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viernes, 27 de febrero de 2015

¿Austeridad o Prodigalidad? Analizando la contabilidad nacional


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Desde hace tiempo los españoles estamos siendo bombardeados con una noticia por la mayor parte de los medios de comunicación. Se trata de la famosa austeridad y de cómo su negativa repercusión ha dañado los cimientos de nuestra economía llevándonos a la pobreza. Con un pensamiento crítico y analítico vamos a estudiar si realmente estamos sufriendo los estragos de la austeridad y si por otro lado, la dichosa austeridad es tan dañina como se nos informa.
En la contabilidad nacional encontramos información muy útil:
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Los ingresos públicos (línea azul) crecieron desde comienzos de siglo de 246.000 millones de euros en el año 2000 a 442.300 millones de euros en el año 2007, fruto de la imparable burbuja inmobiliaria sufrida en nuestro país. No obstante, en lugar de ahorrar esos ingresos “extraordinarios” nuestros queridos gobernantes aumentaron el gasto público (línea roja) al mismo ritmo, pasando este de 252.608 millones de euros en el año 2000 hasta los 420.680 millones de euros en el año 2007.
Tras el estallido de la burbuja inmobiliaria los ingresos públicos experimentaron una buena caída mientras que el gasto público no dejó de crecer. ¿Qué deberíamos destacar de todo esto? Desde el año 2009 el estado ha gastado de media un 26% más de lo que ha ingresado… ¿Llamaríamos austera a una persona que ha gastado de media en los últimos 5 años un 26% más de lo que ha ingresado? Si traducimos ese % a dinero contante y sonante el gobierno ha gastado 500.000 millones de euros más de los que ha ingresado. ¡¡Medio billón!!!
En promedio, desde el año 2000, la administración pública ingresaba en sus arcas un 38% de nuestro PIB mientras gastaba un 38% de nuestro PIB hasta el año 2007, en el que ingresos y gastos toman caminos separados situándose los ingresos en el 36% de media en los últimos cinco años y los gastos en el 46% de media en los últimos cinco años.
¿Y que nos contestan nuestros queridos medios a todo esto? Lo que está de moda ahora mismo es decir que sí, que ahora mismo la administración pública gasta mucho más que ingresa, pero que eso por culpa de los mercados y los tipos elevados tipos de interés que nos imponen… Pues contestemos a esto:
Desde 2009 la administración pública ha pagado de media 26.000 millones de euros anuales en concepto de intereses. Si referenciamos estos intereses al gasto total tenemos que los intereses suponen un 5,35% del gasto público total. A simple vista no parece que un 5,35% sea peso relevante dentro de la estructura de gastos de nuestra administración… ¿no?
Pero… ¿Qué pasa con la usura? ¿Son tan malvados los mercados a la hora de financiarnos? Si dividimos los intereses entre la deuda total de los últimos cinco años vemos que el estado paga de media un 3,38% de interés sobre su deuda. ¿Se puede considerar usura un 3,38%?
Ahora bien, ¿es cierto que la “austeridad” es tan perjudicial para nuestra economía? Podríamos utilizar miles de indicadores para analizar si esta afirmación es tan cierta como nos dicen, así que nosotros vamos a estudiar cómo se comporta la tasa de paro ante cambios en el gasto público.
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Aquí se puede ver que a pesar de haber incrementado considerablemente el gasto público (línea roja) la tasa de paro (línea azul) no ha hecho más que crecer en los últimos años. ¿Por qué? ¿Por qué si (según nos cuentan) a más gasto público más trabajo la tasa de paro no ha hecho más que crecer a pesar de que el estado ha gastado más y más y más? No lo entiendo, ¿será que el empleo depende de la productividad y competitividad de nuestra economía y no de lo que gaste el estado?
Queda patente que por mucho que nos intenten vender la historia de la “austeridad”, no se puede llamar austera a una economía que gasta año a año un 26% más de lo que ingresa, habiéndose fundido medio billón de euros más de los que se han ingresado en el último lustro. Queda patente que los pagos de intereses no son tan elevados como nos venden y por supuesto… queda patente que a más gasto público más deuda, NO más trabajo.
Referencias

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