El aumento del precio del dinero puede esperar. El banco central de Estados Unidos lo mantiene en el mismo nivel en el que está desde 2008 porque teme una caída de la actividad económica
Janet Yellen lo tiene claro. Si los tipos de interés llevan congelados en el mínimo histórico del 0-0,25% desde diciembre de 2008, no pasa nada porque permanezcan en ese nivel, a la espera de acontecimientos, durante unas semanas más. Dando por bueno este planteamiento, la Reserva Federal (Fed), el banco central de Estados Unidos, ha acordado este jueves no encarecer el precio del dinero. La primera subida desde junio de 2006, por tanto, aún puede esperar.
En su balanza había argumentos a favor y en contra del repunte de los intereses. Y se han acabado imponiendo los segundos, una victoria en la que ha resultado clave la convulsión vista en los mercados financieros en las últimas semanas, con epicentro en China, pero también en otros mercados emergentes y en las materias primas. "Los recientes acontecimientos económicos y financieros podrían frenar en parte la actividad económica y posiblemente pondrán más presión bajista sobre la inflación a corto plazo", admite la Fed en su comunicado oficial. "La Fed continúa viendo los riesgos sobre el crecimiento y el mercado laboral casi equilibrados, aunque estamos monitorizando los acontecimientos del exterior", añade.
En la rueda de prensa posterior a la reunión, Yellen ha insistido en la misma idea. "El panorama exterior se ha vuelto más incierto", ha reconocido. "Las condiciones financieras se han endurecido", ha concedido. "El incremento de las preocupaciones en torno a China han desembocado en una mayor volatilidad", ha añadido. En resumen, que "la situación exterior requiere un seguimiento cercano", ha rematado.
“Estaría muy sorprendida si no podemos escapar nunca de los tipos al 0%“, ha confesado Yellen. Por el momento, llevan congelados en ese nivel desde 2008
Para que no se limiten a palabras, esos recelos se muestran también tanto en las nuevas previsiones económicas que ha presentado la Fed como en los pronósticos de sus miembros con respecto a los tipos. En lo que respecta las previsiones, tienen todo; cambios a mejor y variaciones a peor. Si hace tres meses situaba el crecimiento de 2015 en el 1,9%, ahora lo ve en el 2,1%. En cambio, recorta el pronóstico de 2016 del 2,5 al 2,3% y el de 2017, del 2,3 al 2,2%.
Con respecto al paro, vaticina que se mantendrá la tendencia bajista. Ahora considera que este año bajará al 5%, frente al 5,3% de junio; para 2016 mejora su previsión del 5,1 al 4,8% y para 2017, del 5 al 4,8%. Y en cuanto a los precios, sus temores se manifiesta en una inflación más baja. Este año se situará en el 0,4%, cuando hace tres meses la ubicaba en el 0,7%. En 2016 y 2017 la inflación estará en el 1,7% y en el 1,9%, respectivamente, por debajo del 1,8% y del 2% anticipado en junio.
De subir los tipos ya... ¡a ponerlos en negativo!
A propósito de lo puede ocurrir con los tipos de interés, el abanico de opciones es mucho más abierto que hace tres meses. Y aunque la mayor parte de los miembros de la Fed sigue siendo partidario de subir los tipos este año, también es cierto que de manera menos intensa. Actualmente, 13 de los 17 miembros de la entidad consideran "apropiado" endurecer las condiciones monetarias este mismo año, cuando en junio ese bloque estaba formado por 15 de los 17 miembros. Por el contrario, el grupo que ve adecuado retrasar ese paso a 2016 crece de dos a tres miembros, y hasta hay un miembro que piensa que cuando tendrá sentido empezar a incrementar los tipos será en 2017.
Este integrante será el mismo que, afinando aún más el punto de mira, cree que lo adecuado sería que los tipos bajaran aún más. Sí, eso eso, un miembro de la Fed propone que la Fed siga los pasos de otros países, como Suecia, y ponga los tipos de referencia en negativo, por debajo del 0%. "Los tipos negativos no es algo que hayamos considerado seriamente", ha matizado la presidenta de la Fed.
En el extremo opuesto figura otro miembro cuya identidad sí es conocida. Se trata del halcón Jeffrey Lacker, cuyo nombre se conoce porque ha votado en contra de mantener los tipos, ya que quería acometer ya una subida de 25 puntos básicos en esta reunión. Es decir, ha sido el encargado de romper la unanimidad que había mostrado la Fed en los cinco reuniones anteriores. Lacker será también el banquero central que piensa que los tipos deberían terminar 2015 entre el 0,75 y el 1%.
En cuanto a los demás, 5 de los 17 miembros los ven entre el 0,5 y el 0,75% a finales de 2015; otros 7 los ubican entre el 0,25 y el 0,5%; y luego están los tres que no consideran apropiado hacerlo en 2015 y que prefieren dejarlo para 2016.
En todo caso, la mayoría sigue considerando que aún hay margen para elevar los tipos de este año. Y como en septiembre no ha ocurrido, toca coger otra vez las agendas y marcar nuevas fechas en rojo. La siguiente reunión de la Fed tendrá lugar los días 27 y 28 de octubre. Y la última de 2015 se celebrará los días 15 y 16 de diciembre. Tras los mensajes lanzados por el banco central este jueves, parece poco probable que actúe el próximo mes, con lo que dejaría todo para la última cita del ejercicio.
"Es importante no exagerar la importancia de la primera subida", ha pedido una vez más Yellen. Ya lo solicitó en junio, y repitió el mensaje en julio. Pero es que es la propia Fed la que alimenta la expectación de tanto calentar la subida y de tanto retrasarla. Y hasta la fecha lo único cierto es que el año se acaba, que solo le quedan dos reuniones, que el aumento no llega, que la incertidumbre se enquista y que los tipos van camino de cumplir siete años sin cambios. "Estaría muy sorprendida si no podemos escapar nunca de los tipos al 0%", ha afirmado Yellen. Escapar. Toda una confesión. La Fed se siente atrapada. En su propio laberinto.
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