La pobre rentabilidad de los planes de pensiones no es sólo cosa de los últimos años. A largo plazo, que es para lo que están pensados, no baten al Ibex ni a los bonos, y muchos incluso pierden dinero
La idea de que los planes de pensiones no son el producto más adecuado para la jubilación si el ahorrador quiere conseguir rentabilidad, que expuso El Confidencial en noviembre, queda corroborada ahora por un estudio del IESE, según el cual estos productos han obtenido como media rendimientos muy inferiores a la bolsa y a la deuda pública en un plazo de 15 años (que es relevante por cuanto se trata de un producto de ahorro a largo plazo). Así, el Ibex ha ganado una media del 4,62% anual en ese período, los bonos del Reino de España han sumado el 5,4% y los planes de pensiones sólo han ganado el 1,58%.
Según este estudio, firmado por el profesor Pablo Fernández, de los 322 fondos con más de 15 años de historia que existen en España, sólo dos han superado la rentabilidad del Ibex 35 en ese período y sólo uno, la de la deuda pública. Por el contrario, 47 productos han tenido una rentabilidad promedio negativa, es decir, el partícipe ha perdido dinero invirtiendo con ellos. Los dos citados que se salvan de la quema son el Bestinver Ahorro y el Fonditel Red Activa.
La conclusión parece evidente: "Cuando un inversor entrega su dinero a una gestora de fondos para que se lo gestione, espera que obtenga una rentabilidad superior a la que puede obtener él sin conocimientos especiales. Y, por ello, está dispuesto a pagar una comisión anual superior al 2% en muchos casos. Sin embargo, los datos indican que pocos gestores se merecen las comisiones que cobran", escribe Fernández.
Esta baja rentabilidad se da en todas las categorías de fondos en función de los mercados en los que invierten, aunque curiosamente los peores planes son los de bolsa (renta variable), con sólo un 0,59% como promedio según este estudio. La mejor categoría sería, también sorprendentemente, la de planes garantizados, pero sólo hay uno con 15 años de historia, así que no es representativo.
Comisiones y gastos se comen la rentabilidad
¿A qué se debe este mal comportamiento? El estudio identifica tres causas principales. La primera es el altísimo nivel de comisiones que soportan los planes de pensiones, de entre el 2% y el 2,5% del patrimonio en el 36% de los productos, y de entre el 1,5% y el 2% en otro 24%. Unas comisiones muy elevadas porque "una parte importante de las mismas se destina a gastos de comercialización", pese a llamarse de gestión. "En muchos fondos de pensiones los comerciales tienen retribuciones superiores a los gestores". Es decir, las famosas retrocesiones de comisiones ('rebates') que remuneran a la red comercial a costa del inversor.
Iese
Y eso sólo si hablamos de las comisiones explícitas. Porque luego están los gastos que asume el fondo a costa del partícipe sin que éste lo sepa, básicamente las comisiones que paga al broker -de la misma entidad, claro- por comprar y vender valores en el mercado, muchas veces de forma innecesaria y con el único propósito de generar estas comisiones (en el sector se llama a esto la "centrifugadora"). Este es el segundo factor que señala Fernández para explicar la pobre rentabilidad: "Con los datos que proporcionan la mayoría delos fondos españoles es imposible saber si la gestión activa ha generado valor para sus partícipes, aunque sí que ha generado valor para los departamentos de bolsa que realizaron las compras y ventas de valores (cobraron comisiones que pagaron los partícipes)".
Este profesor llega a plantear que "parece razonable y deseable que los fondos informen a sus partícipes de cuántas compras y cuántas ventas han realizado y de la cuantía de las comisiones que pagaron (la mayoría no lo han hecho). También sería interesante que los fondos proporcionaran el dato de la rentabilidad que habrían obtenido si no hubieran movido la cartera: así sí sabríamos exactamente qué valor aportó (más bien, restó en la mayoría de los casos) la gestión activa".
Las ventajas fiscales, injustificadas
La tercera causa es la distribución de la cartera de inversión, es decir, la selección de valores y sectores, de momentos de entrada y salida, etc. Este elemento no añade demasiado valor, según estos datos de rentabilidad, y existen numerosos estudios que sostienen que, salvo en fondos muy escogidos, estas decisiones de gestión no mejoran la rentabilidad; en todo caso, su importancia es mucho menor que la de las comisiones y los gastos.
Los datos indican que "pocos gestores se merecen las comisiones que cobran"
El estudio no encuentra una correlación significativa entre el tamaño de los planes o el número de partícipes y su rentabilidad; es decir, los más grandes no lo hacen mejor. Finalmente, critica la discriminación fiscal a favor de estos productos: "Por la asimetría fiscal a favor de los fondos, el Estado “anima” a los ciudadanos a invertir su dinero en fondos de pensiones. ¿Es esto lógico a la luz de los datos expuestos? Parece que no. En todo caso, el Estado podría “animar” a invertir en algunos (pocos) fondos de pensiones, pero no indiscriminadamente en cualquier fondo de pensiones".
Hay que recordar, en todo caso, que las ventajas fiscales sólo se dan en el momento de comprar el fondo, ya que su rescate tiene un tratamiento pésimo: al llegar la jubilación hay que tributar por todo el importe del plan -no solo la rentabilidad, también las aportaciones del dinero del inversor-. Y como rendimiento del trabajo, no como renta del ahorro; es decir, al tipo de cada contribuyente. Finalmente, el dinero solo se puede rescatar como renta vitalicia, no de golpe.
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