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martes, 15 de marzo de 2016

¿Nos dirigimos hacia una economía sin efectivo?



En este artículo, Claudio Grass, Director de Gestión en Global Gold Switzerland, habla con el economista y miembro sénior del Instituto Mises Thomas DiLorenzo. Esta entrevista exclusiva se ocupa de políticas monetarias del banco central, economía keynesiana, la “recuperación” económica, corrección política y mucho más.

Claudio Grass: Thomas, es un honor tener esta oportunidad de hablar contigo. Estoy también contento de anunciar que vas a realizar el discurso inaugural en el BFI Inner Circle Wealth Forum en Florida de los días 18 y 19 de abril. ¡Empecemos! Dado el impacto limitado de las políticas monetarias laxas hasta ahora, ¿hacia dónde crees que nos dirigimos en el frente del banco central? ¿Crees que es probable que la Fed ponga a los tipos de interés en el territorio negativo, como han hecho muchos bancos centrales en todo el planeta? ¿Cuáles serían las implicaciones si se diera ese paso?

Tom DiLorenzo: En el frente del banco central, nos dirigimos hacia lo que ha sido Japón en los últimos veinte años aproximadamente: cada vez más dinero barato en una búsqueda quijotesca para llevar a los tipos de interés al territorio negativo, una idea verdaderamente estúpida. La estupidez de esto deriva del hecho de que toda la profesión económica académica abandonó el keynesianismo en la década de 1970. Su imposibilidad de explicar la estanflación se consideró el último clavo en el ataúd keynesiano. El discurso presidencial de Franco Modigliani a la American Economic Association a finales de los 70 fue un notable discurso de bandera blanca de rendición por uno de los keynesianos importantes. Confesaba que la “política estabilizadora” keynesiana había sido un fracaso. Luego, como una mala película de terror, el keynesianismo volvió a mostrar su fea cabeza quince o veinte años después como si nunca hubiese sido desacreditado. Así que ahora tenemos una política enloquecida de tipos negativos de interés, basada en la idea completamente desacreditada de que solo importa la “demanda agregada” y que solo con que hagamos que el banco central impulse los tipos de interés lo suficientemente bajos, la gente gastará más y las empresas invertirán más y todo irá bien. Después del crash de 2008, causado por las mismas políticas de la Fed, recuerdo a la vieja propagandista/economista keynesiana Alice Rivlin en TV aconsejando a todos salir y gastar salvajemente en lo que sea. “No importa en qué gastes”, decía, “solo gástalo”.
En realidad, lo que hace esta nueva política (que es lo mismo que la vieja política) es inducir a las empresas a invertir en bienes duraderos como coches y casas y por eso hay nueva burbujas en estos mercados, al menos en algunas regiones. El precio inmobiliario por metro cuadrado de Las vegas, por ejemplo, está ahora más alto que antes del crash de 2008. También hay una burbuja del crédito estudiantil y una burbuja bursátil, en mi opinión, gracias a la política terca y muy simple de la Fed de imprimir, imprimir e imprimir más. En lugar de reducir parte de la especulación salvaje e imprudente en Wall Street, los rescates públicos de dichos especuladores crearon un “problema de riesgo moral” que animará a aún más especulación imprudente. Si las inversiones especulativas dan dinero, se quedan con los beneficios; cuando hay declive, pueden contar con otra ronda de rescates para los “demasiado grandes para caer”.

CG: La única forma que parece viable para llevar a los tipos de interés sustancialmente en territorio negativo sería o bien prohibir o al menos restringir masivamente el uso de efectivo. En nuestra opinión, hay claramente una “guerra contra el efectivo” promovida en los medios de comunicación. ¿Tiene alguna opinión sobre este tema y nos dirigimos hacia una sociedad sin efectivo?

TD: Sí, hay una guerra contra el efectivo promovida por la Fed, en particular y por el gobierno en general (y sus apoyos falderos en los medios). La principal razón para esto es que si la gente puede guardar efectivo, hace más difícil a la Fed planificar centralizadamente la economía. Asimismo, el keynesianismo siempre ha estado en guerra contra el ahorro, ya que su idea principal es que el ahorro es malo y el consumo es bueno (este el todo el keynesianismo en dos palabras). Esto empieza con la absurda teoría de la “paradoja del ahorro” que decía que el ahorro es dañino para la economía, así que, por tanto, cuanto más ahorremos ahora, más pobres seremos todos y menos podremos ahorrar (y consumir) en el futuro. A las autoridades keynesianas de planificación centralizada en la Fed y otros lugares les gustaría ver una sociedad sin efectivo porque mantener efectivo puede ser una forma de ahorro en lugar de consumo. Creo que nos dirigimos hacia una sociedad sin efectivo, salvo que la gente se levante y empiece a protestar por esto.

