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martes, 8 de marzo de 2016

China: Hay variaciones minúsculas que vaticinan cambios enormes

POR Actualidad Económica
Gillian Tett, Financial Times

Si se quiere entender por qué los mercados mundiales tienen problemas, no hay que analizar únicamente los datos macroeconómicos. Atención a la fuga de capitales en China.

Hace unas pocas semanas, China SCE Property Holdings, una compañía cuya sede central está en la ciudad costera de Xiamen, liquidó y pagó silenciosamente una emisión de bonos por valor de más de 350 millones de dólares más de un año antes de su vencimiento. Dudo mucho que gran parte de los asistentes al Foro Económico Mundial de Davos se dieran cuenta de este movimiento. Tenían un gran número de problemas macroeconómicos de los que ocuparse debido a la caída de las bolsas, el hundimiento del precio del petróleo y las grandes tensiones geopolíticas.

Pero lo que ha sucedido con esa pequeña emisión de bonos es un ejemplo de una tendencia que ayuda a explicar algunas de las turbulencias actuales en los mercados y también pone de manifiesto los problemas a los que tienen que hacer frente los políticos de China, Estados Unidos y otros países. En los últimos años, las deudas en dólares de las compañías de los mercados emergentes en general, y de las chinas en particular, han aumentado notablemente. El Banco de Pagos Internacionales calcula que estas deudas ascienden ahora a cuatro billones de dólares (3,68 billones de euros) en total, cuatro veces más que en 2008. Y una cuarta parte de esta cantidad es de las compañías chinas.

Hasta hace poco, emitir bonos o pedir créditos en los mercados que cotizan en dólares parecía una estrategia inteligente para los grupos chinos: la Reserva Federal de Estados Unidos mantuvo los tipos de interés del dólar en mínimos bajísimos, y el yuan se fortaleció frente al dólar en los últimos diez años. Pero ahora el ciclo de los tipos de interés en Estados Unidos se ha dado la vuelta y el yuan se ha debilitado. Además, contrariamente a las garantías dadas en Davos por altas autoridades chinas de que Pekín se ha comprometido a mantener estable el yuan, la mayoría de los asistentes a Davos con los que hablé creían que el yuan bajará un 10%-15% frente al dólar el año que viene.

Una serie de empresas chinas están tratando de adelantarse a esta tendencia pagando sigilosamente sus deudas en dólares, a menudo incrementando sus fondos en yuanes. Aunque las cantidades que han pagado son muy pequeñas, de solamente 2.000 millones de dólares hasta el momento, algunos representantes gubernamentales chinos y occidentales en Davos pensaban en privado que esta tendencia daría lugar a una salida de capitales del país de 500.000 millones de dólares en los próximos dos años. Esta compra-venta de divisas es inversa a la tendencia vigente en los años anteriores.

Este hecho es positivo desde el punto de vista de muchas empresas chinas. Después de todo, el pago anticipado de bonos en dólares puede ayudarles a evitar el impago. Pero si también acelera la fuga de capitales, podría causar una sacudida desestabilizadora en los mercados.

Parece que esta tendencia está ganando impulso: el Instituto de Finanzas Internacionales estima que el año pasado salieron de China casi 700.000 millones de dólares, mucho más de lo que se preveía. A su vez, esto pone de manifiesto una verdad esencial que los asistentes a Davos (y todas las demás partes interesadas) necesitan recordar: si se quiere entender por qué los mercados mundiales tienen problemas, no hay que analizar únicamente los datos macroeconómicos. Las previsiones publicadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI), basadas solamente en datos económicos, ciertamente no explican la magnitud de la volatilidad que estamos viviendo.

El FMI prevé que la tasa de crecimiento mundial será del 3,4% este año. Y aunque sus perspectivas para Brasil han empeorado considerablemente, sigue creyendo que China crecerá el 6,3%.

Los flujos de capitales, generados por la política y por los cambios de políticas, se producen en lugares donde se llevan a cabo acciones importantes. En lo profundo de las entrañas del sistema están cambiando de rumbo todo tipo de flujos financieros y esto está produciendo efectos colaterales inesperados sobre los precios de muchos activos.

La fuga de capitales de China es un ejemplo. El sector energético es otro. Mientras que el hundimiento del precio del petróleo ha llevado a los inversores a salir en desbandada del sector, los países productores de petróleo están vendiendo furtivamente los bonos del Tesoro estadounidense que tienen y retirando dinero de gestoras de activos porque sus gobiernos necesitan dinero en efectivo. Por otra parte, la perspectiva de la fragmentación política en Europa está provocando que muchas grandes gestoras de activos estén reevaluando sus exposiciones allí.

En cierto modo, esto es lo que cabría esperar que sucediera: los flujos de capitales son fluidos; pero el verdadero problema para los inversores y los políticos es que a menudo es diabólicamente difícil hacer un seguimiento de la magnitud y el ritmo de estos cambios sigilosos, ya que los datos son muy dispersos y oscuros. De hecho, el funcionamiento del sistema bancario en la sombra de China es tan opaco como lo era el del sector de las hipotecas de riesgo en Estados Unidos en 2007.

Si usted quiere entender el comportamiento de los mercados mundiales, no analice solamente los datos económicos ni se preocupe por si el crecimiento de China va a ser del 6,3% o del 6,4%. En los próximos meses todos tendremos que vigilar los flujos de capitales a nivel micro con renovada intensidad, y sobre todo prestar mucha atención a cómo las autoridades están tratando el tema -o no- en China y en otros lugares.

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