Telón de Fondo
VíCTOR ALVARGONZÁLEZ
Como Fuenteovejuna: todos a una
El FTSE World Index superó sus máximos históricos
esta semana. Cuando eso ocurre, es porque la tendencia alcista impera en las principales bolsas
A menudo las noticias importantes pasan relativamente desapercibidas. El otro día, el índice FTSE All World Index, considerado como uno de los índices más representativos de la evolución de las bolsas a nivel mundial, superó susmáximos históricos. El anterior se alcanzó en 1997.
El FTSE All World index al asalto de sus máximos históricos
Fuente: Bloomberg
Como bien saben los analistas técnicos, el potencial alcista de un mercado aumenta cuando todos los índices que lo representan son alcistas. Por ejemplo: se considera más sólida la tendencia alcista del mercado norteamericano si, además del Dow Jones, suben en paralelo el Dow Jones Transportation, el S&P 500 y el Nasdaq. En otras palabras: cuando en el año 2009 los índices norteamericanos empezaron a subir en paralelo de forma consistente y continuada se pudo decir que EEUU era un mercado alcista sólido porque sus índices iban todos a una, como si fueran Fuenteovejuna.
Europa perdió su “solidaridad” alcista con los índices norteamericanos el año pasado y se quedó atrás, gracias –como no– a problemas políticos (Ucrania, Grecia, falta de confianza en el BCE y en los propios políticos, etc). Pero eso ha cambiado y yo creo que, tropiezos típicamente europeos aparte, va a seguir en la buena dirección (ver “¡Vaya, parece que llega otro pato!”). También apoya esta hipótesis los máximos de siete años alcanzados recientemente por los índices globales de la Eurozona.
Japón también se unió hace tiempo a la fiesta (y reconozco que esto me lo perdí). No sabemos muy bien si por confianza de los inversores internacionales en las políticas de su primer ministro o por las compras de acciones por parte de los planes de pensiones estatales, que son auténticos monstruos inversores, o por ambas cosas, pero el caso es que ahí está el Nikkei, marcando niveles que no alcanzaba desde el año 2007.
Los que no están, por el momento, son los grandes países emergentes, con la excepción de India, cuyas favorables perspectivas le han separado definitivamente del equipo BRIC. Pero, por grandes que sean algunas de estas economías, especialmente la China, su ponderación en los índices no es tan importante. No es lo mismo el peso de un país en la economía real que en la financiera, aunque no entraré en los motivos para evitar alargarme. Además, pese a las apariencias, la bolsa China no ha funcionado tan bien.
En un entorno de tipos cero, lo normal es que los inversores aparten algo de dinero y lo pongan a trabajar en renta variable
La que ha subido es la de Shanghai, que es, miren ustedes por donde, la que tiene limitada la entrada de inversores extranjeros. Así que para usted, para mí y para el World Index, es como si no existiera. Es la de Hong Kong la que es de libre acceso y la que tiene su sitio en el índice mundial, pero no ha hecho nada del otro mundo desde hace años. De hecho, si un fondo que invierte en Hong Kong fue bien el año pasado ha sido especialmente porque está denominado en dólares. En otras palabras: más del 10% de la revalorización es efecto divisa.
Aclarado esto, vayamos al meollo de la cuestión, que podemos resumir en por qué estamos en este mundo “de Yupi” bursátil, cómo interpretamos los máximos globales recientemente alcanzados y, sobre todo, cuánto puede durar la “fiesta”.
Hay muchos motivos que explican por qué hemos llegado a máximos globales, pero para no dar la razón a los que dicen –en muchos casos, acertadamente– que los economistas somos muy buenos para explicar el pasado pero muy malos para predecir el futuro, nos centraremos en el futuro, a ver si dentro de unos años podemos ser una de las excepciones a esa regla. Pero para entender que puede pasar en el futuro es inevitable entender cuatro factores fundamentales. En mi modesta opinión, estamos en máximos históricos por cuestiones igual de históricas:
1. El dinero nunca ha estado tan barato en todas las grandes economías desarrolladas a la vez. Los tipos de interés oficiales están a cero o casi cero y, con la excepción de los EEUU, no tienen aspecto de cambiar a medio plazo.
2. Los mercados han ido incluso más lejos. Los países –y algunas empresas– de mayor calidad crediticia incluso cobran por prestar (ver detalles en “Cómo invertir cuando los prestamistas pagan por prestar”). En Japón ocurre lo mismo, aunque personalmente no calificaría este caso de alta calidad crediticia (por lo excesivo de su deuda pública).
3. Los avances tecnológicos han reducido drásticamente el coste del que sigue siendo uno de los principales costes de producción de muchas empresas –directa o indirectamente- y de la situación económica de los consumidores: el petróleo.
4. Algo parecido ocurre con las materias primas: el principal comprador –China- ha reducido su crecimiento a la mitad. Lógicamente, esto se refleja en la demanda de materias primas y, con ello, en el precio.
Lo raro sería que en un entorno así no subieran las bolsas occidentales. Ya lo adelantábamos hace años en “Back to the USA” o en “Parece un pato, se mueve como un pato…¡probablemente es un pato!” -en lo referente a la bolsa USA- o en “La hora de Europa II”, refiriéndonos a la Eurozona. Pero el factor tipos de interés cero o negativos a nivel global ha superado incluso mis expectativas, que hace cuatro años resultaban descabelladas para mucha gente (“La japonetización de la economía Occidental”).