CG: ¿Cuáles crees que son las implicaciones de una sociedad sin efectivo cuando combinamos esta con otra legislación, como la Patriot Act? ¿Crees que nos dirigimos hacia un estado totalitario en EEUU, donde ya no se protegerían los derechos de propiedad privada?

TD: Una razón importante por la que al estado le gustaría ver una sociedad sin efectivo es que le haría más fácil apropiarse electrónicamente de nuestra riqueza. Sería una versión moderna de la confiscación del oro de propiedad privada de FDR en la década de 1930. El estado haría cada vez más uso de las “amenazas de terrorismo” para confiscar activos financieros. Ya se hablad e expandir la definición de “amenaza terrorista” para incluir a críticos del gobierno como yo. El estado estadounidense ya confisca activos financieros bajo la protección de varios disfraces como la Patriot Act. Me di cuenta de esto hace años cuando pagué un coche nuevo con un cheque personal que fue rechazado. El concesionario me dijo que Hacienda, sin mi conocimiento, había tomado el 20% de los fondos que había transferido de un fondo de inversión a mi cuenta bancaria para comprar el automóvil. Hacienda me dijo que lo estaba haciendo para impedir el terrorismo y que podría contar con ellos en la declaración fiscal del próximo año.
Los derechos de propiedad en EEUU han estado bajo ataque durante muchísimo tiempo y ataque se está realizando a un ritmo acelerado con monstruosidades como el “Obamacare”, que obliga a los estadounidenses a comprar “seguros sanitarios” obligados por el gobierno y toda la regulación y reglamentación al estilo soviético de los mercados financieros tras la Gran Recesión de 2008, creada por el gobierno.

CG: Creemos que la historia no se repite, sino que más bien rima (Mark Twain). ¿Crees que se pueden encontrar paralelismos históricos en la historia de EEUU para la situación actual (socialismo económico, restricciones a la propiedad privada de armas, etc.)?

TD: No sé si la historia rima, pero hay algunas cosas que son verdad para todos los gobiernos en todo momento. Una cosa es la profunda desconfianza, resentimiento e incluso odio de la “mano invisible” de Adam Smith: la idea de que las personas, al buscar su propio interés en el mercado libre, benefician al mismo tiempo al resto de la sociedad en la mayoría de los casos sin ningún “zar” o autoridad planificadora centralizada implicados. El comercio pacífico y voluntario deja poco espacio a los políticos para planificar la vida de todos y hacerse ricos y famosos mediante el saqueo. Así que son enemigos eternos de la libre empresa en particular y de la libertad en general, con muy pocas excepciones modernas, como el excongresista Ron Paul. Así que a pesar de cientos de años de fracasos miserables del socialismo y la “planificación” pública de cualquier otro tipo, los gobiernos ignoran la historia porque les interesa hacerlo.
Con respecto a la propiedad de armas de fuego, todos los gobiernos han promovido, hasta cierto punto, la idea de que solo la policía y el ejército del gobierno deberían tener armas. Esta política ha tenido menos éxito en Estados Unidos que en cualquier otro país, gracias a Dios. La principal razón para el derecho a portar armas de la Segunda Enmienda en la Constitución de EEUU, según el “padre de la Constitución”, James Madison, era que una población armada podía defenderse de un gobierno futuro que quisiera esclavizarla.

CG: ¿Por qué crees que la recuperación económica ha sido tan débil? ¿Qué impacto crees que tendrá sobre los metales preciosos y otros activos con valor real?

TD: La recuperación ha sido tan débil debido a (1) la política de la Fed y (2) la mayoría de las demás políticas públicas. El lado bueno de cualquier recesión es que las empresas por fin se ven obligadas a liquidar las malas inversiones y a hacer todo que lo que puedan para ser más rentables. La Fed retrasó e interfirió con este proceso al continuar las mismas políticas de dinero barato que causaron la recesión. Esto ocasionó muchas más malas inversiones y la creación de otra economía de burbuja. Buena parte del resto de las políticas públicas han creado una tremenda incertidumbre, lo que el economista Robert Higgs llama “incertidumbre de régimen”. Las empresas siguen teniendo solo una vaga idea de lo que les cuesta Obamacare, por ejemplo. Un alto grado de incertidumbre hace difícil, si no imposible, planificar para el futuro, así que las empresas sencillamente se mantienen donde están hasta que el gobierno se echa atrás. Eso es lo que pasó después de la muerte de FDR. Ya no había amenazas constantes de nuevos impuestos, regulaciones o confiscaciones de oro y otros activos y así las inversiones de capital por fin empezaron a aumentar después de haber sido negativas a lo largo de la década de 1930. En este ambiente, que no veo que cambie muy significativamente, los inversores inteligentes incluirían más oro y metales preciosos en sus carteras.

