El inquilino de la Casa Rosada ha logrado meter al país en la agenda internacional, tras aplicar recortes en el sector público, eliminar subvenciones, poner en marcha un plan industrial y anunciar rebajas de impuestos con las que atajar la inflación
El presidente del Argentina durante el juramento de su cargo. Foto: Reuters.
Mauricio Macri prometió devolver a la Argentina al tablero internacional, traer inversiones millonarias al país y dejar de una vez por todas atrás la idea del Estado como sostén de más de un tercio de la población. Fueron los pilares del programa económico de una coalición política -Cambiemos- que con poco más de un año de vida se hizo con el sillón presidencial.
El nuevo jefe del Ejecutivo ya advirtió desde un primer momento de que el cambio de políticas no sería gradual y, en 100 días, ha puesto en circulación buena parte de los pagarés que tenía adelantados. Entre estos, como principales logros, Macri presume de haber ordenado el levantamiento del cepo al dólar, así como de haber dotado de un posible final al conflicto con los fondos buitre o de haber recortado el tamaño de la administración en más de 20.000 nóminas. Unos gestos que han tenido como respuesta inmediata la inclusión de Argentina en la agenda internacional, tanto de jefes de Estado como de empresarios a ambos lados del océano Atlántico.
El actual presidente arrancó la campaña electoral en un incómodo tercer lugar y llegó a la Casa Rosada con muchos votos prestados. El balotaje, esto es, la segunda vuelta que dictamina la constitución argentina en el caso de que ningún candidato a la presidencia logre superar el 40% de los votos, aupó al que supo vestirse como líder de la oposición kirchnerista.
El que fuera alcalde de la ciudad de Buenos Aires sabía que era una oportunidad única: Cristina Fernández de Kirchner estaba en el banquillo tras sumar dos legislaturas como presidenta. El desgaste de un equipo que no supo respaldar a un sustituto -Daniel Scioli- junto con las críticas de aislamiento económico así como los presuntos escándalos de corrupción que cercaban la Casa Rosada convencieron al 51,40% de los argentinos, frente al 48,6% que seguían apostando por un Gobierno socialista.
La divisa como baza
"Si soy presidente, a partir del 11 de diciembre no habrá más cepo al dólar", repitió hasta la saciedad Macri durante el año pasado. La limitación de comprar divisa extranjera estaba vigente desde el año 2011 y su finalidad era la de evitar la fuga de capitales en el país. No obstante, Cambiemos defendía que había que "sincerar" el valor del peso como percha para atraer nuevas inversiones.
Así, el primer miércoles de gobierno, el ministro de Finanzas Públicas, Alfonso Prat-Gay convirtió la promesa en hecho y levantó la prohibición. "El que quiere comprar dólares los puede comprar, el que quiere vender, va a poder vender. Así funcionan las economías del mundo, nadie los va a perseguir", explicó el también titular de Hacienda.
Cercar a los fondos buitre era también otra de las asignaturas pendientes que Mauricio Macri no quería dejar pasar. Tras una década de vaivenes judiciales, el nuevo Ejecutivo cerró un acuerdo que, si bien le ha costado una factura alta -7.200 millones de euros- y no le garantiza que estos puedan volver a reclamar, supondrá la vuelta de Argentina al mercado internacional de deuda. Según Hacienda, el país en unos meses podrá salir a buscar financiación a una tasa del 4,5%.
Con estos elementos, Mauricio Macri augura que "van a sobrar dólares en la Argentina". En cifras tras su incursión en el Foro Económico de Davos, cita a la que Buenos Aires no acudía desde hace 13 años, el presidente calculó que estos gestos harían llegar al país inversiones por valor de 20.000 millones de dólares.
Estas han sido las diez claves de los 100 primeros días con Macri como presidente de Argentina.
1. Argentina abre su agenda internacional
El ministro de asuntos exteriores español, José Manuel García Margallo, fue el primer canciller que visitó Argentina tras el cambio de timón en el Gobierno. Lo hizo incluso antes de que Macri tomara posesión de su cargo y de la mano de una veintena de empresarios que aplaudieron la eliminación de barreras -de impuestos principalmente -a la importación y exportación. Desde el Viejo Continente, repitió el mes pasado el mismo gesto el primer ministro italiano, Matteo Renzi, y, hace un par de semanas, hizo lo propio François Hollande. Hace 19 años que un representante galo no pisaba Argentina.
Histórica también fue la vuelta al Foro Económico de Davos tras catorce años de ausencia en el encuentro suizo. Allí, además de otros contactos institucionales, Macri mimó su relación con la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, quien alabó la gestión del presidente y ultimó los detalles de la visita de Barack Obama a Buenos Aires, que tendrá lugar la próxima semana. Además de EEUU, otro de los puntos del mapa que más atraen al nuevo Ejecutivo es China. Antes de pisar la Casa Rosada, Macri ya envió una delegación al país asiático.
