Cuatro claves geopolíticas sobre el descenso del precio del petróleo
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La inestabilidad caracterizada por la bajada de precios del petróleo durante los últimos meses, ha cobrado un papel protagonista en las estrategias geopolíticas a lo largo del mundo, reflejando la importancia del control de los recursos energéticos y su peso en la economía global.
La primera pieza se ha movido en Estados Unidos, el gran protagonista geopolítico, donde durante años se ha estado trabajando por reducir la dependencia energética del exterior, manejada por las vicisitudes habituales de los países productores. La respuesta parece haberse encontrado en el fracking, pero los costes de extracción son un punto débil que está siendo golpeado por los países de la OPEP.
Autoabastecimiento americano y superabundancia
Vamos a empezar a analizar este asunto con un ejemplo simplificado, que nos ayudará a comprender cómo puede funcionar la economía de mercado ante la aparición de la competencia. Imaginemos que durante años he estado comprando tomates en un puesto del mercado, para hacer la comida de mi gran familia. Siempre he sido uno de los mejores compradores.
Cuando los precios de los tomates en el mercado están sujetos a una gran inestabilidad, debido no solo a las condiciones del mercado sino a las de los propios agricultores, puede queel autoabastecimiento termine resultando una opción más económica y sobre todo, estable. Eso me daría cierta independencia e incluso ahorro, ya que también puedo venderle a mis vecinos, pero requiere de ciertas inversiones y gastos.
Ahora bien, ante esta posibilidad el agricultor que me vende puede temer que caigan sus ventas, de modo que se podría defender bajando los precios hasta que no me resulte económico plantar mis propios tomates. Cree que yo no podré competir con su economía de escala y que volveré a acudir al mercado.
En un principio las prácticas de autoabastecimiento de EEUU sustentadas en el fracking,resultaban una amenaza para los tradicionales países productores, no solo porque dejarían de comprarles sino porque encima se convertirían en una potencia exportadora.
Finalmente se ha materializado este temor y la producción americana ha entrado en el mercado, ante lo que parece obvio que la OPEP ha respondido desatando una guerra de precios al mantener su nivel de producción, ya que esto siempre perjudica a los que soportan los costes productivos más elevados.
Ahora bien, la superabundancia de petróleo también se ha producido en parte por el aumento de producción registrado en otros países como Brasil, Canadá o Irán.
Los precios actuales son demasiado bajos e insostenibles a largo plazo, aunque la previsible recuperación de la demanda a lo largo de los próximos años podría ayudar a encontrar el punto de equilibrio. De momento estamos ante una guerra de desgaste.
Guerra por el control de recursos del Estado Islámico
Los radicales del Estado Islámico ha concentrado grandes esfuerzos por controlar los pozos petrolíferos de los países en los que pretende implantar su califato, conscientes de la importancia del autoabastecimiento y de las posibilidades de financiación que les brinda. De hecho, EEUU señala a turcos y kurdos como sus principales clientes en el mercado negro.
Además, algunos apuntan a que la financiación llega principalmente por parte de donadores privados relacionados con la actividad petrolera. Este es el caso del presidente iraní Hasan Rohani, que ha instado a los países musulmanes a dejar de respaldar a los terroristas mediante “sus petrodólares”. De ser cierto, la bajada de precios podría estar perjudicando a estas dos vías de financiación, lo cual podría perjudicar al EI.
Aunque la bajada de precios podría facilitar la lucha contra esta organización terrorista, también parece estar perjudicando a algunos de los países del entorno que tratan de defenderse de ellos, dado a que estamos hablando de una zona del mundo donde el peso económico del petróleo es muy relevante.
Así, el primer ministro de Irak, Haider al-Abadi señala que la caída del precio del crudo supone un duro golpe a su campaña militar contra el EI, ya que su presupuesto depende en un 85% del petróleo.
En otras palabras, resulta difícil asegurar que la bajada del petróleo tiene oculta la intención de fortalecer la lucha contra el terrorismo, aunque es incuestionable que sus efectos colaterales pueden ser muy importantes. En cuanto a los países aliados, es de esperar apoyo material de Estados Unidos.
Rusia, Ucrania y la guerra tibia
En otras ocasiones ya hemos hablado de la guerra tibia con Rusia iniciada a raíz de losconflictos territoriales en Ucrania. Es algo que no podemos obviar cuando se habla sobre geopolítica y esta crisis de precios, ya que se trata de un golpe en la línea de flotación de la economía rusa.
La bajada de precios del petróleo es la puntilla, aderezada por multitud de sanciones internacionales que pretenden evitar que los prorusos sigan avanzando en Ucrania.
Con todo, el país ha perdido atractivo ante los potenciales inversores, que incluso se han visto obligados a abandonar los campos de extracción más complicados tecnológicamente y por tanto, menos rentables, según afirma el propio Vladimir Putin, que además apunta al riesgo de un efecto rebote en los precios, debido a los problemas de producción que podrían derivarse de esta situación.
El triángulo Venezuela, Cuba y EEUU
El Caribe está abastecido de petróleo principalmente por PetroCaribe, una corporación creada por el que fue presidente de Venezuela, Hugo Chávez, pero con la caída de precios esto podía cambiar.
Venezuela ha resultado muy dañada por el superabastecimiento mundial, por lo que los países caribeños ven peligrar los tratos de favor que tienen con dicho país, que puede verse forzado a dejar de ser tan generoso con sus hasta ahora socios políticos, como Cuba, ya que viven una situación insostenible.
Con el acercamiento entre Cuba y EEUU tras décadas de embargo económico, parecen abrirse las puertas de un nuevo proveedor de petróleo, que además conllevaría un menor gasto de transporte. Esta apertura puede muy importante a la hora de afianzar las nuevas relaciones entre estas dos regiones, tan separadas durante años.
Otras regiones caribeñas como Santa Lucía, también han visto las orejas del lobo y son conscientes de que no pueden tener tanta dependencia del petróleo venezolano, ya que supone un riesgo para sus sectores productivos, por lo que podrían acercarse a EEUU, que ahora es un importante productor de gas y petróleo.
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