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jueves, 25 de junio de 2015

La fuerza motriz del mercado




El emprendimiento es uno de los campos de mayor crecimiento en la economía, la gestión, las finanzas e incluso el derecho. También se está convirtiendo en materia popular en las universidades. Florecen cursos, programas y actividades sobre emprendimiento no sólo en las escuelas de negocios, sino también en universidades de ciencias y letras, ingenierías, magisterio, trabajo social e incluso bellas artes.
Sin embargo, sorprendentemente, aunque el emprendedor sea fundamentalmente un agente económico (la “fuerza motriz del mercado”, en expresión de Mises), la economía moderna mantiene una relación ambigua con el emprendimiento. Se reconoce generalmente que el emprendimiento es importante de alguna forma, pero hay poco consenso acerca de cómo debe modelarse e incorporarse el papel emprendedor dentro de la economía y la estrategia. De hecho, los trabajos más importantes en literatura económica sobre emprendimiento (la explicación de la innovación en Schumpeter, la teoría del beneficio de Knight y el análisis del descubrimiento emprendedor de Kirzner) se consideran como ideas interesantes pero idiosincrásicas, que no son fácilmente generalizables en otros contextos y problemas.
Esto también es cierto aun para las teorías de estrategia y organización de empresas, que reconocen que el emprendimiento es importante, pero no pueden imaginar cómo incluirlo en los modelos estandarizados y las técnicas analíticas. Y aun así, el emprendimiento es en último término la principal fuente de creación de valor a nivel empresarial. De hecho, las decisiones estratégicas claves en la empresa (formulación de la estrategia, análisis del mercado, posicionamiento de la industria, diversificación, integración vertical y outsourcing, diseño organizativo) son en último término decisiones emprendedoras. Pero sólo hace muy poco que el campo de la gestión estratégica ha entendido la necesidad de una relación más cercana con el emprendimiento (p. ej., la fundación en 2008 del Strategic Entrepreneurship Journal).
La incómoda relación entre la economía de la corriente principal y el emprendimiento tiene sentido en el contexto del desarrollo de la teoría neoclásica de la producción y la empresa. El tratamiento cada vez más formalizado de los mercados, notablemente en la forma de teoría del equilibrio general, no sólo hace a las empresas cada vez más pasivas, también hace que el modelo de empresa se estilice cada vez más y se haga cada vez más anónima, acabando con esos aspectos dinámicos de los mercados más relacionados con el emprendimiento. Si cualquier empresa puede hacer lo que otras, si todas las empresas están en los límites de sus posibilidades de producción y si las empresas siempre toman las alternativas óptimas de combinaciones de entrada y niveles de salida, no hay nada que tenga que hacer el emprendedor.
Por el contrario, la escuela austriaca ha dado al emprendedor un papel central en la actividad económica, al menos desde la contribución proto-austriaca de Richard Cantillon, Figuras clave de la escuela austriaca como Carl Menger, Eugen von Böhm-Bawerk, Ludwig von Mises y Murray Rothbard (1962) se centraron en el emprendedor en su análisis realista-causal de la organización y el cambio económico.
En The Capitalist and the Entrepreneur, parto de la teoría del emprendimiento de Mises y Knight para ofrecer una nueva perspectiva de la teoría económica de la empresa. El emprendimiento, en sentido misesiano, es el acto de soportar incertidumbre. En un mundo siempre cambiante, las decisiones deben tomarse basándose en expectativas de acontecimientos futuros. Como la producción requiere tiempo, deben invertirse recursos antes de que se obtengan los retornos de esas inversiones. Si la previsión de retornos futuros es inapropiada, los beneficios esperados se convertirán en pérdidas.
Por supuesto esto no sólo es cierto para los inversores financieros, sino para todos los actores humanos. Si supiéramos con seguridad que nuestra acción no cambiaría el futuro, no actuaríamos, porque la acción no tendría sentido. Además, la acción humana normalmente conlleva algún riesgo de que los medios elegidos no lleven al fin pretendido. Donde ocurre eso, los actores humanos son emprendedores.
Al mismo tiempo, hay un caso particular de emprendimiento, que es más importante para la asignación de recursos en una economía de mercado: el empresario capitalista, que arriesga su capital monetario anticipando acontecimientos futuros. El empresario capitalista es un propietario que busca obtener, controlar y desplegar factores de producción en combinaciones concretas en búsqueda de beneficios monetarios. Los empresarios capitalistas de éxito hacen previsiones apropiadas de precios futuros y reciben retornos mayores que sus inversiones. Quienes hagan previsiones menos ajustadas obtendrán pérdidas. Los empresarios capitalistas que realizan sistemáticamente malas previsiones se ven pronto incapaces de asegurar ningún recurso más para invertir y acaban saliendo del mercado.
