Cualquiera que haya vivido en EEUU sabe que para ellos el mundo empieza en Nueva York y acaba en Los Ángeles. No les culpo: viven es un país tan grande y geográficamente muy variado
Pocas veces se ha parecido tanto un presidente de la Fed a Macbeth. Ni los mercados al pensador de Rodin. Hacía tiempo que no habían estado tan equilibradas las apuestas sobre si la Reserva Federal de los EEUU - la “Fed” para los amigos- subirá o no sus tipos de interés. Concretamente si lo hará en la reunión del próximo día diecisiete de septiembre. Veamos si podemos aportar algo al respecto.
Cualquiera que haya vivido en EEUU sabe que para ellos el mundo empieza en Nueva York y acaba en Los Ángeles. No les culpo: viven es un país tan grande y geográficamente tan variado que cuando llevas mucho tiempo en él te contagias de la sensación de que es un mundo en sí mismo.
Económicamente, la sensación es todavía mayor por el peso que tiene en la economía mundial y por su alto grado de autosuficiencia, incluso energética. Si, además, trabajas en los mercados financieros, apaga y vámonos. En ese caso el mundo es EEUU. Así que, si alguien piensa que la Fed va a dar prioridad a lo que pase en el resto del mundo a la hora de tomar una decisión respecto a los tipos de interés norteamericanos, creo que se equivoca. Como mucho lo tendrán en cuenta en la medida en que afecte a su economía.
Para los americanos el mundo empieza en Nueva York y acaba en Los Ángeles
Así que si lo que pesan son las condiciones internas, sobre todo el mercado laboral, la cosa estaría clara: subida el próximo día 17. En un país con un 5% de paro y donde siguen aumentando las ofertas de trabajo, los trabajadores acaban pidiendo que les suban el sueldo porque saben que la empresa va a tener difícil sustituirles si se mosquean y se van. Y la inflación salarial es la madre de todas las inflaciones.
Un análisis más detallado –y la Fed lo hace– revela un dato que equilibra un poco la balanza: muchos americanos han dejado de buscar trabajo hace tiempo y no figuran en las listas del paro. Son básicamente trabajadores de bajo nivel de formación –albañiles o camareros más que ingenieros– que han perdido toda esperanza de encontrar trabajo por los motivos que sean o porque esos trabajos los hacen trabajadores inmigrantes que cobran poco, piden menos y no protestan por nada. Pregúntenle sino a Donald Trump, que ha encontrado en estos norteamericanos apartados del sistema una mina de seguidores. Y luego están los que “pasan” de trabajar.
Para conocer cuanta gente que puede trabajar no está en el mercado por cualquiera de los motivos anteriores, se utiliza un indicador que se llama “tasa de participación” (en el mercado laboral). Resulta que ha pasado de ser de un 67% -es decir, un 33% de la población activa se aparta definitivamente del mercado laboral- en el año 2000 al 62% actual, que viene a decir que esa cifra de los que pasan de buscar empleo ha aumentado a un 38%. En otras palabras: el nivel real de desempleo es algo superior. Pero no me parece motivo suficiente para que la Fed se abstenga de subir tipos. Los que trabajan siguen siendo mayoría y tiene su lógica pensar que tarde o temprano querrán cobrar más, como es lógico. Y la Fed tiene que normalizar su política monetaria antes de que eso ocurra.
Los trabajadores acaban pidiendo que les suban el sueldo porque saben que la empresa va a tener difícil sustituirles si se mosquean y se van
Lo que si va a tener en cuenta la Fed, por muy factor externo que sea, es que a los chinos se les ha ido un poco de las manos el ángulo de aterrizaje de su economía y esa debilidad puede afectar a EEUU. Especialmente al nivel de inflación en EEUU, que es, junto con el empleo, lo que más vigila la Fed.