En un entorno de tipos cero o negativos, y no sólo en los bonos –fuera de España ya hay bancos que advierten a sus clientes de que, en la práctica, podrían llegar a cobrarles por depósitos y cuentas corrientes– lo normal es quelos inversores aparten algo de dinero y lo pongan a trabajar en renta variable, atraídos también por los buenos resultados bursátiles de los últimos años. Y por el momento no es una mala idea: tener un 10% o incluso un 20% en un fondo de renta variable nunca te va a arruinar y puede generar ese extra de rentabilidad para un patrimonio que invertido en bonos de buena calidad o depósitos pronto no dará nada, al menos por la vía del cupón (otra cosa es la plusvalía que pueda obtener un bono). Y muchos pocos hacen un mucho.
Luego están los inversores institucionales. Al final harán como los particulares: aumentar ligeramente –o no tan ligeramente- su exposición a la renta variable para alcanzar el nivel de ingresos necesario para hacer frente a sus compromisos. Pero en una multinacional de seguros o un fondos de pensiones europeo “ligeramente” es una “pasta”
Estrategia de inversión
Mi sugerencia es que disfrute mientras dure. Hay recorrido. Con baches, como es lógico. Y algunos tan grandes como nuestras ciudades, que se han quedado sin dinero para el mantenimiento de las calles. Aun así, la ruptura de máximos históricos por parte del FTSE All World lo sitúa en lo que técnicamente se denomina “subida libre”. Y el motor -todo lo que he comentado anteriormente- es potente. Podemos ver un ejemplo en un caso similar no muy lejano.
Desde que el S&P 500 rompió máximos históricos y entro en subida libre -a mediados de 2013– se ha revalorizado un 38%. Probablemente el “All World” no lo haga tan bien, precisamente porque los índices norteamericanos irán perdiendo fuelle, pero siendo EEUU el país que tiene mayor peso, no es el único. Europa, Japón y, posteriormente, los emergentes –o incluso no tan posteriormente si en China dan un golpe de timón “Keynesiano” (ver “¿Es posible que China entre en deflación?”) - retomarán, al menos parcialmente, el testigo.
Y claro que habrá volatilidad. Las bolsas nunca suben en vertical. Pero fíjense en una cosa: mucha gente no invirtió en renta variable europea por temor a que Grecia -un país que, por cierto, representa sólo un 2% de la economía de la Eurozona - saliera del euro. ¿Saben cuánto han subido las bolsas europeas desde que en 2010 empezó la “tragedia griega”? Un 79% (desde mínimos, cuando parecía que Grecia arrastraría al mundo entero en su hundimiento). Al final, en las bolsas pesa más la economía o el BCE que la política, especialmente si no hablamos de EEUU o China, sino de Grecia. Y sobre todo cuando los mercados financieros se encuentran frente a hechos de enorme trascendencia, territorios auténticamente desconocidos.
La ruptura de máximos históricos por parte del FTSE All World lo sitúa en lo que técnicamente se denomina “subida libre”. Y el motor es potente
En mi libro “¿Y yo, que hago con mis ahorros?”, que les recomiendo para moverse en este nuevo entorno financiero (especialmente los dos últimos capítulos), hay una parte en la que les sugiero que en finanzas no crean en los dogmas (“El ladrillo nunca baja”, “la deflación es imposible en Europa”, etc.”) En finanzas todo es posible. Como que le paguemos a la empresa Nestlé por prestarle dinero o que le tengas que pagar al Estado alemán, danés, holandés, austriaco o japonés por dejar tu dinero en sus arcas.
Mucha gente dirá que lo que ocurre con el mercado de bonos tiene pinta de futura burbuja financiera. Es muy posible. Los mercados siempre siguen las mismas fases porque son un reflejo de la naturaleza humana, de los inversores, que, por muy institucionales que sean, en última instancia siempre son personas. Y en temas de dinero la tendencia es pasar del pesimismo a la euforia injustificada. “Boom & Bust”, como dicen los anglosajones. Esa burbuja podría estar generándose en los bonos. El día que la economía abandone su tendencia desinflacionista, vuelva el crecimiento a nivel global y cambie el ciclo de los tipos de interés, el mercado de bonos se reajustará a la nueva situación. Y afectará a las bolsas, sobre todo si el reajuste no es gradual. Ahí está por lo tanto el reto del estratega, del gestor y del inversor: la “subida libre” tendrá su fin, muy probablemente por un “pinchazo del mercado de bonos. La cuestión estará en saber salir a tiempo, como ocurre siempre, pero especialmente cuando los mercados ya han subido mucho. O hacerlo gradualmente, que tampoco es mala idea.
Pero, como dije al principio, disfruten mientras dura, porque el cambio de ciclo no es inminente. Puede serlo en EEUU, y de momento se está produciendo de forma gradual y muy moderada. A Europa y Japón les queda una buena temporada por delante hasta que suban los tipos de interés. China tampoco está para subidas, más bien al contrario. Así que, salvo que llegue de nuevo alguien como Trichet al BCE (que subió tipos justo cuando Europa iniciaba su espiral desinflacionista) o que milagrosamente la economía europea se dispare al alza en unos meses –va a mejorar, pero no a dispararse– queda margen para que el “All World” disfrute de su subida libre. Eso sí, esté atento o búsquese un buen asesor/gestor, porque todo va a depender del timing: ¿Cuánto? ¿Hasta dónde? ¿Que se van a encontrar los inversores en este terreno desconocido, que parece el que se encontraron los conquistadores en América? Muchos volvieron cargados de riquezas, pero otros no volvieron o volvieron arruinados. Pues el “formato” de la vuelta va a depender de saber qué vigilar, que está cambiando, que datos son importantes y cuales no, que es coyuntural y que es estructural: de eso va a depender.
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