No es la primera vez que hablo de la deuda y probablemente no sea la última. Y es que desde que el Gobierno le vio las orejas al lobo cuando la prima de riesgo se acercó a los niveles de rescate, el Tesoro, por orden del Ministerio de Economía, ha estado emitiendo miles de millones de deuda pública en cuanto los intereses a pagar por ella han sido menores del 5%.
Es lógico que el Gobierno no quiera el rescate de nuestro país, pues les ataría muchas manos y lo que probablemente más les duela, les cerraría el grifo de muchos chiringuitos que han montado para su propio beneficio.
Hace unas semanas salió a la luz una anécdota protagonizada por un ministro de economía de un país nórdico y el ministro de Economía español, Luis de Guindos, en el transcurso de una reunión del Ecofin. El presidente nórdico le dijo a nuestro ministro en tono de broma: “Te estás endeudando más que Felipe II”, a lo que nuestro ministro respondió: “Sí, pero a un interés muy bajo”.
Sinceramente no salgo de mi asombro. Que el ministro de economía diga que emitir miles de millones de deuda al 5% es bueno porque es un interés bajo, es para inhabilitarle de por vida. Si fueseis dueños de vuestra propia empresa y el jefe de contabilidad hablase en esos términos, ¿seguiría siendo jefe de contabilidad? Probablemente no.
Pero es que nuestros políticos no ven a España como una empresa, y no les importa endeudarse porque ese dinero no es de nadie. Ellos parece que entienden su mandato como cuatro años en la cima que tienen que exprimir al máximo en su propio beneficio para poder disfrutar de un estatus reservado para la élite.
El Gobierno de Mariano Rajoy, tal y como se puede ver en el gráfico extraído de El País, ha batido un triste record: el mayor aumento de deuda pública en un sólo ejercicio, 146.000 millones de euros.
400 millones de deuda más cada día, hasta alcanzar los 882.300 millones de deuda. Seguimos endeudándonos y eso es un gran lastre.
En el mes de septiembre escribía un artículo sobre estimaciones de deuda si manteníamos el ritmo que estábamos llevando. Esa estimación cerraba el año 2012 en 850.000 millones de deuda. Es triste ver que me equivoqué de optimista y que la deuda pública a cierre de 2012 supera en 32.000 millones el peor de los escenarios que barajaba en aquel artículo. Pero claro, partía de un dato que ya sabía de antemano que iba a ser erróneo (el déficit de 2012) y no contaba con que decidirían pedir 40.000 millones para reflotar bancos que debían haberse hundido en su día.
El Estado (primero PSOE y ahora PP) se ha metido en una espiral de deuda que tendremos que pagar todos, y la herencia que nos están dejando, hipotecará nuestro futuro durante muchos años. Sólo hay que ver el siguiente gráfico para echarse a temblar.
Ayer salía una noticia en los medios finlandeses que decía que el Gobierno nórdico estaba preocupado ya que la crisis actual es si cabe peor que la que sufrieron en los años 90 y si no se generan suficientes puestos de trabajo (una bajada de la tasa de desempleo de alrededor de un 3,5%), podría empezar a sufrir el nivel actual en el que se encuentra la educación o la sanidad.
Hablamos de un país donde la tasa de desempleo actual ronda el 7% y la deuda actual es un 49% del PIB. ¿Qué se puede esperar que suceda en España, con una economía en recesión desde hace ya tiempo y más de 5 millones de parados?
Devolver toda la deuda que está generando nuestro Gobierno va a ser una gran losa que todos vamos a tener que soportar. De hecho los recortes ya se están produciendo en servicios básicos: educación, sanidad, … Se ha llegado a un punto en el que incluso Bruselas ha tenido que advertir al Ejecutivo español de que debe modificar su política de recortes a la sanidad pues la esta llevando a un punto de difícil recuperación.
Si seguimos con esta escalada de deuda, más recortes serán necesarios. Porque no sólo tenemos que devolver esa deuda, sino que esa deuda genera intereses y también debemos pagarlos. Y cuanta más deuda generemos, los intereses para refinanciar la deuda existente serán más altos ya que estaremos más cerca de la insolvencia.
Pero cuando el dinero no es de nadie, resulta muy fácil gastarlo… sobre todo si es para beneficio propio.
¿Cómo queremos que se nos trate como un país serio cuando actuamos como un país de pandereta? ¿Cómo queremos que venga inversión extranjera con la inestabilidad fiscal y la corrupción que existe?
Resulta vergonzoso ver cómo se recorta en educación y no en los toros, se ofrece una amnistía a defraudadores mientras se echa a gente de sus casas… En Finlandia los políticos por recibir subvenciones para su campaña son inhabilitados. ¿Qué ocurre en España por cosas más graves? Absolutamente nada.
¿Qué imagen puede tener el resto de Europa de nuestro país viendo la situación actual? Pues que somos un colega genial para irse de fiesta, pero nunca nos llamarán para hacer negocios con nosotros. Y luego se indignan porque no nos invitan a las reuniones del G20. Si nos invitasen sería para que llevásemos el alcohol.
Lo más triste es que nada cambia. En el siguiente gráfico podéis ver la escalada de entidades públicas en los últimos años.
Mucho de ese dinero que sale de nuestros impuestos a dichas entidades es dinero malgastado. Es triste hablar con amigos trabajando en algunas de estas entidades cuando me cuentan que muchos días acaban llorando de impotencia, viendo cómo en vez de dejarles hacer bien su trabajo, los personajes colocados a dedo por los políticos de turno sólo piensan en su propio beneficio y en cómo meterse en su bolsillo el dinero que llega a estas empresas.
Así de crudo y así de cierto. ¿Qué tiene que ocurrir para que algo cambie?
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