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viernes, 1 de mayo de 2015

Una reforma monetaria a medias para Islandia



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El primer ministro de Islandia encargó recientemente un informe a Frosti Sigurjonsson para que recomendara un mejor sistema monetario y bancario para Islandia. El informe recientemente publicado recapitula la lamentable historia de los desastres del dinero y la banca en Islandia y echa la mayor parte de la culpa del colapso de 2008 a la institución de la banca de reserva fraccionaria, que causó un aumento descontrolado en la oferta monetaria. Sigurjonsson recomienda la abolición de la banca de reserva fraccionaria, una separación de la banca de depósito y préstamo y el fin de la garantía de depósito.
Por desgracia, Sigurjonsson también recomienda más poder para el banoc central a través de lo que llama el “sistema monetario soberano”.

Un proceso descontrolado de creación de dinero

Sigurjonsson tiene razón en que el banco central perdió el control de la oferta monetaria en los años que llevaron a 2008, al apalancar los bancos sus reservas extraordinarias como nuevos préstamos, lo que creó nuevo dinero. A su vez, esto llevó a una mayor implicación de los bancos centrales, ya que, como señala Sigurjonsson, era tarea del Banco Central de Islandia (BCI) “proporcionar a los bancos las reservas que se necesitaran para perder control de los tipo de interés o incluso disparar una crisis de liquidez entre bancos”.
Luego acusa a los bancos privados de prestar con fines especulativos en lugar de fines que valieran la pena. Aunque curiosamente no tiene esa preocupación sobre el control público sobre esta poderosa palanca económica. Confía en que el banco central expanda y contraiga la oferta monetaria de una manera que sea beneficiosa para toda la sociedad y en que el gobierno gastaría el nuevo dinero solo para fines que beneficiaran a la nación.


Limitando la creación de dinero al banco central
Sigurjonsson cree que el gobierno necesita el poder de introducir nuevo dinero para atender las necesidades de una economía en expansión y que el banco central y el gobierno lo harán para bien de la nación en su conjunto y no para fines privados. Como mínimo, cree que la oferta monetaria debe expandirse para que la economía se expanda. En este sentido es un completo friedmanita, que entiende poco el impacto adverso de incluso un bajo nivel de crecimiento monetario en la estructura de producción. Por el contrario, ve el crecimiento monetario como necesario para el crecimiento económico y tiene plena confianza en que el gobierno gastará solo para el bien cualquier dinero recién creado.
Es evidente que, o no ha oído nunca hablar de la teoría de la elección pública, o no suscribe sus conclusiones. En realidad, ¿quién cree hoy que el gobierno, que después de todo está compuesto por algunos de los humanos más falibles en la sociedad puede (1) ser completamente altruista en sus decisiones de gasto y (2) sabría en todo caso qué es lo mejor? (Remito a Sigurjonsson al maravilloso discurso del Nobel de Hayek, en el que explica claramente su teoría de la pretensión de conocimiento).
Sigurjonsson termina su propuesta con una llamada a lo que califica como “sistema monetario soberano”. De inmediato tenemos razones para preocuparnos cuando dice: “El BCI creará suficiente dinero para promover el crecimiento no inflacionista de la economía”. Él separaría creación de dinero de asignación de dinero. Un comité de creación de dinero decidiría cuánto dinero crear y luego el parlamento decidiría cómo gastarlo. El nuevo dinero serviría para cinco fines: financiar nuevo gasto público, reducir impuestos, pagar deuda pública, proporcionar un bonus ciudadano y aumentar el préstamo a las empresas. El dinero no estaría respaldado por deuda, sino que sería un activo soberano creado a voluntad.

Transfiriendo más poder al gobierno

La propuesta si elimina la capacidad de los bancos de aumentar la oferta monetaria mediante el proceso de préstamo. Bien hasta aquí. Pero luego transfiere este poder al gobierno. Permite al gobierno gastar todo lo quiera, mientras el comité de creación de dinero lo permita, imprimiendo cualquier cantidad que se desee. No se obligaría al gobierno a aumentar impuestos o emitir nueva deuda. ¡Es el sueño de un falsificador de moneda! También el sueño de un gobierno. Por alguna razón, tengo poca confianza en que el comité de creación de dinero no acepte cualquier plan de gasto que desee el parlamento.
En resumen, Sigurjonsson quiere controlar la capacidad de los bancos privados de expandir la oferta de dinero fiduciario al tiempo que da rienda libre a los bancos centrales.
Por otro lado, quizá el banco central y el gobierno de Islandia ejerzan este poder de impresión de dinero con la suficiente discreción para que el resto del mundo vea los beneficios de abolir la banca de reserva fraccionaria y se acerque a un sistema de reserve fiduciaria 100%. Después de hecho, podemos iniciar la siguiente batalla: prohibir a los bancos centrales  expandir la oferta de dinero fiduciario y ligar finalmente el dinero al metal con un cambio aplicable legalmente. En ese punto, la producción de dinero puede entregarse totalmente a manos privadas y abolirse el banco central.

Publicado originalmente el 28 de abril de 2015. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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