En bolsa hemos visto la tormenta perfecta, y a día de hoy la gran mayoría de índices se encuentran en territorio negativo (en dólares, que es la moneda en que el 70% de los fondos invierten)
“Good times, bad times, you know I´ve had my share” Led Zeppelin
Es importante reconocer los errores que cometemos como inversores para no repetirlos. En bolsa hemos visto la tormenta perfecta, y a día de hoy la gran mayoría de índices se encuentran en territorio negativo (en dólares, que es la moneda en que el 70% de los fondos invierten).
Hay un elemento positivo. Según el índice de sentimiento inversor de Merrill Lynch (Bull and Bear), el sentimiento de inversores es el más negativo desde 2011. Por primera vez desde 1990, tener el dinero en caja ha sido una mejor alternativa que los índices de bonos y acciones.
¿Por qué esto es positivo? Porque suele ser una señal de compra. Pero es aún muy débil porque las estimaciones de beneficios se están revisando a la baja. Si un valor cae un 18% y las expectativas de beneficios de 2015 y 2016 caen un porcentaje similar, no es más barato.
Adicionalmente, la señal de rebote es débil porque no cuenta con el soporte macro. Con un crecimiento de la economía global que se está revisando a la baja, y las expectativas de inflación cayendo, además de la subida de tipos -inexorable, se retrase o no-, necesitamos más soportes para confirmar una recuperación de los activos de riesgo.
Romper una tendencia bajista es difícil cuando los indicadores de burbuja se habían negado, o justificado como un nuevo paradigma. Hemos negado el riesgo político, las revisiones a la baja de estimaciones de la Reserva Federal para la economía de EEUU en 2015 y 2016, el impacto de China y la parada en seco de mercados emergentes.
Romper una tendencia bajista es difícil cuando los indicadores de burbuja se habían negado, o justificado como un nuevo paradigma
Si a eso le añadimos que vuelve a entrar el nerviosismo con los bancos, como comentamos aquí hace tiempo, es normal que se desinfle la burbuja de unos activos de riesgo caros. Siempre hemos comentado que ha sido un gran error lanzar los cohetes diciendo que la banca está totalmente saneada cuando aún queda un trabajo importante que completar.
Dado que esa ilusión eufórica ocurrió con una expansión de múltiplos en renta variable y menor rentabilidad exigida en renta fija -haciendo los valores y activos de riesgo más caros-, el problema es que el sentimiento de los inversores puede ser “exageradamente” negativo, pero el posicionamiento de carteras, muy alcista. Porque se mantiene una alta exposición a beta -al riesgo general de mercado-.
Es por eso que, para que las bolsas y activos de riesgo se necesitan tres factores esenciales y ninguno de ellos es “gas de la risa monetario”. Recordemos que las salidas de capital de renta variable se han dado con una expansión monetaria sin precedentes en Europa y Japón, y 28 bancos centrales bajando tipos.
- Revisión al alza de estimaciones de beneficios. Es cierto que la media de consenso ha bajado las expectativas de beneficios del Eurostoxx un 15%-17% para 2015 y 2016, pero existen valores donde las estimaciones no se han variado o han mejorado. Para que los índices repunten, sin embargo, necesitamos que el consenso aumente estimaciones. No va a pasar. La media sigue siendo demasiado optimista. Sobre todo para 2016.
- Un entorno macroeconómico estable. El mundo no está en recesión. Un crecimiento del 3% será endeble, pero es más que aceptable. Que China y los países emergentes no crecen lo esperado no es una novedad. Siempre lo digo. Los países emergentes no emergen. Son los mismos países que eran emergentes cuando yo estaba en el colegio -sí, hace un montón-. El problema es que hemos justificado expansión de múltiplos por crecimientos exponenciales que no van a llegar.
- Desapalancamiento. Con una deuda total del 440% sobre el PIB en los países desarrollados es normal que una revisión del 10% en el crecimiento genere una caída del 30% en las bolsas. Por definición, el apalancamiento parece muy atractivo si todo crece, pero olvidamos el efecto divisor.
Es por ello que, de esos tres elementos, solo podemos contar con uno para repuntar. El desapalancamiento corporativo. Si olvidamos el espejismo de “el año que viene todo sube” y la fe casi sectaria en política monetaria, nuestra cartera va a dar muchas más alegrías si nos fijamos en valores y empresas que están en proceso de reducción de deuda y aumento de caja ante ingresos estancados, sea por desinversiones o por reducción de costes.
Sinceramente, es en este entorno en el que se encuentran verdaderas oportunidades. Pero hay que buscarlas. La época de “compra lo peor, que sube mucho” ha acabado. Gracias a Dios.
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