Recuerda que, "en vista de los cambios demográficos,
Alemania necesita mano de obra adicional para poder mantener su nivel de
bienestar".
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El presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, ha asegurado
que la llegada de refugiados a Alemania es una "oportunidad", ya que el país
necesita mano de obra adicional para mantener su actual nivel de
bienestar. En una entrevista al Süddeutsche Zeitung publicada
este miércoles, Weidmann reconoce que hacer frente al flujo de refugiados
"exigirá mucho de Alemania", pero defendió que la inmigración "ofrece también
oportunidades".
"Y cuanto mejor logremos que aquellos que vienen para quedarse se integren en
la sociedad y en el mercado de trabajo, mayores serán las oportunidades. En
vista de los cambios demográficos, Alemania necesita mano de obra adicional para
poder mantener su nivel de bienestar", afirma. Asimismo, el presidente del
Bundesbank recalca que la crisis de los refugiados en un tema que "conmueve a
todos y no deja a nadie indiferente", ya que detrás de las "tristes imágenes se
ocultan dramáticos destinos".
Preguntado por si la favorable situación económica de Alemania ha alentado la
llegada de refugiados, Weidmann afirma que, aunque la situación del país dentro
de la zona euro es buena, "no es algo que se dé de forma natural ni tampoco una
razón para quedarse cruzado de brazos". En su opinión, el auge económico actual
llegará a su fin en algún momento y a largo plazo Alemania se enfrenta
de por sí a notables retos, como el envejecimiento de la población, la
creciente competencia de países emergentes o la transición energética.
Consecuencias del dinero barato
Por otro lado, el presidente del Bundesbank advierte de que todo el
dinero barato de los bancos centrales "no es capaz de generar
crecimiento sostenible" y entraña con el tiempo "riesgos cada vez
mayores", por ejemplo para la estabilidad financiera. En este sentido, afirma
que la muy baja presión actual de precios requiere una política monetaria
expansiva, pero incide que la posibilidad de que esto reduzca la presión para la
introducción de reformas es un efecto secundario que se debe tener "seriamente
en cuenta".
"La percepción de que los bancos centrales compran tiempo también puede tener
como resultado que las reformas se dejan siempre para más
adelante", remarca Weidmann, quien agrega que no le corresponde al
banco central comprar tiempo a los gobiernos.
Asimismo, apunta que con sus declaraciones asegurando que se ampliaría de
forma ilimitada el programa de compra de deuda si fuera necesario, Mario
Draghi quiso enviar una señal de que la política monetaria se orienta
en las perspectivas de inflación y el Consejo de Gobierno está dispuesto a
responder a eventuales cambios en los datos.
Sin embargo, resalta que la recuperación económica en la zona euro se ha
afianzado y los exagerados temores de deflación de comienzos del año se han
seguido disipando, al mismo tiempo que se ha iniciado un programa de compra de
deuda sin precedentes que todavía se está implementando. "La política
monetaria no debería dejarse llevar por altibajos de ciertos
indicadores si la estimación de la política monetaria sigue siendo
básicamente válida", insiste.
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