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jueves, 17 de septiembre de 2015

El Mago de Oz, un cuento infantil sobre deflación, populismo y el patrón oro





  • Una interpretación de la historia de Dorothy en clave político-económico
  • Representaría los problemas que sufrió EEUU a finales del siglo XX
  • Los zapatos rubíes de Judy Garland, un equívoco 'culpa' de Hollywood

  • Imagen de la película El Mago de Oz
    El mago de Oz es sin duda uno de los cuentos infantiles más famosos del siglo XX. Lo que no sabe todo el mundo es que detrás de su historia podría haber numerosas referencias políticas y económicas sobre la situación de EEUU a finales del siglo XIX y principios del XX, y que el verdadero protagonista no sería Dorothy, sería el patrón oro.

    Aunque no está confirmada, es una teoría (más bien varias similares) que lleva rondando el mundo académico desde mediados de los años 60. El famoso economista Gregory Mankiw, profesor de Harvard, recoge en su libro de texto de Macroeconomía la posibilidad y la utiliza de forma didáctica.
    El autor del libro, el periodista L. Frank Baum, siempre defendió que simplemente era un cuento infantil, pero en su obra periodística no faltó activismo. Otros célebres académicos, como el premio Nobel Paul Krugman, también apoyan la teoría de un cuento que esconde objetivos políticos.

    Una respuesta a la deflación

    Primero, el contexto. El libro fue publicado en septiembre del año 1900. EEUU había vivido un periodo de extraordinaria deflación, con los precios cayendo un 23% entre 1880 y 1896. Un shock de precios como éste tuvo grandes consecuencias políticas y económicas, principalmente una enorme redistribución de la riqueza entre acreedores (principalmente banqueros del noreste de EEUU) y deudores (fundamentalmente granjeros del sur y el medio-oeste). También fue el origen del movimiento populista en EEUU, cercano al Partido Demócrata y que representaba los intereses de los agricultores y pequeños propietarios, en oposición a los grandes oligarcas y terratenientes, más cercanos al partido republicano.
    En aquella época, reinaba el patrón oro. Pero el metal era escaso, lo que dificultaba la creación de dinero respaldado por oro. Una de las soluciones que se propuso fue establecer un patrón bimetálico oro-plata, que inmediatamente haría aumentar la oferta monetaria y de esta forma conseguir salir de la deflación. Precisamente éste fue uno de los ejes centrales de la campaña electoral de 1896. Por un lado, se encontraba William McKinley, candidato republicano y partidario del patrón oro, y por otro lado William Jennings Bryan, candidato demócrata y propulsor de un patrón bimetálico.
    ¿Y cómo se plasmaría esta situación en el libro? En primer lugar, el propio nombre del país, Oz. Oz es la abreviatura de ounce, onza en inglés, la medida más popular del oro, y parece la metáfora más obvia. Pero todo el propio cuento se puede interpretar como una alegoría de la situación de entonces, predominando las referencias al oro, la plata y el verde, el color del dólar estadounidense.

    Wall Street y la esclavitud

    Dorothy, la protagonista, es una niña huérfana de Kansas (medio-oeste) perdida en una tierra fantástica después de que un ciclón (para algunos una metáfora también de la 'revolución' que se avecinaba con el movimiento populista) se la llevara junto a su casa. En el aterrizaje en Oz mata instantáneamente a la malvada Bruja del Este al caer sobre ella. Esta bruja se trataría de Wall Street, los acreedores y los intereses financieros (Nueva York está en el este de EEUU) defensores del patrón oro. Además, en inglés hay una cierta resonancia entre Witch of The East (bruja del Este) y Wall Street.
    La bruja tiene esclavizados a los munchkins, habitantes de esa tierra a los que se refiere como "gente pequeña", por lo que con su muerte los liberaría, a modo de cómo el ciclón-revolución liberaría a los trabajadores. Entonces aparece la Bruja buena del Norte (representando al votante de la parte norte del Medio-Oeste, sin fuerza para contrarrestar la supremacía del Este), que da los zapatos plateados a Dorothy en agradecimiento por la liberación y le indica que el único camino de vuelta a casa es ir a Ciudad Esmeralda y pedir allí ayuda al Mago de Oz. El beso que le da sería la 'bendición' de ese tipo de votante para que continuara con su camino.

    El granjero, el obrero y el político

    Dorothy comienza así su camino, que es de baldosas amarillas, en referencia clara al patrón oro. En él, la niña hace tres amigos, que también tendrían su significado. Un espantapájaros sin cerebro que representaría a los granjeros del medio oeste, que a pesar de su aparente estupidez y su incapacidad para entender las causas de sus males, mantendría una cierta rectitud. Un hombre de hojalata, sin corazón y baqueteado, que sería una representación del trabajador industrial, castigado por la depresión económica y al que los populistas buscaban como aliado. Su tercer amigo sería un león cobarde, sin valor: el propio candidato demócrata Jennings Bryan, que ruge pero que no consigue nada.
    La niña baja al espantapájaros de la vara, engrasará al hombre de hojalata y convencerá a los tres de que la acompañen para expresar sus deseos (un cerebro, un corazón y valor, respectivamente) al Mago. Junto a ellos siempre va Totó, el perro de Dorothy. ¿Quién sería Totó? Pues un juego de palabras con la expresión teetotaler, nombre que en inglés se da a la gente que no bebe alcohol. Los prohibicionistas eran entonces algunos de los más cercanos aliados de los populistas, y el propio Jennings Bryan no probaba el alcohol.

    Oz, el fraude y el dinero

    Finalmente, los cuatro y el perro llegarían a la capital de Oz, Ciudad Esmeralda, que se trataría de Washington, el lugar donde todos los habitantes veían el mundo a través de cristales verdes (el dinero). Y allí se encontrarían con el Mago, que se trataría del propio McKinley, que a pesar de las buenas palabras terminaría siendo un fraude, y que pese a pensar que actúa en beneficio de la gente simplemente resulta un ser normal y corriente más bien cruel.
    Finalmente, Dorothy lograría volver a Kansas gracias al poder de sus zapatos plateados y tras desenmascarar al Mago, en posible referencia al bimetalismo como solución a los problemas del estadounidense medio tras un duro camino dorado, el patrón oro. Lo curioso es que esté detalle es también la principal objeción a esta interpretación alegórica del Mago de Oz, pero que proviene de un error.
    El error es que en la famosa película homónima, estrenada en 1939, Dorothy, protagonizada por Judy Garland, lleva zapatos color rubí. Pero simplemente porque Hollywood quería destacar la llegada del color a sus películas, y esos zapatos rubíe han pasado a la iconografía popular casi con más fuerza que el propio cuento.
    En resumen, sea verdad o no la interpretación alegórica de un momento histórico convulso, lo que sí que queda claro es que el Mago de Oz puede servir perfectamente para ilustrar una época y un sistema monetario tan importante como el patrón oro.
    Para concluir, en 1896 ganó el republicano McKinley y se mantuvo el patrón oro. La inflación llegó, pero porque se descubrieron nuevas minas de oro en Australia, Sudáfrica y Alaska, y se desarrolló la cianuración del oro, una nueva técnica de extracción del metal. Como consecuencia, aumentó la producción de oro y la oferta monetaria, lo que derivó en incrementos de precios: de 1896 a 1910 aumentaron un 35%.



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