El libro adopta la postura de que los problemas más interesantes de la organización económica se refieren a la intersección entre la función emprendedora y la capitalista. El empresario capitalista realiza lo que Mises llamaba “cálculo económico”, ligando la teoría de la empresa al problema general de la asignación de recursos en una economía dinámica compleja que apuntó Mises en su famoso artículo de 1920 sobre el socialismo. Los emprendedores usan bienes de capital heterogéneos, conectando la teoría del emprendimiento con la teoría austriaca del capital, una teoría que se ha aplicado principalmente al ciclo económico, pero que también tiene implicaciones de más largo alcance para la gestión empresarial.
De hecho, como dijo Ludwig Lachmann en 1956, “Vivimos en un mundo de cambios inesperados, por lo que las combinaciones de capital (…) siempre estarán cambiando, se disolverán y reformarán. En esta actividad encontramos la función real del emprendedor”. Es esta “función real” la que trata de desarrollar mi libro.
Los capítulos de The Capitalist and the Entrepreneur se ocupan de empresas, contratos, emprendedores… en resumen, de la economía y gestión de organizaciones y mercados. El Capítulo 1, “El cálculo económico y los límites de la organización”, muestra cómo el problema del cálculo económico identificado por Mises ayuda a entender los límites del tamaño de la empresa, un argumento expuesto antes por Rothbard en Man, Economy, and State. Junto con el capítulo 2 “Emprendimiento y gobierno corporativo”, ofrece un esquema de la teoría austriaca de la empresa, basado en el concepto misesiano de emprendimiento y el papel del cálculo monetario como herramienta esencial del empresario. “Emprendimiento y gobierno corporativo” también sugiere cuatro áreas de investigación austriaca sobre gobierno corporativo: empresas como inversión, mercados internos de capital, gobierno comparativo comparado y los financieros como emprendedores.
El capítulo 3, “¿Cometen los empresarios errores predecibles?” aplica este marco al problema de la diversificación corporativa, mientras que el capítulo 4 “La organización empresarial del capital heterogéneo” muestra cómo la teoría austriaca del capital ofrece una idea mejor de la existencia de la empresa, sus límites y su organización interna.
Los estudiosos de la gestión y algunos economistas están familiarizados con el concepto del emprendimiento como “descubrimiento” o “estado de alerta” para aprovechar las oportunidades de Israel Kirzner, considerándolo como “la” postura austriaca frente a al emprendimiento. Sin embargo, como argumento en el capítulo 5, “Descubrimiento de oportunidades y acción empresarial”, podemos interpretar a Mises de forma diferente. De hecho veo la postura de Mises ante el emprendedor más cercana a la de Knight y a la inversión de recursos bajo la incertidumbre, no al descubrimiento, como el distintivo del comportamiento emprendedor. Esto sugiere un enfoque, no en las oportunidades, en las visiones subjetivas de los emprendedores, sino en la inversión, en otras palabras, en actos, no en creencias. El capítulo 6, “Riesgo, incertidumbre y organización económica” explica la distinción de Knight entre “riesgo” e “incertidumbre”, o lo que Mises llamó la “probabilidad de clase” y la “probabilidad de caso”.
El capítulo 7, “Teoría de precios y economía austriaca”, discute la que veo como comprensión dominante de la tradición austriaca, particularmente en campos aplicados como la organización y la estrategia. Los estudiosos tanto dentro como fuera de la economía tienden a identificar a la escuela austriaca con las ideas de Hayek acerca del conocimiento disperso y tácito, la teoría del descubrimiento emprendedor de Kirzner y un énfasis en el tiempo, la subjetividad, el proceso y el desequilibrio. A pesar del renovado interés por la tradición mengeriana, la aproximación austriaca al análisis económico “básico” (valor, producción, intercambio, precio, dinero, capital e intervención) no ha recibido demasiada atención.
De hecho se cree generalmente que la aproximación austriaca a los tópicos mundanos como la productividad de los factores, el efecto de sustitución de un cambio en el precio, los efectos del control de las rentas o del salario mínimo, etc. es básicamente la misma que la aproximación de la corriente principal, sólo que sin matemática o con algo de jerga sobre “subjetivismo” o el “proceso de mercado” por medio.
El capítulo 7 sugiere por el contrario que los austriacos ofrecen una aproximación propia y valiosa a las cuestiones económicas básicas, una aproximación que debería ser esencial para la investigación austriaca sobre asuntos teóricos y prácticos en economía y administración de empresas.
Un capítulo final, “Comentarios”, recoge algunos ensayos más breves sobre la naturaleza e historia de Internet, el papel de los intelectuales en la sociedad, la relación entre la teoría de la gestión y el ciclo económico, apuntes biográficos de Carl Menger y F.A. Hayek y una nota sobre las contribuciones de Oliver Williamson y su relación con la tradición austriaca.
Espero que estos ensayos estimulen la discusión, quizá incluso generen controversias, tanto dentro como fuera de la tradición austriaca. De hecho, los investigadores de gestión estratégica, teoría de la organización y emprendimiento (en la corriente principal) han sido particularmente receptivos a las ideas austriacas en años recientes y espero que el pensamiento austriaco tenga un impacto significativo en estas áreas, independientemente de su fortuna en la economía de la corriente principal. ¡Que empiecen los fuegos artificiales!
Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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