2. La nueva políticadel Banco Central
La visita a China tuvo por objeto negociar con el Banco Popular chino una ampliación del préstamo otorgado en 2014 a su Banco Central por un valor de 10.400 millones de euros. El swap tenía una vigencia de tres años lo que, según advirtieron en campaña Cambiemos, permitió maquillar el estado real de las reservas del Banco Central. Fue esta desconfianza en las instituciones la que hizo que Macri, nada más llegar al poder, consiguiera la renuncia del entonces presidente de esta entidad, Alejandro Vanoli, quien tenía mandato hasta 2017. En su lugar entró Federico Sturzenegger, ex presidente de Banco Ciudad.
La nueva política del central se estrenó con el levantamiento del cepo al dólar, lo que trajo consigo un aumento de depósitos argentinos que se quedaron en el sistema y no acudir más al mercado negro. No obstante, la esperada manada de dólares frescos se está haciendo esperar y la devaluación del peso frente al dólar ha obligado al central a vender reservas para tratar de frenar la escalada de la inflación. A marzo, las reservas ascienden a 28.164 millones de dólares (25.380 millones de euros) después de caer en el último mes 1.900 millones.
3. La falta de quórum en el Congreso nacional
Macri consiguió la banda presidencial, pero no una mayoría en el Congreso que le permitiera holgadamente gobernar. La legislatura se presentó como una oportunidad para dialogar entre distintas fuerzas y, hasta la fecha, no le ha dado malos resultados a Macri. Las divisiones y facturas entre los opositores darán presumiblemente quórum a Cambiemos (129 diputados) para poder sacar adelante el acuerdo con los fondos buitre, un pacto con el que se espera dar un empujón a las reservas del Banco central.
Para ello, la Cámara baja debe derogar dos leyes: la ley cerrojo y la de pago de deuda soberana, herramientas que impiden al Estado reabrir el proceso de canje de la deuda pública y, por ende, tener cerrado el acceso a financiación internacional. "Calculamos que el no acceso al crédito le costó a la Argentina 100.000 millones de dólares (92.093 millones de euros) y dos millones de puestos de trabajo que no se crearon", enfatizó Mauricio Macri en el Congreso. Eso sí, el apoyo conllevará contraprestaciones. Tanto Sergio Massa (Unidos por una Alternativa) como Margarita Stolbizer (Progresistas) exigen a cambio de su apoyo una bajada fiscal.
4. Menor presión fiscalal campo y en el IRPF
Macri prometió en campaña aliviar la presión fiscal en dos frentes: en el campo y en el tributo a las Ganancias, el equivalente al Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas. Sobre el campo, uno de los sectores productivos más fértiles de Argentina, el presidente arrancó la legislatura anunciando el fin de las retenciones a la exportación para trigo, maíz y carne, que hace unos meses rondaban el 20%. También bajó de 35 al 30 por ciento las de la soja, retenciones que suponen el 90% de la recaudación del sector.
El mes pasado también el Ejecutivo concretó la rebaja para la clase media. En concreto, el Gobierno subió la base imponible tributable a 15,000 pesos y 30,000 pesos. Es decir, unos 2.7 millones de trabajadores (de los 16 millones actuales) dejarán de pagar el impuesto.
Además, según el Gobierno, otros 1.3 millones verán reducida su presión fiscal y, por tanto, cobrarán una nómina entre un 19 y un 22 por ciento más alta que la actual. La deuda pendiente sigue siendo con los empresarios, una promesa que por ahora -y hasta que no rebaje el déficit público del 7%- tendrá que esperar.
5. Una inflación queno da tregua al país
La rebaja de impuestos tiene como objetivo el de tratar de aliviar los efectos de la inflación. El Gobierno ha prometido dejar este indicador "en un dígito" en 2019. Pero lo cierto es que a día de hoy ronda el 30% en tasa anual y, para este año, el Ejecutivo sólo se compromete a tratar de bajarlo hasta el 20-25 por ciento. No obstante, hasta nuevo aviso no habrá indicador para medirlo puesto que el Gobierno ha suspendido la publicación de esta estadística hasta comprobar que sus resultados se ajustan a la realidad.
La subida de precios es el mayor problema del Gobierno. Y es que junto con la devaluación del peso que, desde que Macri asumió el poder, ya casi alcanza el 50% está poniendo difícil a buena parte de la población llegar a fin de mes. La bajada de impuestos era además un regalo para tratar de aguantar la subida de salarios ahora que se celebran las paritarias, las reuniones entre estado, representantes estatales y sindicales para establecer los incrementos en las nóminas. En esta lucha, el Gobierno está tratando de establecer un techo del 25%, mientras que algunos gremios piden subidas de hasta el 50%.
6. Eliminar los subsidios y las subvenciones
El menor poder adquisitivo de los argentinos se junta además con otro problema: el fin de las subvenciones. Macri afrontó la gobernanza de un estado en el que cada mes unos 17,5 millones de personas -de los 40 millones de habitantes- recibían un cheque del Estado por jubilaciones, empleo estatal o asistencia social. A esto se suman fuertes subsidios a la energía y el transporte que se traducían en facturas anuales de 20.000 millones de euros. Pero las cosas han cambiado.
