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lunes, 15 de junio de 2015

El BCE y el juego del tipo negativo de interés

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El BCE lleva dos meses con su juerga de compra de bonos, pero nunca ha explicado con claridad el objetivo y propósito de su propia versión de la flexibilización cuantitativa. El coco de la deflación nunca fue una amenaza seria, ni se basaba en ningún fundamento teórico sólido.
Una posible justificación puede haber sido hacer al 1% mucho más rico de forma que sus extravagantes estilos de vida calen hacia abajo hacia los trabajadores medios. Otra posible razón puede haber sido rebajar el valor del euro para beneficiar a exportadores a costa del resto de los consumidores europeos, la clase media y los pobres. Sería una violación de la regla no escrita de que la política monetaria no debería dirigirse directamente hacia el valor de la moneda.
Por supuesto, cuando el que hace las normas rompe sus propias normas reduce la importancia de todas las normas. El compromiso de no imprimir para financiar gasto público ha ido al mismo cementerio que la norma del 60% de deuda respecto de PIB y la norma del déficit presupuestario por debajo del 3%. Entretanto, las acciones actuales del BCE se están burlando de la supuesta independencia de la banca central.

Los bancos centrales están comprando deuda pública

Bajo condiciones normales, los economistas dan por sentado que los tipos de interés no pueden caer por debajo de cero. En lugar de pagar a alguien para tomar prestado tu dinero, podrías simplemente guardar el dinero en tu colchón. ¿Por qué entonces tanta deuda pública europea se está comerciando activamente a tipos negativos? ¿Por qué sacar dinero del colchón y pagar 1.060 euros por algo que solo dará 1.000 euros en un año?
La respuesta es sencilla: comprar deuda pública puede tener sentido si no se tiene la intención de mantener la deuda hasta su liquidación y se piensa que se puede encontrar un “tonto mayor” que compre esa deuda. Ese tonto mayor es a menudo el Banco Central Europeo, que, como muchos otros grandes bancos en todo el planeta, está comprando deuda pública para mantener vivos un día más programas financiados con deuda.
Y ahora, ante tipo muy bajos o incluso negativos en deuda pública, los gobiernos se han apresurado a emitir aún más deuda antes de anunciar, con toda probabilidad, más gasto público para conseguir votos. Así que no nos engañe la charada del BCE de que sus acciones no están financiando directamente nuevos gastos públicos.

¿Por qué no están prestando más los bancos?

¿Qué pasa con el préstamo bancario? ¿No está la política de flexibilización cuantitativa y tipos negativos de interés estimulando un amplio aumento de la toma de préstamos en Europa? Después de todo, los tipos negativos de interés se supone que tienen el efecto de desanimar el ahorro y estimular el traslado dela deuda pública presumiblemente segura hacia otro tipo de toma de prestado.
Se pude llevar un caballo al agua, pero no se le puede hacer beber, así que el hecho de que los tipos de interés estén a niveles ínfimos no es necesariamente bastante para estimular un frenesí de toma de prestado por negocios a la vista de un futuro económico incierto.
Los bancos también afrontan nuevos obstáculos. No es sorprendente que las acciones actuales del BCE se vean, en la realidad, derrotadas en cierto modo por su política monetaria previa. Los bancos, como intermediarios financieros, hacen dinero entre tipos de depósitos y tipos de préstamos. Toman prestado a corto y prestan a largo plazo.
Sin embargo, al establecer tipos negativos sobre reservas e inducir tipos negativos de interés sobre bonos públicos, el BCE ha creado una importante compresión en los rendimientos. Esto ha reducido los beneficios bancarios. Los bancos deban ahora cobrar a los clientes por sus depósitos. Los grandes clientes, como los fondos de inversión y los fondos mutuos han estado retirando fondos, rebajando aún más los beneficios bancarios.
Por ejemplo, varios grandes fondos de pensiones en Suiza han redescubierto recientemente las ventajas del colchón. Como señalaba Pater Tenebrarum :
Un gestor de fondos demostró que por cada 10 millones de francos suizos en dinero de pensiones, su fondo ahorraría 25.000 francos, a pesar de los costes incurridos en alquiler de caja fuerte, transporte de efectivo y otros gastos.
Además, Basilea III obliga a los bancos a tener más activos libres de riesgo. Los bancos se han visto obligados a cargarse con deuda pública a tipos negativos. Esto también ha estado exprimiendo los beneficios. ¿Realmente alguien espera que los bancos europeos presten más en un entorno económico como este?

¿Cuál es el desenlace?

El objetivo real de la impresión actual de dinero del BCE es esencialmente ir tirando. No resolverá los problemas estructurales firmemente asentado de Europa. Solo pospondrá lo inevitable y también hará el día del juicio final muchísimo peor. Imprimir papel intrínsecamente sin valor no resolverá el problema esencial de Europa de que la oferta está desalineada con la demanda: una desalineación creada por la constante interferencia pública con el funcionamiento del sistema de precios.
Con esta nueva fase de expansión monetaria, Europa camina lentamente por la resbaladiza pendiente hacia la hiperinflación que es el desenlace inevitable de todos los sistemas de divisa fiduciaria.
En esto, Alemania perdió una oportunidad de enderezar el rumbo. Debería haber dejado meridianamente claro que cualquier compra de bonos por parte del BCE (lo que viola la ley europea) habría significado que Alemania abandonaría la unión monetaria y restablecería el marco alemán bajo control alemán. Pero repito, el gobierno alemán no es el pueblo alemán. Esa flexibilización cuantitativa hace mucho más fácil financiar el gasto público y la inflación resultante rebajará el valor real de la deuda pública existente. Por supuesto, todo esto son beneficios a corto plazo para el gobierno, con costes a largo plazo para todos los demás.

Publicado originalmente el 28 de mayo de 2015. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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