Las empresas notan un desplome que alcanza el 50% desde el año 2011
Mina de oro en Rusia. Bloomberg
Los 15 meses de caída libre de las materias primas se ha convertido ya en una crisis en toda regla. Los inversores están reaccionando a la menor demanda de China y el final de la era de dinero barato de la Reserva Federal, y eso se está notando en los precios: el índice de futuros de las materias primas de Bloomberg ha caído un 50% desde sus máximos de 2011, y 8 de las 10 peores empresas del S&P 500 este año están relacionadas con este sector. La naviera japonesa Daiichi Chuo quiebra: es la última víctima.
Ahora parece que todo se está desmoronando el mismo tiempo. Ayer, Alcoa, el mayor productor de aluminio de EEUU, anunció que se dividiría en dos para afrontar el exceso de producción. La petrolera Royal Dutch Shell confirmó que abandonaba sus exploraciones en el Ártico tras gastarse 7.000 millones de dólares.
Y Glencore, el otrora todopoderoso bróker de materias primas, llegó a desplomarse más del 30% en la bolsa de Londres, todo un símbolo de la era que toca a su fin. Precisamente Glencore salió a bolsa en 2011, y desde entonces ha perdido tres cuartas partes de su valor.
"Con China desacelerándose y tanta incertidumbre, los miedos del mercado se han intensificado y la reducción del crecimiento de la demanda en todas las materias primas parece haber lanzado a todo el mundo por el precipicio", señaló Ed Hirs, gestor de un pequeño productor de petróleo y profesor de la Universidad de Houston.
Índice de precios de materias primas. Bloomberg
Los máximos del oro y la plata se tocaron hace cuatro años, el desplome del petróleo desde junio de 2014 se ha intensificado por la decisión de la OPEP de no recortar la producción y los precios del gas natural en EEUU han caído hasta suponer menos de un cuarto de lo que llegaron a ser en 2008.
Además, todo puede estar a punto de ir a peor, según los analistas John LaForge y Warren Pies, de Ned Davis Research. Las materias primas podrían estar en el cuarto año de un "super-ciclo bajista" de 20 años, según su último informe de agosto. Estos analistas investigaron los estallidos de precios de las materias primas desde el siglo XVIII y descubrieron que suelen estar provocados más por factores como el estado de ánimo del mercado que los fundamentales del mismo, explican a Bloomberg en una entrevista.
Lo menos malo de todo esto es que la mayor parte del daño se hace en los primeros seis años del ciclo, puntualiza LaForge. "En las materias primas vas a tener un montón de quiebras, muchas empresas van a cerrar. Esto es necesario para reducir la oferta", añade.
En el caso de Glencore, su estrategia de reducción de deuda y sus planes para vender su división de agricultura no han servido para frenar la sangría. Investec avisó ayer de que hay muy poco valor para los accionistas de la compañía si persisten los precios bajos de las materias primas.
Shell, por su parte, tendrá que asumir unas cargas financieras de unos 3.000 millones de dólares por sus fallidas operaciones en Alaska, un proyecto muy polémico en el que había invertido 7.000 millones. Además, podría sumar a la factura otros 1.100 millones de dólares por diversos compromisos contractuales.
Mientras, Alcoa dividirá sus operaciones de manufactura de su negocio tradicional de fundición y refino, que está sufriendo por la competencia que llega desde China. Pero en China la situación no es mucho mejor: los beneficios de las compañías industriales cayeron un 8,8% interanual en agosto.
La onda expansiva de la crisis de las materias primas también ha golpeado al mundo empresarial más allá de las compañías propias del sector. La multinacional de maquinaria pesada Caterpillar anunció la semana pasada que reduciría su plantilla un 9%, 10.000 empleos, ante los problemas del sector minero. La química Huntsmann sufrió también su peor caída en cuatro años después de publicar que los bajos precios del titanio iban a afectar a sus beneficios del tercer trimestre.
El mundo empresarial nota el hundimiento de los precios, algo que lleva tiempo sintiéndose también en las economías más exportadoras de commodities: desde alumnos aventajados como Noruega, Australia y Canadá, hasta países con muchos problemas como Venezuela o Rusia, o potencias emergentes como Brasil y los grandes productores de petróleo del Oriente Medio como Arabia Saudí, que podría tener este año un déficit del 20%.
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