Acabaría con la incertidumbre y debilitaría a otras monedas
Janet Yellen, presidenta de la Fed.
Sin duda no es una situación tan tensa como la de si Spectre será la última aparición de Daniel Craig como James Bond, o si Taylor Swift seguirá saliendo con Calvin Harris en navidad. Aun así, parece que la Reserva Federal (Fed) decidirá en el último minuto si llevar a cabo la primera subida de los tipos de interés en nueve años. Nadie sabe de qué lado podrá salir.
Y eso importa sobre todo a los estadounidenses (el precio de sus hipotecas y tarjetas de crédito es lo que va a aumentar), pero también al resto del mundo. El dólar sigue siendo el fulcro en el que se apoyan los mercados financieros globales. Su política monetaria determina el destino de las monedas, los mercados bursátiles y las economías de todo el planeta.
Casi todos los expertos esperan que la Fed no haga nada. Unos tipos más altos en EEUU generarían un éxodo de capital de los mercados emergentes, daños a la recuperación y caos en unos mercados de capital ya de por sí frágiles. En realidad, hay cuatro motivos por los que el resto del mundo, de Europa a África pasando por Asia, deberían agradecer una subida de tipos de la Fed. Acabará con la incertidumbre, debilitará otras monedas, traerá cierta flexibilidad de vuelta a la política americana y marcará el regreso a la normalidad. Puede que sea bueno o no para EEUU, pero para los demás estará bien.
Queda por ver lo que la Fed hará hoy. Pese a los rumores de orientación de futuro, y mucha transparencia, la presidenta de la institución, Janet Yellen, parece regresar a la escuela de "sorpresa y confusión" en la banca central que representó su ilustre predecesor Alan Greenspan en los años noventa. Los mercados calculan alrededor de un tercio de probabilidades de una subida de tipos esta semana pero, en realidad, nadie sabe con seguridad si al final se apretará el gatillo o no. Aun así, si la Fed se queda quieta en septiembre, es muy probable que al final actúe en diciembre. La economía estadounidense se recupera progresivamente y se crean empleos. Aunque no está sobrecalentada precisamente, cada vez es más difícil sostener el argumento de que EEUU necesita unos niveles de tipos de interés de "emergencia".
Se espera que la decisión, cuando se tome, plantee un problema serio al resto del mundo. El año pasado la mera amenaza de que la Fed subiera los tipos generó el llamado "berrinche de reducción", consistente en que los mercados emergentes se hundieran ante el pronóstico de miles de millones de dólares de financiación barata desconectados de repente. ¿Por qué iba a ser mejor esta vez? Después de todo, la eurozona sigue peleándose por emerger de la recesión, la "abenomía" sigue sin funcionar en Japón, China se tambalea y los mercados emergentes parecen vulnerables ante un golpe. Sin duda, la preocupación por el impacto de una subida de tipos para el resto del mundo, más que para EEUU, podría ser el factor que persuada a la Fed a no mover ficha.
Los temores son muy lógicos, pero equivocados. En realidad, existen cuatro motivos por los que todas las demás economías deberían agradecer una subida de tipos.
Primero, acabará con la incertidumbre. Desde hace al menos un año, los mercados han temido que la Fed tomara medidas. Hay un flujo y reflujo incesante de opiniones en un sentido y en el otro, y con cada fase de especulación surgen las historias escabrosas de miedo sobre cuáles podrían ser los efectos. Inevitablemente eso afectará a la confianza de las empresas e inversores. Al fin y al cabo, ¿quién quiere expandir su empresa si la Fed está a punto de desatar un terremoto en la economía global? Sin embargo, esa incertidumbre sobre las posibles subidas de tipos de interés es casi más perjudicial que el efecto marginal de un cuarto de punto de aumento en el precio del dinero. El incremento de los intereses será irrisorio para casi todos. La certidumbre valdrá mucho más.
Segundo, una subida de tipos reforzará el dólar y debilitará casi todas las demás monedas. Europa ya se ha beneficiado, al menos marginalmente, del debilitamiento del euro. Los chinos intentan también mantener su moneda más baja. Estados Unidos sigue siendo uno de los mayores mercados del mundo y si se refuerza su moneda será más fácil que otros países vendan productos en América, y eso a su vez ayudará a sus economías.
Tercero, aupará a la Fed y devolverá cierta flexibilidad al sistema para contrarrestar la próxima recesión. ¿Cuál era el plan en caso de otra gran crisis con los tipos interés ya casi a cero? ¿Tipos negativos? ¿Más flexibilización cuantitativa todavía? ¿Alguna política monetaria novedosa y no convencional, como comprar títulos, quizá, o regalar mil dólares a todos los que cumplan años en mayo? Podría funcionar, pero más vale no contar con ello. Si hubiera margen para recortar los tipos de interés la próxima vez que haya una recesión, sería mucho mejor.
Por último, marcará el regreso a una situación financiera normal. Cuando se apaga la señal del cinturón no significa que no vaya a haber más turbulencias, pero sí que nos podemos preocupar un poco menos. Los tipos de casi cero se vendieron como una respuesta de urgencia en una situación de urgencia. Subirlos, aunque sea por muy poco, enviará un mensaje de que la urgencia ha acabado y volvemos a la normalidad. Eso debería hacer que las empresas, tanto en EEUU, como en el resto del mundo, se sientan un poco más seguras en cuanto a volver a invertir.
En realidad, cada vez es más ridículo pretender que la economía global no va a soportar unos tipos de interés de EEUU que, incluso después de una subida, no llegarán al 1%. Desde cualquier perspectiva histórica sigue siendo excepcionalmente bajo. Olvídense de casi toda la especulación que lean. Una subida de tipos de la Fed debería ser bienvenida por el resto del mundo y reforzará sus mercados bursátiles.
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