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miércoles, 25 de febrero de 2015

El fantasma de la guerra de divisas acecha entre las sorpresas de los bancos centrales

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Desde comienzos de año, un total de veinte bancos centrales alrededor de todo el mundo han optado por abaratar el precio del dinero o emprender otras tácticas monetarias acomodaticias en movimientos más o menos sorprendentes. El último en sumarse a esta dinámica fue el Banco Central de Israel, que redujo sus tipos de interés desde el 0,15% hasta el 0,10%, tocando mínimos históricos.

Un hecho que sigue movimientos realizados por homólogos en Perú, India, Canadá, Turquía o Australia, por nombrar algunos y sin olvidar que el Banco Central Europeo está listo ya para emprender su compra de bonos soberanos y otros activos por valor de 60.000 millones de euros.
Mientras tanto, en Estados Unidos, la Reserva Federal se prepara para una próxima subida de tipos de interés que podría producirse en la segunda mitad del año. El camino hacia la normalización monetaria en la mayor economía del mundo se produce tras más de seis años de tipos de interés cercanos a cero y tres rondas de compras de bonos y activos. Sin embargo, el renacer del dólar estadounidense ya ha generado dudas incluso dentro del propio banco central de EEUU, donde su presidenta, Janet Yellen, y el resto de altos funcionarios señalaron el fortalecimiento del billete verde como "una fuente persistente que restringe las exportaciones".
 
Una frase que algunos expertos interpretaron como un nuevo dardo en la posible guerra de divisas que podría estar cocinándose a nivel mundial. El pulso podría tener sentido si tenemos en cuenta que el ciclo industrial a nivel mundial podría estar perdiendo fuelle e incluso entrar en terreno negativo. Según el Indicador Adelantado Global, que elabora Goldman Sachs, seis de los siete componentes de este índice han empeorado en febrero. "Nuestra lectura avanzada sitúa al ciclo industrial global en una fase de contracción, caracterizada por una pérdida negativa de impulso", advierten desde el banco.
 
Aún así, aunque muchos interpretan las acciones de los distintos bancos centrales con el tambor que avecina un posible intento de devaluación competitiva, Alberto Ades, economista y estratega de divisas de Bank of America Merrill Lynch señala que "el contexto actual se asemeja poco a 2010", cuando Guido Mantega, el ex ministro de finanzas acuñó el término guerra de divisas ante el bombeo de liquidez masivo emprendido por la Fed en EEUU.
 
"Al contrario que entonces, la política acomodaticia global y coordinada tanto en los bancos centrales de países emergentes como desarrollados mantendrá los cruces de las divisas sin grandes cambios", explica. Aldes indica que sólo cuatro de los 20 bancos centrales en países emergentes orientados por la inflación tienen previsto subir tipos este año.
 
Para Samuel Rines, economista de Chilton Capital Management, de momento no deben interpretarse estos movimientos como una guerra de divisas aunque advierte que el país que tiene la granada de mano en estos menesteres es China. "Existe un amplio consenso que indica que China podría devaluar su divisa para impulsar sus exportaciones, pero aún así, esta devaluación competitiva tendría un mayor impacto regional", asegura. Pekín lucha en estos momentos por buscar el equilibrio después del debilitamiento que experimenta su economía. Según algunos expertos, la actual situación podría incitar a una posible devaluación de su divisa.
 
Dicho esto, dado el contexto global de presiones inflacionistas a la baja, un crudo barato y un crecimiento global que continúa siendo "mediocre" para muchos, la actual situación no debería hacer sonar los tambores de guerra, dado que la política monetaria acomodaticia parece implícitamente coordinada y la fortaleza del dólar era un efecto previsto tras años de flexibilización cuantitativa por parte de la Fed.



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