Se cumplen tres meses desde que se celebraron las elecciones y el impacto en la economía se hace evidente. Estudios de BBVA, ING, Barclays o Goldman Sachs alertan sobre el impacto en la economía de un periodo prolongado de incertidumbre. No es porque el país esté sin gobierno, ya que en España la gobernabilidad está garantizada y los presupuestos están aprobados, sino por el impacto en las decisiones de consumo e inversión ante un posible cambio que tenga consecuencias imprevisibles sobre la legislación laboral, fiscal e incluso la estructura del Estado. La posible pérdida de confianza puede afectar a la inversión a largo plazo y a la creación de empleo, y así lo han expresado también las agencias Axesor, Fitch y Moody´s.
Crecimiento Económico
Lo hemos comentado en esta columna en varias ocasiones, la incertidumbre política y revertir reformas que han funcionado pueden reducir el crecimiento de la economía en un 1% y la creación de empleo en 300.000 puestos.
BBVA, por ejemplo, calcula que, si se prolonga seis meses esta incertidumbre, la tasa de crecimiento del PIB en 2016 se reduciría en 0,5 puntos porcentuales, del 2,7% al 2,2%, y en 1,3 puntos porcentuales en 2017, del 2,7% al 1,4%. Un escenario de incertidumbre prolongado reduciría a la mitad la tasa de crecimiento de la economía en 2017. La factura de dicha incertidumbre sería ya, en estos tres meses, de unos 5.000 millones de euros.
Es cierto que la economía aún cuenta con el efecto inercia de los dos años anteriores. Fitch cree que el impacto de la incertidumbre política en España en la confianza económica es de momento “limitado”, pero ve riesgos si el próximo gobierno depende de sectores “radicales que reviertan las reformas” o si se dan unas nuevas elecciones sin resultados claros.
En 2016, Funcas y la mayoría del consenso estima que la economía española crecerá un 2,8%, dos décimas menos de lo previsto en junio pasado. En mis cálculos creo que sería ligeramente inferior, usando la correlación histórica entre crecimiento y afiliación a la Seguridad Social. Implicaría un crecimiento del 2,5% casi un 0,7% menos que en 2015, y eso es suponiendo que se forma un gobierno que mantenga los pilares de crecimiento, estabilidad presupuestaria y empleo como política, y sin asumir coste de posibles rupturas o cambios constitucionales.
Confianza del Consumidor e Inversión
Somos los propios ciudadanos españoles los primeros que adaptamos nuestros hábitos ante un escenario complejo. La propensión marginal al consumo se reduce y la inversión y creación de empleo se ralentiza.
Las ventas minoristas, que crecieron con fuerza entre 2013 y 2015 con la recuperación, pasaban de crecer a un ritmo interanual del 5,8% en octubre, antes de las elecciones, a casi la mitad en diciembre y enero, a pesar de la temporada de Navidad y rebajas.
La confianza del consumidor español -ICC – se ha reducido en doce puntos en lo que va de 2016. El ICC ha bajado a 95,2 puntos, un nivel que no se alcanzaba desde diciembre de 2014.
La inversión financiera directa y la formación bruta de capital también se ralentizan. En 2015 se incrementó un 6,4%, según datos de la OCDE. Se esperaba que España fuera el séptimo país de la OCDE con mayor crecimiento de la inversión en 2016, con un crecimiento del 5,1% de la formación bruta de capital fijo. Sin embargo, las estimaciones actuales ya restan casi un 20% a ese crecimiento. Se han paralizado proyectos de inversión superiores a 6.000 millones de euros que iban a crear hasta 120.000 puestos de trabajo directos e indirectos.
Empleo
Se nota en el empleo también. El desempleo aumentó en febrero en 2.231 personas, y además contrastaba con la tendencia de los dos últimos febreros. En dicho mes de 2015, el desempleo bajó en 13.538 personas, y en 2014, en 1.949. Sin embargo, utilizando datos desestacionalizados, el paro bajó en 21.959 personas. Incluso si lo vemos desde ese punto de vista, se percibe una ralentización en la intensidad de creación de empleo desde que comenzó el riesgo político tras el proceso electoral. En cuanto a la afiliación a la Seguridad Social, los datos siguen siendo positivos, con un aumento de ocupados de 63.355 personas, pero menos intenso que en febrero de 2015, cuando fue de 96.910 cotizantes. El problema sigue siendo el mismo. Incertidumbre y unas propuestas políticas que, en vez de afrontar el empleo desde la perspectiva correcta, que es potenciar la creación y crecimiento de empresas, se empecina en el dirigismo e intervencionismo que ha hecho de Andalucía campeona de paro con más de 35 años de políticas ‘sociales’.
Crédito
El saldo de préstamo ha caído un 5% en 2015 debido al desapalancamiento de la economía, pero la concesión de nuevo crédito ha crecido de manera sólida entre 2014 y 2015. Ya en estos meses se ha notado un parón en dicha cifra, según los principales bancos de España. Y no es por falta de apoyo, ya que las medidas del BCE mantienen la alta liquidez y los tipos bajos, y el sector está dispuesto a prestar. Se da un frenazo en la demanda de crédito.
Déficit y sector exterior
Un riesgo adicional de la incertidumbre es el abandono del control presupuestario. Tanto Moody´s como Fitch han alertado sobre la pérdida del impulso reformista y la probabilidad de incumplir el déficit de 2016 y 2017 si se elige un ejecutivo con insuficientes apoyos para gobernar con efectividad.
Las agencias y analistas prevén un déficit que oscile entre el 4,6% y el 5,2% del PIB en 2016 y el 3,5% y el 4% en 2017, frente a los objetivos del Gobierno del 4,2% del PIB y del 2,8%. Estas desviaciones se concentrarían en la Seguridad Social, por la menor creación de empleo, y en el déficit de las comunidades autónomas. Si añadimos las promesas de PSOE, Ciudadanos y Podemos de aumentar el gasto, ese déficit sería muy superior, y podría aumentar la prima de riesgo hasta 100 puntos básicos incluso con el apoyo del BCE, como ha ocurrido en Portugal.
El sector exterior, sin embargo, sigue mostrando fortaleza. Las previsiones señalan un crecimiento sólido de las exportaciones del 5,2% para este año y del 4,4% el que viene.
Desde el punto de vista de riesgo financiero, no se ha mostrado un aumento del mismo gracias al programa del Banco Central Europeo de recompra de 80.000 millones anuales, que mantiene las bolsas al alza y la prima de riesgo a niveles bajos. La subida de la prima que se dio por la incertidumbre desde octubre se ha corregido tras la reunión del BCE, pero puede volver a repuntar.
Todavía es pronto para hablar de impactos muy negativos, pero ya se nota el frenazo de varios indicadores. Sin embargo la evolución positiva se puede recuperar rápidamente con un programa de gobierno que mantenga la confianza en España como un país de oportunidades, desarrolle las reformas llevadas a cabo en los últimos años y fortalezca los compromisos con el crecimiento económico, la estabilidad presupuestaria y la creación de empresas y empleo. España se merece avanzar en la recuperación desde un pacto de crecimiento y empleo, no copiar a Grecia y Portugal y regresar a 2008.
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