Carlos Rodríguez Braun
El sistema más criminal y empobrecedor que jamás haya sido
perpetrado contra los trabajadores en toda la historia de la humanidad es el
comunismo.
Lamentó Rosa Montero la ausencia de "las viejas proclamas de igualdad
y fraternidad", y escribió en El País:
Esto de la desigualdad es una historia tan repetitiva que resulta cansina (…) la pobreza es más cancerígena que los genes. Por ejemplo, la supervivencia de los niños a la leucemia aguda, el cáncer infantil más común, es del 90% en Canadá y del 16% en Mongolia.
Hay aquí algunos errores. En primer lugar, la identificación entre
desigualdad y pobreza, que obviamente son cosas distintas. En segundo
lugar, si lo que le preocupa a doña Rosa es la desigualdad en el mundo, tengo
buenas noticias: ha disminuido apreciablemente en el último medio siglo, sobre
todo por la mayor prosperidad relativa de los países más poblados del planeta:
China y la India. Tanto ha disminuido la desigualdad en el mundo que lo reconoce
sin ambages Thomas Piketty, el nuevo darling del progresismo
igualitarista.
Es una temeridad afirmar que la pobreza es más cancerígena que los genes. Los
países pobres tienen por regla general peor sanidad que los ricos, y de ahí que
los niños y los adultos de los países pobres tengan una tasa de supervivencia a
las enfermedades menor que en los países ricos. Ponerse dramático hablando de
igualdad y fraternidad puede confundir a los lectores, empezando por la idea de
que ellos son de alguna forma responsables de que se mueran niños de leucemia en
Mongolia, cuando la pobreza, que es lo que está detrás de todo esto, no depende
de lo que sucede fuera de ese país, sino esencialmente de sus propias
instituciones: de la paz, la justicia y la libertad dentro de
sus fronteras.
Hablando de instituciones, de libertad e igualdad, es interesante que la
señora Montero haya puesto el ejemplo de Mongolia, un país que, en efecto, es
muy pobre, pero la escritora elude subrayar que no es pobre por azar sino porque
allí se impuso a la población el sistema más criminal y
empobrecedor que jamás haya sido perpetrado contra los trabajadores en
toda la historia de la humanidad: el comunismo. En efecto, los
comunistas aplicaron allí el comunismo durante casi setenta años, entre 1924 y
1992. Y, efectivamente, el comunismo esgrimió "las viejas proclamas de igualdad
y fraternidad" y procedió a aniquilarlas.
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