La Fed cumplió las expectativas del mercado y aplazó la subida de tipos. La lógica dice que las bolsas deberían haber respirado con alivio... pero el Ibex se hundió el 2,5%. ¿Qué ha pasado?
"Si esto fuera fácil, lo haría cualquiera", decía siempre un veterano del parqué. Y la bolsa no es nada fácil. Si se limitara a reaccionar a cada nueva noticia, sería totalmente previsible, todo el mundo haría lo mismo a la vez... y nadie ganaría dinero. Pero es cierto que lo ocurrido esta semana es más exagerado de lo habitual. Se supone que el mercado tenía miedo a que la Reserva Federal sorprendiera -eso habría sido la sorpresa- subiendo los tipos por primera vez desde 2006, y no lo ha hecho. Lo cual, sobre el papel, debería haber provocado una reacción de alegría o, cuanto menos, de calma en las bolsas porque "estaba descontado". Sin embargo, los mercados europeos se hundieron ayer más del 2% (el 2,57% en el caso del Ibex hasta 9.847,2 puntos).
¿Por qué? Los analistas, esos "expertos que saben mañana por qué lo que dijeron ayer que iba a suceder hoy no ha sucedido", ofrecen una panoplia de posibles motivos: desde que "si la Fed no ha subido tipos es porque sabe algo muy malo que los demás no sabemos", a que "lo único que ha conseguido es prolongar la incertidumbre en el mercado varios meses más", pasando por el clásico de que "es un caso de comprar con el rumor y vender con la noticia". Algunos rizan el rizo y añaden que "la bolsa habría caído hiciera lo que hiciera la Fed" o incluso que "la decisión de la Fed era irrelevante" después de tirarse semanas especulando sobre qué iba a hacer Janet Yellen porque era la reunión más importante de los últimos años.
Quédense con la que más les guste. Más allá de las explicaciones puntuales, lo cierto es que el mercado se mueve por tendencias, no por noticias, salvo que éstas sean muy importantes y cambien el escenario en el que se basaba la tendencia que estaba vigente. Y no es el caso de la reunión de la Fed, porque el escenario sigue siendo que los tipos van a subir en EEUU (sea en octubre o en diciembre) y que lo único que ha hecho Yellen es aplazar el inicio del movimiento.
La presidenta de la Reserva Federal de EEUU, Janet Yellen. (Reuters)
Vuelta a la casilla de salida
Es decir, estamos donde estábamos antes de toda la excitación previa a la Fed: en el escenario que provocó el 'lunes negro' en agosto y que ha impedido que ningún rebote desde entonces alcance los niveles previos a esa sesión. Un escenario que está dominado sobre todo por el posible frenazo económico en China y la crisis de los países emergentes -de hecho, ese es el motivo por el que Yellen ha preferido esperar un poco más-, cuyas consecuencias pueden ser devastadoras para las economías occidentales y las empresas con intereses en esos Estados (incluyendo las españolas). Y esta situación no va a mejorar porque EEUU no haya subido tipos esta semana.
Porque lo que querría oír el mercado es que la subida se aplaza sine die o incluso que la Fed pone en marcha una nueva ronda -la cuarta- de QE (quantitative easing). Es decir, que los bancos centrales vuelven a salvar a los inversores, como han hecho durante toda la crisis. Y eso parece muy poco probable porque, más allá de las fechas, los miembros del Comité de Mercado Abierto tienen claro que es inevitable comenzar la normalización de la política monetaria, porque estas medidas no convencionales son excepcionales y no pueden mantenerse eternamente. Y que no puede tardar demasiado en hacerlo, porque cuanto más se demore, más difícil será.
Casa de Bolsa en Jiujiang, China. (Reuters)
Valoración, charts... y ojo a Grecia y a España
A esto hay que añadir que las bolsas apenas han reducido su sobrevaloración (están menos caras tras las caídas pero siguen sin estar baratas) y que no hay ningún catalizador -descartado el de la Fed y con poco que esperar de la economía, que si acaso sorprenderá a la baja, no al alza- que pueda justificar unas valoraciones más altas, lo que se denomina re-rating. Y que los gráficos siguen sin ser alcistas porque no se han anulado las pautas bajistas ni se han recuperado los soportes perdidos, ahora convertidos en resistencias. Es decir, en el caso del Ibex sigue siendo probable que vuelva a visitar el soporte crítico de los 9.500 puntos donde se frenó el citado lunes negro.
Y todo esto, si no pasa todavía peor. Que puede pasar. Por ejemplo, este domingo hay elecciones en Grecia, de la que nos hemos olvidado pero que hace dos meses era el monotema del mercado. Un resultado en el que sean necesarios los antieuropeos escindidos de Syriza para gobernar volvería a poner a Grecia inmediatamente encima de las mesas de trading. Y si hablamos de España, tenemos los comicios catalanes la próxima semana y luego las generales... Un panorama nada alentador por mucho que la Fed no haya subido los tipos.
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