá controlar y limitar al poder político. Terminaremos con el continuo intento de los gobiernos, sea del Ejecutivo o del Legislativo, de sobrepasar el déficit, algo que ya ocurre hoy cuando se tienen que promulgar leyes como el que limita el déficit fiscal (1,5 por ciento del PIB) legislación que después de todo ya está siendo violada e impunemente.
El desvío de recursos del sector privado hacia el Estado de ninguna manera es un tema superficial. Con una inflación y tasas de interés no superiores al 3 por ciento anual, los paraguayos ahorraremos como quizás nunca lo pudimos hacer, se crearán puestos de trabajo y nuestros salarios e ingresos empresariales no perderán —como ocurre ahora— supoder adquisitivo
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