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martes, 18 de agosto de 2015

Dos importantes advertencias del Banco de España… Y una buena noticia

Los tres grandes retos del próximo gobierno son el desempleo, el déficit y el endeudamiento –que es lo mismo-, y afianzar el crecimiento económico

 
Foto: Fachada del Banco de España. (EFE)
Fachada del Banco de España. (EFE)
 
“Somehow I´ll Find My Way Home” Jon Anderson
 
Ayer el gobernador del Banco de España comentaba sobre los Presupuestos Generales del Estado que analizamos aquí y mencionaba elementos importantes a la hora de avanzar en la recuperación.
 
Los tres grandes retos del próximo gobierno son el desempleo, el déficit y el endeudamiento –que es lo mismo-, y afianzar el crecimiento económico.
 
El primer aviso vino de la previsión de ingresos, que considera demasiado alta –un 6,2%-. Es una observación prudente porque, desde hace ya más de ocho años, los gobiernos tienden a sobreestimar los ingresos y subestimar los gastos.
 
Lo importante es que el gobierno que llegue en las próximas elecciones monitorice esos ingresos fiscales y ajuste los gastos acorde a la desviación.
 
A mí la previsión de ingresos no me parece exagerada, ya que no asume ningún efecto expansivo de la bajada de impuestos y la mayor actividad económica que genera. Pero también tenemos que tener en cuenta que los factores de riesgo que hemos analizado estas semanas no son pequeños a la hora de considerar ingresos fiscales. La desaceleración de Francia, nuestro principal socio comercial, y el efecto “China” sobre Alemania, nuestro segundo mayor mercado de exportaciones, pueden ser relevantes.
 
Lo positivo de los presupuestos es que son fácilmente controlables desde la partida de inversión y subvenciones, y que la desviación ante unos ingresos menores –si se dan- puede reconducirse si tenemos un gobierno prudente con las cuentas del estado (y eso va a ser mucho pedir si miramos las encuestas).
 
A mí, sin embargo, me parece que, de nuevo, tanto los organismos internacionales como el gobierno pecan, y me parece bien, de conservadores
 
El segundo aviso, que no deja de ser el mismo, está en la necesidad de afianzar el rigor en el cumplimiento de los objetivos de déficit y deuda. Caer en la trampa de 2008 de fiarlo todo al Banco Central Europeo y los estímulos monetarios es un error, que ya vemos con el estancamiento de Francia e Italia y en Japón con su banco central aumentando masa monetaria a ritmo endiablado, que ha publicado un decrecimiento del PIB del 1,6%.
 
La necesidad de continuar reformando no es una exigencia baladí. Es el resultado de no haber acabado del todo con los desequilibrios de la economía española, que sigue teniendo un sistema autonómico deficitario, un excesivo endeudamiento –que el propio Banco de España reconoce difícil de atajar- y un gasto estructural fijo del 43% del PIB impropio de una economía cíclica y orientada a servicios, donde más del 90% de las empresas son PyMEs. Hemos conseguido hacer uno de los mayores ajustes de una economía de la OCDE de los últimos treinta años y se ha conseguido –todos los españoles lo han conseguido-, creciendo, creando empleo y manteniendo un gasto que nadie parece querer bajar. Pues debemos saber que entonces, solo hay una forma de financiarlo. Creciendo más, con más empresas y mayor actividad que genera más empleo. Como Irlanda, que crece por encima del 4% con esos objetivos como pilares de toda la política estatal.
 
La buena noticia es que el Banco de España estima una reducción del desempleo que supera las previsiones de los organismos internacionales. Un 19,7%.
 
A mí, sin embargo, me parece que, de nuevo, tanto los organismos internacionales como el gobierno pecan, y me parece bien, de conservadores. Con un paquete de reformas valiente, que apoye a autónomos y PyMEs bajando impuestos y cuotas sociales, y que incentive la creación de empresas y la contratación cercenando barreras entorpecedoras, España puede mostrarse mucho más rápida en reducción de paro y superar el millón de empleos netos. En noviembre saldrá a la venta mi nuevo libro, ¡Acabemos con el Paro! (Deusto), donde explico como con reformas sencillas y que funcionan en los países líderes se puede crear más empleo y fortalecer la estructura empresarial de España.
 
Todos los partidos que olvidan la importancia de apoyar a los creadores de empleo y buscan en el gasto la solución, siempre fracasan
 
No olvidemos que los analistas del Banco de España y de los organismos internacionales, al ser conservadores y utilizar tendencias históricas, tienden a infravalorar el efecto positivo en la actividad de las bajadas de impuestos, y la correlación entre PIB y creación de empleo también ha sido superada desde 2012.
 
Las advertencias del Banco de España vienen, con toda razón, como las del FMI recientemente, de la percepción de riesgo de parar las reformas y volver a la senda del descontrol presupuestario.
 
Es curioso que en España no se muestre indignación política y ciudadana ante el hecho de que sigamos siendo uno de los peores países en cuanto a facilidades para crear empresas. Las evidentes mejoras recientes con medidas de calado como la tarifa plana, la reducción del número de tipos de contrato y las ayudas a PyMEs no ocultan el vía crucis que supone en España crear riqueza y empleo. Un calvario que no es solo impositivo, sino burocrático, a nivel local, regional y nacional.
 
Ya comentábamos hace unas semanas que estos presupuestos pueden considerarse de continuidad, de crecimiento y muy orientados al gasto social, que dependen para mantener la estabilidad presupuestaria de un aumento de la actividad económica que solo va a llegar si dejamos de considerar a los emprendedores como sujetos a exprimir, si dejamos de poner escollos al potencial de crecimiento de España y entre todos centramos el esfuerzo en facilitar, no en entorpecer, para convertir la evidente recuperación en un crecimiento sólido.
 
Es por ello que todos los partidos que olvidan la importancia de apoyar a los creadores de empleo y buscan en el gasto la solución, siempre fracasan. Y ahí está el riesgo de nuestra economía. Volver a ponerle palos a las ruedas, como hace años, nuestra especialidad nacional. Luego dirán que ha sido el neoliberalismo, o Merkel o los mercados. Pero la culpa será nuestra.
 
El día que en España tengamos menos expertos en redistribuir y más gestores prudentes y creadores de empleo, nos salimos.
 
Un país con menos observatorios y más empresas, que son las que crean empleo.

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