Desde este mes de febrero cuando el Ejecutivo actualizó los precios de la electricidad los usuarios pagarán mucho más por la luz. En concreto, los que pierdan los subsidios abonarán desde este mes de marzo facturas un 500% más altas que el mes anterior. Y el Ejecutivo baraja ahora aumentos similares para el gas. En concreto, están discutiendo subidas de entre el 40 y el 300 por ciento en las mensualidades de este servicio. Por otra parte, Macri también advirtió de que revisaría el precio del transporte público. No obstante, según fuentes consultadas, el nuevo ajuste que duplicaría el precio de un viaje en autobús o subterráneo podría esperar hasta mediado de año.
7. El paro y el ajuste del sector público previsto
Según la última actualización del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), en el último trimestre del 2015 la tasa de desocupación se sitúa en el 5,9%. No obstante, según auspician consultoras privadas, 2016 no ha arrancado con buen pie. En cálculos de un estudio de la consultora Tendencias Económicas y Financieras, 107,000 personas fueron despedidas en estos dos primeros meses del año. Detrás de esta caída está el fin de la campaña de verano así como el ajuste de la plantilla pública.
Así, el nuevo Ministerio de Modernización tiene la tarea de revisar los contratos de la administración pública que no sean necesarios. Hasta la fecha, la cifra ya supera los 20,000. En contra de este ajuste y coincidiendo con la llegada de Hollande a Argentina, centenares de argentinos secundaron una marcha en contra del desmantelamiento del sector público. En el ámbito privado, el área más afectada es la construcción. La gestión macrista paralizó muchas de las obras que arrancó el anterior Ejecutivo y, en opinión de consultoras, con la inflación en alza y la devaluación de la moneda, no se tienen visos de fechas para volver a las obras.
8. La situación de YPF y Aerolíneas Argentinas
"Si fuera por Macri no tendríamos asignación universal por hijo, YPF no sería estatal y tampoco Aerolíneas Argentinas", criticó Daniel Scioli, el candidato a la presidencia de Frente por la Victoria en el debate que protagonizó con Macri en televisión. Era uno de los temas incómodos en campaña para su partido, ya que el nuevo presidente se postuló en contra de la expropiación del 51% de la compañía petrolera cuando estaba en manos de Repsol en 2012 e hizo campaña para que el congreso no aceptara esta decisión. A su juicio, esto suponía devaluar la palabra argentina y endeudarse gravemente.
En el debate de 2015, aun así, Macri aseguró que ambas seguirían siendo estatales. De YPF, el partido hoy considera imprescindible su gestión como eje estratégico para volver a tener diversidad y seguridad en el suministro de energía. No obstante, sobre Aerolíneas sí que adelantó que tendría que hacer cuadrar sus números. "Con los 5,000 millones de pesos que perdió, todos los argentinos tendrían cloacas", incidía hace unos meses. Los sindicatos cifran ahora en 2,000 los despidos que podían sucederse en estos meses.
9. Las provincias y el 'plan industrial Belgrano'
Macri construyó el bautizado como plan Belgrano con el objetivo de dotar de industria al norte de Argentina. Bajo este fin, el Ejecutivo previó hacer crecer a esta región económicamente competitiva con inversiones de 16,000 millones de dólares, montante que tendría como destino la creación de infraestructura de transporte, vivienda, así como distintos programas para la inclusión social. El despoblamiento de esta región está, a juicio del partido, ligado al retroceso en las exportaciones. La oposición cree que fue un movimiento partidista para asegurarse los votos del norte del país. Macri tiene ahora otro frente abierto con las provincias. La corte suprema dictaminó que el Estado debe devolver el 15% de impuestos coparticipables que retenía. La pasada semana, el presidente ofreció una compensación del 6% en 2016, del 9% en 2017, del 12% en 2018 y del 15% en 2019. La oferta coincide con la negociación con los fondos buitre donde el Senado (representación de las provincias) tiene mucho que decir. La mitad de provincias ya admitió que darían su apoyo para poder salir a buscar financiación a los mercados internacionales de deuda.
10. La división en el país y el 'kirchnerismo'
La división de la sociedad argentina está representada en el congreso, en el senado y en las calles lo que deja, en un país históricamente combativo, cada semana un sinfín de manifestaciones. La llegada del nuevo gobierno, junto con las débiles expectativas del Estado han acuciado estas protestas. El FMI pronosticó, en enero, que el PIB argentino caerá un 1% este año. El Banco Mundial también redujo sus perspectivas de crecimiento para 2016, proyectando ahora una expansión del 0,7%. Ambos destacan el freno de las economías latinoamericanas junto con la menor demanda doméstica, propiciada por la fuerte devaluación de la moneda y la desbocada inflación. Será una legislatura compleja a nivel social. El 24 de marzo se cumplen 40 años desde el golpe militar de 1976 que se saldó con 30,000 desaparecidos. Aprovechando esta fecha y con las reivindicaciones actuales, la oposición está organizando una fuerte protesta en contra de "tarifazos, ajustes, despidos, techo a las paritarias, quita de retenciones y reendeudamiento". Con más del 48% de los votos, las elecciones dejaron a la luz que el kirchnerismo aún sigue vivo.
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