CG: Hablas a menudo de los peligros de la corrección política (CP) en tus artículos. Creemos que bajo el disfraz de la CP, la libertad de expresión tal y como la conocemos está siendo limitada y la CP se usa para tratar de implantar una especia de “control del pensamiento”. ¿Puedes compartir tus opiniones sobre este tema?

TD: La mayoría de los estadounidenses no se dan cuenta de que la élite académica en la mayoría de las universidades son lo que se conoce como “marxistas culturales”. Después del colapso mundial del socialismo a finales de la década de 1980 y principios de la de 1980, los marxistas académicos se redefinieron. Abandonaron en buena parte la vieja retórica de la “lucha de clases” que implicaba a las “clases” capitalista y trabajadora y la remplazó con una clase opresora y oprimida. Los oprimidos incluían a mujeres, minorías, LGBT y otras varias categorías menores. La clase opresora incluía a los varones heterosexuales blancos que no eran marxistas ideológicos como ellos. Otra rama de la izquierda marxista decidió continuar promoviendo el socialismo bajo el disfraz de “salvar al planeta”. Yo los llamo “sandías”: verdes por fuera, rojos por dentro.
Los marxistas culturales han adoptado el consejo del filósofo Herbert Marcuse, que es realmente el “padrino” del marxismo cultural. Predicaba que la libertad de expresión es realmente una herramienta de opresión porque lleva a críticas a la “utopía”, como llamaba al comunismo. De aquí vienen todas las malas medidas sobre la libre expresión en las universidades: los marxistas culturales dirán que están haciendo lo correcto al censurar la expresión de conservadores o libertarios, pues esa expresión puede ser crítica de su ideología. Son fascistas con mente totalitaria y dominan casi todas las administraciones de las universidades en EEUU. Están creando un verdadera estupidez entre la juventud estadounidense, pues mucha de su educación universitaria está ahora adoctrinada con tópicos izquierdistas en lugar de desarrollar un pensamiento crítico. Sin embargo las grandes excepciones son los estudiantes que se dedican a estudiar empresas, economía, ingeniería, matemáticas, etc. y que ignoran en buena medida el circo de la CP.

CG: Vamos ahora con las elecciones presidenciales en EEUU. ¿Quién crees que será el probable ganador de esta carrera? Se cree que si Trump gana las elecciones EEUU se dirigirá a una política exterior y económica más aislacionista. ¿Qué piensas de Trump?

TD: Ahora mismo apuesto a que Trump será el próximo presidente. Si eso ocurre, habrá una política exterior menos “aislacionista”, pues Trump no quiere arriesgarse a empezar la Tercera Guerra Mundial, al contrario que todos los “neoconservadores” que dirigen ambos grandes partidos políticos. Por eso es tan odiado y despreciado por el establishment del Partido Republicano. Le gustaría hacer más negocios con países como Rusia en lugar de iniciar una guerra nuclear con los rusos. Ellos, por otro lado, quieren ver una agresión militar eterna en Oriente Medio y otros lugares. Por eso harán todo lo posible por derrotar a Trump, incluyendo poner todo su dinero tras Hillary Clinton o quienquiera que sea el nominado por el Partido Demócrata. Si yo fuera Donald Trump también doblaría o triplicaría mi asignación a seguridad personal.
Respecto de la política económica, Trump difícilmente sería peor que Obama o su predecesor. Ha dicho que odia los impuestos y que hace todo lo que está en su mano para minimizar su propia carga fiscal, lo que es ciertamente una buena pista. Como es multimillonario, no se le puede comprar cualquier política, lo que es realmente la razón por la que le odian los oligarcas del Partido Republicano con una pasión ardiente. Pero si gana y se convierte en político siempre existe la posibilidad de que sucumba a una política económica más intervencionista, de forma que los medios de comunicación digan cosas más agradables sobre él. La vanidad parece ser una de las características del hombre.

Publicado originalmente el 14 de marzo de 2016. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.




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