El gobernador del Banco de España, Luis María Linde. (EFE)
TONI FERRER
De nuevo el gobernador del Banco de España arremete contra los trabajadores y contra la negociación colectiva; en este caso son los salarios pactados en convenio a los que les toca ser culpables del desempleo y de todos los grandes males de la economía. Según el señor Linde, los convenios colectivos pactados antes del inicio de la crisis han hecho que las subidas salariales tarden en ajustarse y hayan sido muy elevadas, lo que provocó que las empresas aumentaran los despidos.
Que los datos no le den la razón no impide a este patriota vender su ideología como si fuera ciencia. Siguiendo su razonamiento, los años de la crisis en que más ha aumentado la tasa de desempleo, 2009, en que creció 6,6 puntos sobre 2008, y 2012 en que creció 3,4 puntos sobre 2011, son también los años en que más se redujo el crecimiento salarial en los convenios: 1,36 puntos entre 2008 y 2009 y 1,13 puntos entre 2011 y 2012. Incluso llevando el argumento al último ejercicio, la reducción de la tasa de paro en 2014 ha venido acompañada de un incremento salarial algo superior al de 2013.
En materia de empleo asalariado ocurre aún más señalado: los años de mayor reducción de empleo asalariado son igualmente 2009, con una bajada de 5,8% respecto a 2008, y 2012, con un descenso de 5,3% respecto a 2011. En medio, el 2010 supuso una reducción de empleo asalariado de 1,8% y el 2011 de 1,3%, con subidas salariales superiores a 2012.
Modificar los convenios plurianuales a la baja difícilmente habría evitado la enorme pérdida de empleo asalariado de 2012 y 2013
Achacar a los incrementos salariales de los convenios firmados antes de 2008 la pérdida de empleo asalariado de 2009 es una desfachatez; también fue el año que más aumentó el desempleo en el conjunto de los países europeos. Pero achacar a las subidas salariales de los convenios negociados antes de 2007 la pérdida intensísima de empleo asalariado de 2012 requiere mucha mala fe. De hecho, los únicos años en que el empleo asalariado ha disminuido más que el empleo total han sido 2012 y 2013, lo que no puede estar relacionado con los convenios firmados en 2007 o antes, con una duración media de tres años.
Modificar los convenios plurianuales a la baja en los años con vigencia procedente de 2007 (es decir, para 2008, 2009 y, como mucho, 2010) difícilmente hubiera evitado la enorme pérdida de empleo asalariado de 2012 y 2013, como consecuencia de que las subidas negociadas no se ajustaban al ciclo, pues de hecho distintos sectores y empresas renegocian a la baja los convenios. De modo que afirmar que esa renegociación habría reducido “la posibilidad de estar desempleado hasta en un 50%”, además de falso resulta cruel.
Lo cierto es que fue en esos años cuando la pérdida de empleo asalariado aumentó vertiginosamente, pero fue como consecuencia de la reforma laboral, que se centró en facilitar los despidos –desde 2008 en nuestro país se han producido 5 millones de ellos– en un país con una tasa de paro de un 21,4% en 2011, consiguiendo de esa manera subirla hasta el 26,1% en 2013. A nadie se le escapa que cuando se está destruyendo empleo, facilitar más el ajuste por esta vía no provoca más que más destrucción de empleo. Si en paralelo se eliminan garantías en materia de negociación colectiva y se debilitan los convenios, se consigue un mercado laboral más débil, más precario y con mayor dualidad, lo que provocará que en caso de una reducción en el crecimiento, el ajuste vuelva a recaer en primera instancia en el empleo.
Los trabajadores han perdido mucho poder adquisitivo durante los años de la crisis y la negociación colectiva en estos años ha hecho un ejercicio de moderación significativo, que comenzó incluso antes de la firma del I AENC en 2010 y continuó en II AENC en 2012. En efecto, mientras en 2007 los salarios en convenio subieron un 4,21%, en 2009 este porcentaje se situó en 2,24%, casi la mitad. Y ese año fue el peor para el empleo, en España y en el resto del mundo, como consecuencia de una crisis financiera provocada en primera instancia por la codicia de la banca, de la que el Banco de España no se dio cuenta, ocupado como estaba, también entonces, en reclamar bajadas de salarios.
Solo con una sociedad más igualitaria y más justa, la salida de la crisis se podrá consolidar
La crisis financiera ha provocado una crisis económica mayor en nuestro país porque tenemos una estructura económica débil, que se apoya fundamentalmente en sectores de bajo valor añadido que cuentan con un tejido productivo industrial escaso, basado en empresas de muy pequeño tamaño, con poca capacidad innovadora y con escasa proyección internacional. Empresas que se han visto abocadas al cierre debido a la ausencia de crédito y a los enormes costes de producción ajenos a los costes laborales.
España ha destacado por la pérdida de empleo durante la crisis, pero también por la vertiginosa ampliación de la precariedad y de la desigualdad derivada de la intensa devaluación salarial, provocada por la reforma laboral de 2012. Esta situación ha supuesto que incluso el Fondo Monetario Internacionalreconociera este mismo mes que son necesarios mejores salarios y mayor cohesión social para reducir las desigualdades. Y solo con una sociedad más igualitaria y más justa, la salida de la crisis se podrá consolidar.
Por eso, lo que hay que hacer es respetar la autonomía de los interlocutores sociales y no continuar reduciendo la eficacia de los convenios colectivos: por el contrario, son necesarias políticas de apoyo al crecimiento que permitan su consolidación, fundamentando este en un tejido productivo más fuerte, con más industria y más empleo de más calidad, con mayores niveles de igualdad, lo que requiere incrementos salariales acordes con la productividad.
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