Las líneas de actuación que marcarán el futuro de Indra serán presentadas a los inversores el 8 de julio. Previamente, a finales de junio, la empresa celebrará su junta general de accionistas
El nuevo presidente de Indra, Fernando Abril Martorell, no quiere dejar ningún resquicio a la improvisación y ha decidido contratar los servicios externos de Boston Consulting Group (BCG), líder mundial en consultoría de empresas, para dirigir el plan estratégico del que va a depender el futuro a corto y medio plazo de la compañía. La sociedad española de tecnologías de la información en la que el Estado figura a través de la SEPI como primer socio de referencia, con un 20% de las acciones, trabaja desde hace dos meses en un amplio programa de reestructuración y saneamiento que será presentado en el próximo Investor Day anunciado para el día 8 de julio.
El plan estratégico de Indra es considerado como la piedra angular de la nueva etapa que la compañía quiere emprender después de dos años de intensa refriega interna derivada de las tensiones provocadas por el Ministerio de Defensa en su afán de relevar al anterior presidente, Javier Monzón. El grupo encabezado por el secretario de Estado, Pedro Argüelles, consiguió finalmente salirse con la suya pero sólo después de que Telefónica interviniera como mediador en el conflicto colocando al frente de la compañía a Abril Martorell. La operadora que preside César Alierta controla en la actualidad un 6% del capital, si bien no está oficialmente representada en el consejo de administración.
El relevo en la presidencia de Indra está suponiendo un cambio radical en la fotografía contable de una empresa que lógicamente induce a pensar en un reposicionamiento de sus diferentes líneas de negocio con el fin de recuperar cuanto antes los antiguos niveles de rentabilidad. La compañía dio un vuelco a la cuenta de resultados al cierre del pasado ejercicio y presentó las primeras pérdidas históricas desde que fue privatizada en marzo de 1999. Los ‘números rojos’ alcanzaron la cifra de 92 millones de euros después de acumular provisiones y saneamientos por valor de 313 millones.
La evolución del primer trimestre de 2015 se ha saldado ahora incluso en términos relativos con peores guarismos, que se han reflejado en una de las variables esenciales para medir la rentabilidad del negocio. El ebit o resultado operativo ha entrado también en pérdidas de un millón de euros, un dato simbólico pero que resulta especialmente significativo para justificar el cambio de rumbo que quiere imponer el nuevo equipo directivo. Analistas consultados por El Confidencial resumen el estado de situación de una manera muy gráfica señalando que la cascada de resultados evidencia el deseo claro de hacer “borrón y cuenta nueva” en Indra.
Fuerte caída en bolsa
La consecuencia inmediata de esta estrategia se ha traducido en la supresión del dividendo, que ha castigado duramente la cotización de la compañía en bolsa, donde la acción de Indra (ver cotización) se dejó ayer un 7,16%. Este hecho, unido al giro de la política retributiva que ha supuesto un recorte del 22,5% en el salario del nuevo presidente, hace pensar que todo está listo y dispuesto para un ajuste interno y de carácter estructural que será desvelado con todos los detalles en el mencionado plan estratégico. Los primeros niveles ejecutivos de la compañía definen estos días el diagnóstico de sus diferentes áreas de actividad que dará lugar a una propuesta de medidas concretas bajo la coordinación de Boston Consulting Group.
La sombra de un expediente de regulación con extinción de contratos planea sobre el futuro de la compañía, aunque no hay una decisión tomada
El plan de actuación deberá orientarse necesariamente a una reducción de costes con el fin de mejorar los márgenes de proyectos que han dejado de ser un negocio para la empresa. La palma en este capítulo se la llevan las operaciones en Brasil, que concentrará a buen seguro gran parte de los esfuerzos de gestión anunciados por la empresa. Indra ha padecido en los primeros meses del año un fuerte deterioro de sus niveles de contratación, que han caído un 12%, en tanto que las ventas descendieron un 5%. Después de una crisis galopante del mercado doméstico, las ventas en España han empezado a recuperarse, en torno a un 5%, pero los ingresos en Latinoamérica han bajado un 1% y en la zona de Asia, Oriente Medio y África lo han hecho en un 46%.
El dimensionamiento de negocios forzará un ajuste laboral que Indra ha tratado de llevar a cabo hasta ahora por la vía menos traumática de una rotación activa y permanente de empleo. La sombra de un expediente de regulación con extinción de contratos planea sobre el futuro de la compañía, pero fuentes de la empresa han asegurado que, de momento, no existe ninguna decisión al respecto. Los representantes sindicales se han apresurado a llamar a la puerta del nuevo presidente y de su consejero delegado, Javier de Andrés, con el fin de prevenir una negociación que podría abordarse inmediatamente después del verano. Indra cuenta con 39.155 trabajadores, de los que un 56% están en España y el resto en el exterior, destacando los 14.081 profesionales empleados en las distintas filiales de Latinoamérica.
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