Realmente la amenaza no está en las exportaciones a China, que sólo representan un 8% del total de las exportaciones norteamericanas. El viento desinflacionista y la amenaza de reducción de exportaciones toma importancia si añadimos a las víctimas colaterales de China, es decir, países que viven de venderle materias primas o que ahora tienen que competir con una china en “modo” devaluación, que son principalmente las economías emergentes. Y eso ya es harina de otro costal. Si a las exportaciones hacia China sumamos las exportaciones dirigidas a las economías emergentes la cifra hace más daño. Y encima los emergentes están realmente en la cuerda floja, porque ni tienen las reservas que tiene China ni pueden bajar sus tipos de interés porque se quedan a dos velas en lo que a financiación externa se refiere. Si yo lo sé, imaginen si lo sabrá la Fed.
Pero si el temor a una crisis financiera en los países emergentes podría ser dejado de lado por la Fed, lo que seguro van a tener en cuenta es la inflación. No sólo es que sea baja actualmente, es que podría bajar en el futuro. La inflación salarial es todavía una probabilidad. El impacto desinflacionista de los problemas chinos y de los problemones emergentes es un hecho. Todo lo que venga de allí, más el petróleo y todo tipo de materias primas, va a venir muy barato. Y EEUU, como todo el mundo, importa mucho de los países emergentes. Concretamente esas importaciones representan un 51% del total. Y todos los proveedores sin excepción están de rebajas de otoño, invierno y, probablemente, también de primavera. Si yo fuera Yanet Yellen esperaría a ver el efecto que tiene este follón chino-emergente en los precios.
Finalmente la cuestión de la volatilidad. Estamos en máximos. No creo que eso detenga a la Fed, pero también es cierto que no pasaría nada por esperar un mes o dos a que, por ejemplo, las autoridades chinas se tomen en serio la situación, tomen medidas a la altura de las circunstancias y, de paso, ayuden a que se tranquilicen a los mercados. Sería una excepción histórica que la Fed suba tipos en medio de una explosión de volatilidad en los mercados.
De todo lo anterior mi conclusión es que, sin descartar en absoluto que suban tipos en la próxima reunión, creo que la Fed esperará uno o dos meses para valorar la situación antes de tener que dar un paso que tenga que desandar tres meses después.
Sería una excepción histórica que la Fed suba tipos en medio de una explosión de volatilidad en los mercados
Dicho esto, yo creo que esa no es la cuestión. Es lo que la gente quiere saber y por eso trato de aportar algo al respecto, pero, honestamente, creo que los mercados están equivocándose de debate. Para mi el planteamiento no está en si la Fed sube o no tipos el próximo jueves. Es una “comida de coco” innecesaria, porque si no es el 17 será más adelante, salvo que “pete” algún país emergente –poco probable pero para nada imposible-, en cuyo caso les será más complicado subir, porque si cae uno le seguirán otros, o controles de cambio, en fin: sería un mal día para subir tipos de interés. Pero si no es así, lo más probable es que la economía norteamericana se sitúe en el medio plazo en tasas de crecimiento del 3% al 4% en las que sería imprudente para la Fed dejar los tipos a cero. Vamos: que si no los suben ahora lo harán antes de que acabe el año y que lo importante no es si suben, sino cuantas veces y cuanto suben. Una subida es un evento temporal. Varias son un cambio de tendencia, que es lo que cambiaría la tendencia de los mercados.
Lo que tenemos que hacer vigilar las cifras de crecimiento e inflación. Si se disparan las primeras o se mueven al alza las segundas estamos ante un proceso de contracción monetaria, no un mero ajuste.
Lo más probable es que si la decisión es subir haya corrección - lo cual manda narices porque es increíble que con lo comentada y anunciada que ha estado esta subida todavía haya gestores que les pille por sorpresa -, pero luego el mercado se dará cuenta de que no es necesariamente mala. Primero porque transmite confianza en la salud de la principal economía del mundo, lo cual es bienvenido, especialmente cuando China está tocada. Segundo, porque parece claro que de momento no estamos ante un proceso, sino ante un ajuste y, finalmente, pero no por ello menos importante, porque elimina incertidumbre, que en los mercados hace más daño que la propia subida.
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