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sábado, 28 de febrero de 2015

¿Privatizar la seguridad social?


¿Le gustaría firmar un contrato en el que una parte pudiera cambiar los términos a su antojo mientras que usted no pudiera hacer nada? Me parece que no. Y, sin embargo, eso es exactamente lo que sucede cuando usted pone dinero en la Seguridad Social. No importa lo que le hayan prometido, el gobierno siempre puede aprobar una nueva ley que lo cambia todo. Pero usted siempre tendrá que seguirle pagando al sistema.
 
Un plan privado de anualidades dirigido por una compañía de seguros está legalmente obligado a pagarle lo que le prometió, cuando lo prometió, y a mantener fondos suficientes para cumplir sus promesas.
 
Uno de los pocos temas donde el senador John Kerry ha tomado una posición y no la ha cambiado (todavía) es en la Seguridad Social. Ha dicho: “No privatizaré la Seguridad Social”. Desde hace tiempo, ésta ha sido la posición de los socialistas demócratas, y el historial de votación de Kerry en el Senado lo hace uno de los poquísimos senadores más socialistas que Ted Kennedy. O así lo considera Americans for Democratic Action, una importante organización socialista que debe saber de que está hablando.
 
¿Por qué están los socialistas en contra de permitir que la gente ponga parte de sus pagos de Seguridad Social en inversiones privadas?
 
Dicen que es muy arriesgado. Al Gore repetía incesantemente la frase “un plan muy arriesgado,” durante la campaña del 2000, y el riesgo parece seguir siendo la gran objeción a permitir que la gente invierta su dinero en lo que quiera. Algunos socialistas están convencidos de que los políticos saben qué es lo mejor para usted, mejor que usted mismo. Después de todo, esa es la filosofía que subyace en muchos programas gubernamentales.
 
Otra razón para la oposición de los socialistas a la inversión privada de los pagos de Seguridad Social es que les quita el control de miles de millones de dólares. El dinero que usted le paga a la Seguridad Social no va a ningún fondo especial. Va directamente al Tesoro, y se gasta para lo que el Congreso estime conveniente. Se pueden comprar muchos votos regalando beneficios financiados con dinero tomado de los pagos a la Seguridad Social.
 
En cuanto al riesgo de hacer inversiones privadas, esto pudiera ser un peligro si las personas fueran a poner su dinero en especulaciones volátiles. Pero la mayoría de las personas no es tan tonta y la privatización pudiera limitar donde pudieran invertirse los fondos de la Seguridad Social para evitar especulaciones excesivamente arriesgadas.
 
La realidad es que la Bolsa de Valores sube y baja todos los días pero la gente no va a invertir hoy para retirarse mañana. Va a empezar a pagar Seguridad Social cuando empiece a trabajar y se va a retirar décadas más tarde. A largo plazo las acciones no son riesgosas porque las subidas y las bajadas se equilibran cuando pasa un tiempo suficientemente largo. Es prácticamente imposible encontrar un período de 40 años en el que la Bolsa de Valores no haya pagado rendimientos más altos por su dinero que los que usted recibe de la Seguridad Social.
 
Hay algunos Fondos Mutuales que simplemente compran una mezcla de acciones de lo que constituye el Dow Jones Average (o el Standard & Poor), para que sus clientes tengan el mismo tipo de rendimiento sobre sus inversiones que el que tiene la Bolsa en su conjunto. Nunca hacen grandes ganancias pero nunca pierden dinero.
 
¿Cómo fue que la Seguridad Social se metió en este problema de futura insolvencia? Porque los políticos hicieron ese “plan muy arriesgado” que ahora dicen sería la privatización. La Seguridad Social ha sido administrada como una pirámide especulativa, donde los primeros en pagar cobran de los segundos, y los segundos de los terceros, etc. Esto es tan arriesgado que las pirámides especulativas son ilegales, excepto cuando las hace el gobierno.
 
Se ha salido con la suya hasta el momento porque la primera generación cubierta por la Seguridad Social fue una generación excepcionalmente pequeña seguida por una generación de la posguerra (los “baby boomers”) excepcionalmente grande. Pero cuando la generación de la posguerra se empiece a retirar, la pirámide ya no tendrá fondos para pagarle sus pensiones.
 
No hay nada más arriesgado que depender de los políticos.

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